Segunda Canción ✳mosso✳

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Se encuentra reunida junto con los de primer grado a vista de todo Hogwarts, observa su alrededor para contemplar las velas y estudiar cada una de las cuatro mesas, se siente nerviosa por ser la única mayor pero se relaja al encontrarse con otra chica que no aparenta ser de primero. Al cruzar miradas, la chica se acerca y la saluda con un marcado francés.

-Que gusto no ser la única, me estaba comiendo las uñas por los nervios- comenta, para iniciar una conversación.

-Lo sé, las piernas me están temblando - admite en voz baja.

-Rosseta Morgan-extiende su mano -un gusto.

-Aria Black, el gusto es mio- sonríe estrechando sus manos.

-¿A qué curso entras? - pregunta observando como las selecciones comienzan.

-Tercero ¿a cual entras tú?

-Quinto, pasarás antes que yo. Buena suerte.

-Ojalá sea rápido, quiero descansar - Rosseta emite una dulce y suave risa que pronto es acompañada por la de Aria. Ésta observa bien a su acompañante, lleva topacios azules por ojos y su cabello marrón es largo hasta sus caderas, alta y tez apiñonada.

-¡Oh! ¿Conoces a aquel chico? -pregunta señalando con la mirada a la mesa de serpientes -el platinado, no para de mirarte. - completa.

Ella mira fugaz tratando de ubicarlo, hasta que lo encuentra. Esta serio pero aún así le sostiene la mirada por unos segundos hasta que por jalones de una castaña, al parecer odiosa, reclama su atención.

-Lamentablemente- atina a decir regresando a la platica.

Los menores se van acabando poco a poco, en el tiempo que ha estado poniendo atención, ya van siete Gryffindors, tres Hufflepuffs, dos Ravenclaws y cinco Slytherins. Observa detrás de McGonagall y un niño regoderte sentado en el banquillo, observa a Dumbledore con su barba y cabello blanco, la chica suspira para después pasar su mirada a Severus. Él ya la estaba mirando pero al verse descubierto desvía rápidamente la mirada. Da un pequeño brinco al escuchar su nombre.

-Aria Black- llama McGonagall mirándola.

Un paso. Un paso y todo cambiará, ya no hay vuelta atrás. Pudo decidir escapar y seguir un camino desconocido, pero decidió quedarse. No le importan más maleficios, torturas y palabras hirientes a su persona. Todo lo que soportó no sería en vano, tal vez se oculte en las sombras pero tarde o temprano ella se encargaría de parar el miedo que el nombre "Voldemort" provoca.- No voy a correr- piensa. Camina decidida hasta sentarse en el banquillo con elegancia y una extraña sensación la recorre al sentir el sombrero sobre su cabeza.

-Por fin estás aquí, te he estado esperando desde que tus padres atravesaron aquellas puertas. Veamos... Tienes mucho de Gryffindor, sería una buena casa -en ese momento algunos de corbatas doradas y escarlata se levantan listos para aplaudir -pero mm mm Slytherin, ¡si! Slytherin va más contigo, serás muy poderosa, una gran bruja...- un gran silencio reina en el comedor esperando la respuesta del sombrero pero nunca llega- Profesor Dumbledore ¿puedo hablar con usted?-

Dumbledore se levanta de su asiento, McGonagall retira el sombrero de la cabellera rubia y se lo entrega a Dumbledore que se va a una esquina a hablar en voz baja. Aria mira a Rosseta con ojos nerviosos a lo que la castaña murmura un "no sé qué pasa". Los murmullos y las miradas intrigadas de las cuatro casas no se hacen esperar. Algunos comentarios son por lenguas filosas, que hacen que se desespere.

-Profesora McGonagall- llama obteniendo la atención de la bruja - ¿Puedo irme a hacer bolita en alguna esquina?- pregunta en tono de súplica

-No es tan malo señorita Black, tendrá que acostumbrarce, algo me dice que será el centro de atención este año junto con Potter.- apoya, pero no sabe si sonreír yo llorar.

Singing For You [D.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora