"Por nuestro ultimo año juntos".

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Todos.
Son las 7:00 a.m. Ya es tarde. Katy se mira al espejo por enésima vez, su cabello luce bien, había crecido más ya que lo cortó hace poco, se sentía extraña. Era divertido tener el cabello de colores durante todo el verano, ni si quiera recuerda de cuantos lo pintó. Rosa, morado, verde... Se lo acomoda una vez más hacia adelante de los hombros. Mira hacia abajo y nota que se le empezaban a hacer los rizos que a todo el mundo le gustaban, menos a ella.
Sabia que se veía bien, aunque odiaba su uniforme. El color azul no le quedaba para nada bien, odiaba tener que llevar la corbata azul marino, aunque la ataba perfectamente bien a la blusa blanca tipo polo de mangas cortas con el escudo de la escuela donde estudiaba, tenía Sunwood High grabado en la parte de abajo del escudo. Odiaba la falda azul marino a cuadros con líneas blancas y negras, creía que era demasiado corta, le llegaba a la mitad de los muslos, odiaba las calcetas blancas hasta la rodilla. Aunque las dejaban llevar tacones, ella iba con zapatos negros escolares, aunque ella preferiría llevar un par de converse. Odiaba el suéter delgado color azul marino. En realidad no sabía porque lo llevaban, en la calle hacía calor. Recuerda que en la escuela siempre hace frío.
Toma la mochila azul que había sobre la silla café a lado de su cama y sale de su habitación, toca la puerta de su hermana mayor, Bárbara, al salir, así ella sabrá que está lista, mientras tanto, ella sale por la puerta principal de la casa hacia la calle, está el sol a su máximo esplendor, se recarga en el roble grande que se encontraba en la entrada de la propiedad. Revisa su reloj de mano una vez más. 7:05 a.m. Bárbara sale de la casa cerrando la puerta tras ella, llevaba unos jeans negros y una chaqueta de cuero negro, unos lentes negros y el casco negro en la mano subió a la Vespa color café con detalles negros y le entregó el otro casco del mismo color, ella se sujetó de la manija de la parte de atrás.
-¿Lista?- le preguntó.
-Si, vamos- le responde.

El trayecto a la escuela fue corto. Viven cerca del instituto. Se baja del lado izquierdo de la motocicleta y le entrega el casco a Bárbara.
-Suerte- le lanza arrancando y desapareciendo a lo lejos de la calle.
-La necesitaré- dice en voz baja.
Se sentía nerviosa de regresar a la escuela, no sabía que habría de nuevo este año, su último año antes de graduarse. Cruza la puerta principal, se da cuenta de la cantidad de chicos nuevos que acaban de ingresar al primer año. Se pierde tanto entre la gente que se choca con un muchacho que se encontraba agachado amarrando las agujetas de sus botas desgastadas color negro, solo logró ver su cabello café-cobrizo brillante, con rizos por todas partes antes de caer de frente al piso. Se levanta lo más rápido que pude esperando a que nadie la vea, suerte, así fue. El muchacho estaba asustado y nervioso.
-Lo siento, por favor, perdóname, no era mi intención tirarte- decía a la vez que levantaba todos sus libros del piso.
Parecía que se los acababan de entregar, en cambio ella tuvo que ir como sus demás compañeros una semana antes por ellos. Debía ser nuevo, jamás lo había visto antes, llevaba el uniforme idéntico, era lindo, tenía unos ojos cafés muy penetrantes, su piel era color claro.
-Esta bien, yo me tropecé- le respondió sacudiéndose la tierra de la falda.
Él sonrió, pudo notar que en los dientes frontales superiores tenía un ligero hueco que no le parecía nada más que adorable, tenía una sonrisa muy linda. El muchacho solo le sonrió una vez más antes de desaparecer entre la multitud.
Byron bajo del lado del pasajero del carro de su padre, su hermana menor bajo de la parte de atrás. No podía creer que ya estuviera en secundaria, se veía tan pequeña, pero era la ley de la vida, se agachó hasta quedar frente a ella.
-Si me hablas, te ignorare, aquí no somos hermanos, ¿quedó claro?- le preguntó.
-Perfecto, adiós, extraño-le respondió la pequeña Emily.
Se acomodó una vez más el moño color azul marino que llevaba el lugar de la corbata como los demás. Camino a través de la puerta principal, llegó hasta donde se encontraba Katy parada en seco mirando a la nada. Le tapó los ojos con ambas manos.
-Adivina quien soy- dijo él emocionado.
-Olí tu perfume desde que entraste-responde ella, dando la vuelta para abrazarlo.
-Parece que cada vez hacen a los niños más pequeños- dice ella.
-Lo sé- responde el.- Recuerda que tengo una en mi casa-
-Cierto, ¿está aquí?- le preguntó.
-Pues... Desearía que no... Pero si.- respondió haciendo una cara de disgusto.
Luna se encontraba en el salón de clases esperando a que en cualquier momento apareciera alguno de sus amigos para ver su nuevo corte. En el verano, ella y su mejor amiga Katy, se lo habían pintado de varios colores, al pasar un tiempo, ella decidió adquirir un bueno look. Su cabello solía ser esponjado y largo, en una gran melena café oscura. Ya no más. Ahora lo había rapado de los lados laterales y el trasero, lo había recortado de arriba hasta llegar a sus ojos. Le quedaba perfecto.
El salón estaba vacío, por ser el primer día de clases, todos aprovechaban que los de nuevo ingreso estarían en orientación para llegar tarde y que nadie lo notara, por desgracia para ella, su hermano menor, Alberto, era uno de ellos; recuerda que Byron también tiene una hermana de la misma edad y eso la tranquiliza, tal vez no sea tan malo como parece.
De pronto aparecen en la puerta Byron y Katy con él tomándola por el brazo a ella. Tenían cara de sorprendidos al verla, lo esperaba.
-¿Pero qué...?- preguntó sin terminar Katy.
-Lo sé, no digan nada, sé que es perfecto- respondió ella.
-A mí me encanta- dijo Byron - ¿Qué pasa si lo tocas?- se reía y acercaba su mano poco a poco hasta que Luna le tiro un manotazo de golpe.
-Tocas mi cabello y te parto tu madre- dijo ella con el tono agresivo que solo Luna puede utilizar.
-Vamos, he elegido los lados más cerca posible del escritorio de los profesores, tal vez así si pongamos atención-. Les indicó.
Ellos rieron y la siguieron, la mochila negra de Luna estaba situada en la segunda banca de la primera fila pegada a la pared, Byron se sentó atrás de ella y Katy a su derecha, dejando los lugares libres para los demás.

Árbol de las estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora