Capítulo 25.

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Darrel

Había regresado a Los Ángeles con un solo propósito: Cat. Ella era mi única prioridad en este momento y me preocupaba que algo malo le pudiera pasar. Ahora mismo estaba en peligro y si algo malo le pasaba yo...

Estas semanas que estuve lejos de casa fueron para buscar a Simón pero cada que parecía que lo íbamos a encontrar este desaparecía de un momento al otro. Era más que obvio que tenía aliados muy poderosos que le estaban ayudando a esconderse. Las últimas pistas que teníamos apuntaban a que había regresado aquí y aquello no presagiaba nada bueno. Todo estaba saliendo mal y me frustraba no poder tener el control de la situación.

Me metí entre los carros, el sol se estaba metiendo y había tráfico. Maldecía por no poder llegar más rápido cómo yo quería. El tiempo era preciado en estos momentos y ahora mismo lo estaba desperdiciando. Mi móvil empezó a sonar, lo cogí y al ver la pantalla el nombre de Andrew se desplegó.

¿Ya llegaste con ella?

—No, todavía no —mascullé y golpeé el volante con la palma de mi mano.

Ahora me quedaba más lejos de su casa que antes donde vivía en ese lugar tan inseguro. Pisé el acelerador cuando salí del tráfico.

—Pues apúrate, Darrel, todo parece que Simón está aquí, cerca de ella.

—No me digas eso, Andrew, por favor —le supliqué.

—No te quiero preocupar pero tienes que apurarte, Darrel.

—Basta, basta —colgué y negué con la cabeza. Hice tronar los huesos de mi cuello y mis dedos empezaron a repiquetear en el volante.

Los minutos corrían y cada segundo era valioso en este momento.

Al llegar al edificio donde estaba su departamento me estacioné y apagué el auto, era un lujoso lamborghini que no usaba con frecuencia pero para este momento era el más adecuado para llegar rápido a este lugar. Salí y caminé hacia el edificio, al empujar la puerta de cristal vi a un hombre detrás de un escritorio, al verme se puso de pie.

—¿A quien viene a ver? —levantó la mano pero lo ignoré por completo —. ¡Disculpe!

Entré al ascensor y las puertas se cerraron, oprimí el botón del tercer piso y este empezó a andar. Estrujaba mis dedos y los hacía tronar, estaba nervioso y tenía miedo, mucho miedo. Cuando el ascensor se detuvo y las puertas se abrieron corrí a su departamento, llegué a la puerta y toque el timbre. Se me hizo raro no escuchar los ladridos de Bruno. Pasaron unos segundos hasta que la puerta se abrió y al verme la diminuta sonrisa que tenía dibujada en los labios desapareció.

—¿Qué haces aquí? Te dije que...

—Sé lo que me dijiste pero este no es el momento para reclamos —sin hacerse a un lado di un paso dentro de su casa, cosa que no le gustó pero tampoco me importó.

—Darrel, ¿Qué haces aquí? —cerró la puerta y me di la vuelta.

—Estás en peligro, Cat y lo mejor para ti es sacarte de aquí. Tienes que ir a un lugar seguro, tienes que...

—Espera, espera —levantó la mano para que me callara —. ¿Qué estás diciendo?

—Simón viene por ti, te quiere Cat, te quiere tener entre sus manos para hacerte daño —sus bonitos luceros se abrieron grandes.

—¿Qué? —su rostro se contrajo y pasó de la sorpresa al miedo.

—Lo hemos estado rastreando y todo indica que regresó a Los Ángeles, ha estado haciendo cosas malas, Cat y no te puede encontrar, no ahora.

Corromper a un ángel (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora