18-06-2016

62 1 5
                                    

Digamos que hoy, mientras viajaba escuchando (nuestra) música, me he dado cuenta de que lo nuestro fue bonito.

Durante meses me he acostumbrado a pensar en el tiempo que hemos pasado como una historia atormentada.

Pero Pablo López me ha hecho abrir los ojos (Nuestro cantante, no podía ser otro)

Porque sí, hoy me he armado de valor y he vuelto a escuchar su (nuestro) disco.

Me ha hecho darme cuenta de que no puedo esconderme de ti, pero tampoco puedo recordarte eternamente.

Y mucho menos como algo malo.

De verdad, te prometo que te odio.

Pero te quiero mucho más, y eso anula todos los efectos de mis malos sentimientos hacia ti.

Volvamos entonces a la pregunta de siempre: ¿Por qué te quiero si no te lo mereces?

Supongo que la respuesta es corta y sencilla, simplemente cuatro palabras: estoy enamorada de ti.

Pero ya no me siento despreciable por ello. No se puede controlar.

Pobre ilusa de mi, que siempre defendí que el amor no era más que un invento de la sociedad.

Pobre de mi, que siempre he pensado que eso de enamorarse de la persona equivocada no existe.

Pobre (y afortunada) de mi por haberte conocido.

A fin de cuentas, y aunque me niegue a reconocerlo, jamás olvidaré aquella nochevieja (la primera en la que salía oficialmente) en la que te conocí.

Tú, tan pasota como siempre, tan "todo me da igual". Tú tan "solo me fijo en el interior"

Y yo tan "me gusta tu amigo"

No lo olvidemos, no nos gustamos desde un principio.

Pero yo supe en ese momento que conoceros iba a suponer una de las historias más bonitas de mi vida.

Y joder, lo ha sido. Y no lo puedo (ni quiero) ocultarlo más.

No seamos hipócritas.

Puede que yo para ti no haya significado nada... Pero tus palabras no pudieron ser de mentira.

Ni tus actos.

Ni tu cariño.

Ni tu comprensión.

Ni nuestras miradas.

Ni nuestros "te quiero" camuflados en un odio irreal, pero constante.

No, no me lo niegues.

Soy incapaz de pensar que nunca me quisiste. Serias demasiado despreciable.

Aunque quizás lo eres y yo no lo veo.

Me encantaría saber si a ella la quieres de verdad. Pero sobre todo... Me gustaría saber si ella te quiere tanto como yo.

No puedo, como ya te he dicho, desear que te vaya bien con ella. Sería volver a la hipocresía que antes criticaba.

Porque chico, yo a ti te quiero.

Pero no es ese el tema.

Te decía que Pablo López me contaba en el coche que yo no perdía el sueño por cualquiera.

Y también que nos ganó la prisa.

Y es cierto. Pensamos que juntos nos comeríamos el mundo; que de la mano derribaríamos hasta la Gran Muralla China.

Pero nos estrellamos contra ella de bruces. Y nos soltamos. Y nos perdimos.

Pero... ¿Sabes algo?

Yo te quiero recordar con una sonrisa en mi cara.

Como aquella vez que paraste a un hombre por la calle solo para decirle que yo estaba loca... Y entonces él me miró muy raro porque me estaba riendo como si no hubiese mañana.

O como aquel día que te dije que tenia muy mal humor por las mañanas, y entonces tú me contestaste que a nuestros hijos, en vez de amenazarles con el coco cuando no se quisieran dormir, les amenararías con "mamá recién levantada".

O tu chiringuito en Cádiz mientras yo volvía de escribir un reportaje en la mejor revista de la ciudad.

Son tantas historias incumplidas, inacabadas...

Dímelo, por favor, dímelo tú: ¿de verdad eras de mentira?

Me lo cantó Pablo López, y yo también te lo canté en su día: vuelve, yo... Te espero aquí.

No te quiero quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora