Duodécima Canción

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Comenzó la semana de exámenes y el castillo se sumió en un inusitado silencio. Los alumnos de tercero salieron del examen de Transformaciones el lunes a la hora de la comida, agotados y lívidos, comparando lo que habían hecho y quejándose de la dificultad de los ejercicios, consistentes en transformar una tetera en tortuga. Luna le aseguraba que conseguiría una nota perfecta, ya que su tortuga era la mejor de todas. Al salir del salón, Aria observó a Draco detenerse al final del pasillo, esperándola.

—Luna, te veo en el comedor.

Se alejó de ella y caminó a paso lento, al pasar junto al chico, este le siguió el paso.

—¿Qué tal tu examen?— El rubio fue el primero en hablar.

—Nada mal, Luna dice que el próximo año estaré haciendo EXTASIS. ¿Y a ti?

—Perfectamente— miente. Si es que a eso se refería con una tortuga de caparazón de porcelana floreada.

—Suerte con tus otros exámenes, prometo dedicarte tiempo cuando acaben.

—Yo también.

Antes de que Aria se aleje, él le toma la mano y da un suave apretón antes de depositar un casto beso en ella, Aria se sonroja y le sonríe antes de soltarlo lentamente y desparecer por el pasillo.

En aquella prometida y esperada salida a Hogsmeade, ambos se sentaron en el verde pasto y platicaron como si nada hubiera pasado, compartieron algunos de sus gustos y disgustos y al final Aria dijo que no le molestaba su persona...  no del todo, así que podían intentarlo y se haría oficial en el momento que estuvieran listos. Después de todo comenzaban los exámenes y debían tener su mente ocupada estudiando.

Después de una comida apresurada, la clase volvió a subir para el examen de Encantamientos. Aria y Luna habían salido del aula con una felicitación por parte de flitwick.  Después de cenar; los alumnos se fueron inmediatamente a sus respectivas salas comunes, pero no a relajarse, sino a repasar Cuidado de Criaturas Mágicas, Pociones y Astronomía.
Hagrid presidió el examen de Cuidado de Criaturas Mágicas, que se celebró la mañana siguiente, con un aire ciertamente preocupado. Parecía tener la cabeza en otra parte.

Había llevado un gran cubo de gusarajos al aula, y les dijo que para aprobar tenían que conservar el gusarajo vivo durante una hora. Como los gusarajos vivían mejor si se los dejaba en paz, resultó el examen más sencillo que habían tenido nunca, incluso ambas chicas habían estado platicando sobre las criaturas en el jardín de Luna.

Aquella tarde tuvieron el examen de Pociones: Aria como era de esperarse, lo hizo de maravilla,  puesto que cuando estuvo en la casa de los Prince, Snape la obligaba a hacer pociones,  esta vez fue la «receta para confundir», y Snape, vigilándola con aire de seguridad le sonrió por una milésima de segundo.

A media noche, arriba, en la torre más alta, tuvieron el de Astronomía; el miércoles por la mañana el de Historia de la Magia, en el que Aria escribió todo lo que Florean Fortescue le había contado acerca de la persecución de las brujas en la Edad Media, clase en la que probablemente no le había ido perfectamente como en otras clases. El miércoles por la tarde tenían el examen de Herbología, en los invernaderos, bajo un sol abrasador. Luego volvieron a la sala común, con la nuca quemada por el sol y deseosos de encontrarse al día siguiente a aquella misma hora, cuando todo hubiera finalizado.

El penúltimo examen, la mañana del jueves, fue el de Defensa Contra las Artes Oscuras. El profesor Lupin había preparado el examen más raro que habían tenido hasta la fecha. Una especie de carrera de obstáculos fuera, al sol, en la que tenían que vadear un profundo estanque de juegos que contenía un grindylow; atravesar una serie de agujeros llenos de gorros rojos; chapotear por entre ciénagas sin prestar oídos a las engañosas indicaciones de un hinkypunk; y meterse dentro del tronco de un árbol para enfrentarse con otro boggart.

Singing For You [D.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora