Capítulo 7.

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Cat

No podía creer que Carl me hubiese mandado a mi casa como castigo por lo ocurrido en el bar, pero de él podía esperar todo ya que era un completo idiota como los idiotas que estaban molestando a Olivia.

Menos mal que Darrel y su amigo estaban ahí para defenderla ya que Carl solo miraba pero no hizo nada, idiota.

Le mando un mensaje a Olivia para saber si está bien y ella respondió en seguida.

Liv:

Estoy bien mi dulce Cat. He venido con mi mamá y le estoy platicando todo.

Yo:

Lo siento, te llamo mañana para saber que vas a hacer.

Liv:

No te preocupes por mí, lo que menos quería era meterte en este lío.

Me pasé el dedo por la herida que tenía en el labio, ni siquiera supe quien me golpeó ni a que hora, solo sentí dolor y al pasarme los dedos me di cuenta que tenía un poco de sangre. Me ardía y punzaba.

—¿Cat?

—¿Sí? —al ver que Olivia no respondía guardé el móvil dentro de mi bolso.

El amigo de Darrel me miraba a través del espejo retrovisor.

—Te preguntaba si estás bien —señaló su labio —, tienes un golpe.

—Ah sí —de nuevo tuve que pasar mi lengua por la herida —. Sí, estoy bien solo es un golpe.

—No es cualquier golpe —dijo Darrel.

Me encontré con su fría mirada a través del espejo y tuve que desviarla para mirar a otro lado.

Él y Max se parecían mucho, por algo eran mellizos, pero las miradas lo decían todo, la de Darrel era tan fría como un témpano de hielo, mientras que la de Max era tan cálida como lo puede llegar a ser el fuego.

—Quizá en la casa haya algo con qué curarte.

—No es necesario —me puse nerviosa.

Iba en un auto con dos sujetos que apenas y conocía y los dos eran muy intimidantes, altos y con un cuerpo bien formado. Si quisieran hacerme daño bien lo podían hacer y yo ni las manitas iba a poder meter. Aunque traía gas pimienta en mi bolso.

¿Y qué piensas hacer con eso? Es más efectiva una patada en los testículos.

Descarte la idea del gas pimienta y pensé en la patada en los testículos. Bien podía usar primero el gas pimienta y después una patada y un empujón, pero con su altura cualquiera de los dos me podía dar un golpe y dejarme inconsciente.

Mi cabeza no dejaba de maquinar ideas por si algo así llegaba a pasar, que esperaba no fuera así. No sé como pude aceptar venir con ellos si apenas los conocía.

No sé como es que pasó tanto tiempo pero ya habíamos llegado a la casa de Darrel, solo vi la reja cerrarse y ya estábamos adentro. Parpadeé un par de veces y lo que vi me dejó estupefacta.

Aunque no estuve mucho tiempo en la empresa hice una buena amistad con Max, pero él siempre fue muy reservado con respecto a sus hermanos, casi no hablaba de ellos y menos nos decía donde vivía y ya me imaginaba el porqué.

Era una enorme construcción con muros altos y pude ver arriba de estos lo que era una valla eléctrica. Alrededor había arbustos, vi un jardín a lo lejos y unos autos, todos en fila.

Empujé la puerta antes de que Darrel lo hiciera y creo estaba decepcionado, creo. Le sonreí y cerró la puerta del auto. Me hizo una seña para que lo siguiera dentro de la casa. Caminaba a su lado y me sentía tan pequeña, no por la estatura, si bien le llegaba al hombro un poco más arriba, sino por la postura que siempre tenía, erguida, además caminaba derecho con la espalda cuadrada, era imponente.

Corromper a un ángel (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora