Capítulo 2

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Su cintura es más pequeña de lo que recordaba y su figura en general se ve más delgada, ¿ha comido algo en los últimos meses?

Se separa de mí rápidamente.

-Hola, Daniel -su voz me resulta encantadora y dulce.

-¿Qué haces aquí? -no sabía que frecuentara estos lugares.

-Vine con unos amigos -se encoge de hombros-, ¿Qué haces tu aquí?

No contestó a mi pregunta, me dijo con quienes vino pero no el por qué. Así que técnicamente yo tampoco tengo por qué decirle qué hago aquí pero tampoco voy a mentir. Busco a Samuel.

-Estoy buscando a alguien.

Su rostro se transforma y pasa del asombro a la ira en una fracción de segundo.

-Espero que la encuentres -se da media vuelta y sale de mi vista furiosa.

Lo que me imaginé, supuso que era una mujer a la que estaba buscando. Oh señorita Smith, eres tan predecible.

Busco a Samuel hasta que lo encuentro sentado en otra parte de la barra hablando con una chica rubia.

Pido un vaso con agua y lo bebo casi todo de un solo trago. Wilson llega al lugar y me hace compañía mientras vemos a la multitud bailando.

-Wilson -llamo su atención-, ¿Esa es Melody bailando con un idiota?

Wilson dirige su mirada hacia donde le señalo y asiente.

-Si la toca de nuevo le arrancaré la cabeza -no puedo ni controlarme. Los veo ahí bailando muy cerca y el idiota pierde su vista en el trasero de mi chica-. Es suficiente.

-No, señor Wohlberg -me detiene Wilson poniendo una mano en mi hombro.

-¿De qué demonios estás hablando? Es mi chica a la que ese idiota está manoseando.

-No olvide que ustedes ya no están juntos, aunque sé que suena mal que yo lo diga. Ella sólo busca disfrutar un poco imagino, pero no cometa alguna estupidez que lo coloque a usted en una posición comprometedora. Él es sólo un muchacho, usted es una figura de autoridad.

Wilson tiene razón, él es sólo un idiota que intenta jugar de listo en cambio yo no puedo hacer un escándalo por que de seguro aparecerá en los noticieros del día siguiente.

La música martillea mi cabeza sin compasión y decido salir a tomar un poco de aire. Y ahí está, la chica que tanto me excita, la mujer por la que daría hasta la vida borracha y sentada como una moribunda en el muro de la jardinera.

-No debiste beber tanto -la reprendo con voz seria. Esta no es la forma en la que me gusta verla.

-No es de tu incumbencia -dice apoyada en sus rodillas y con el rostro entre sus manos.

-Me sorprende tu falta de madurez -tal vez soy muy duro pero tiene que saber que estoy muy enfadado por verla tan mal.

-Ahorita no, Daniel -suena casi como una súplica y logra que me ablande como un idiota.

Tomo asiento junto a ella y no dudo en poner mi mano en su espalda y acariciarla para confortarla un poco.

Desde que se fue no he hecho más que buscarla en mis sueños, mi almohada, mis sábanas, en mi bañera, en la cocina mientras tarareaba despistada alguna canción, en el mostrador de mi despacho... como la he extrañado.

-Deberías ir adentro, deben estar buscándote -nuestras miradas se cruzan y no puedo evitar que el corazón se me acelere.

No puedo contener una diminuta sonrisa al darme cuenta de que ella aún cree que vine con una chica, estoy seguro de que si Samuel se enterara se iría de espaldas.

DanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora