14. Viejas amigas

4 5 0
                                    

Cuando me puse a pensar en sus palabras me levanté y ella me siguió.

- ¿Pero quien eres y porque tengo la sensación de conocerte?

- Como siempre tu memoria de pez, pero ahora eso no importa, tu quieres detenerme y yo he venido aquí  para detenerte a ti, así que empecemos.

Recogió su catana del suelo y no fue hasta entonces que me di cuenta de todas las armas que llevaba: un cuchillo casi idéntico al mio, solo que el de ella tenía la inscripción del nombre (Aikuchi) mientras que en el mío había un grabado de parte de Frank a mi.

También llevaba una cuerda atada a la parte derecha de su cinturón, y su traje consistía también en unos shorts negros y arriba una chaqueta con la capucha tapándole la cabeza.

Sin darme mas tiempo empezó la pelea, y el primer golpe fue para mi, pero lo esquivé poniendo mi espada en medio.

- Uh, ¿no vas muy rápido?, acabamos de empezar y ya me intentas cortar la cabeza.

- Ah perdona, pero es a lo que he venido- y dando un giro en el aire volvió al suelo.

- Hey espera, que estamos manteniendo una conversación, quiero saber quien eres.

- Pues piensa, no te lo voy a dar todo hecho, y mientras podrías seguir con lo importante, que es nuestra pelea.

- Esta bien, pero podemos hacer las dos cosas a la vez- y de un salto me puse enfrente de ella.

Asintió y sin casi verlo me lanzó una hoja de acero, que no le había visto. Por suerte tenía mi espada delante y la desvié.

- Oye, eso no vale.

- Claro que vale, son elementos sorpresa, ¿no te acuerdas que te lo enseño Frank?

- ¿Como sabes lo que Frank me enseño?, y mas importante, ¿como sabes quien es?- me volvió a lanzar otra, pero esta vez ya tenía mi daga en mano, con la que me sería mas fácil pararlas.

- Porque mas o menos también me entrenó a mi.

- Ya me parecía que nuestros movimientos eran casi idénticos.

- Sí, salvo porque el otro mas o menos me entrenó mi padre- y me seguía lanzando las hojas.

- Ah, y- esquivé- ¿quien es- esquivé- tu padre?

- Eso es información clasificada, y creeme, no te gustaría saberlo.

- Esta bien, te dejo ese secreto, pero contesta a esto: ¿de que nos conocemos?- y parando un momento de lanzarme cosas contestó.

- No te voy a contestar, solo te voy a dar una pista para que lo averigües, pero con la condición de que vas a tener que atraparme- y sin esperar respuesta se esfumó de mi vista, saltando de vida en viga.

Yo también empecé a saltar, pero en un punto la perdí. Entonces recordé lo que Frank me había enseñado, a percibir los sonidos de nuestro alrededor para saber donde se encuentra el adversario.

Lo puse en práctica y cerrando los ojos pude escuchar su respiración entrecortada en la columna mas cercana a mi.

Rápidamente abrí los ojos, coloqué mi espada en posición de ataque y gire la columna, encontrandome a Fuu con la catana sosteniendo mi espada.

- Lo admito, te han entrenado muy bien, eres muy ágil y rápida- seguí sosteniendo mi arma.

- Igualmente, pero un trato es un trato, me has cogido y por sorpresa. Mi pista es el orfanato.

- ¿Que tiene que ver el orfanato con todo esto?

- La verdad es que mucho mas de lo que crees, pero la parte por la que me conoces procede de allí- y entonces me acordé.

Fuu había sido mi única amiga allí, pero a los once años desapareció y no supe mas de ella, bueno, hasta ahora.

- Eres tu, mi única y mejor amiga, las monjas nos dijeron que te habías ido a una casa de acogida, pero nunca lo creí.

- Bueno, pues tenías razón, nada de eso pasó, y como ya has descubierto quien soy, te contaré todo lo que pasó:

Una tarde andaba paseando por el orfanato cuando vi a unas chicas entrar por una puerta que nunca había visto, y como a ti y a mi nos encantaban las aventuras, decidí seguirlas para después venir contigo, pero las perdí de vista y entré en una puerta que no era, y el resto ya lo sabes porque también te pasó a ti.

Al acabar tuve que esperar un tiempo para procesar sus palabras, tenía un montón de preguntas mas, pero ahora mismo no quería hacérselas. 

- Bien, en otro momento tendremos tiempo para hablar mas, pero ahora vamos a hacer un trato, yo no dejo que la policía te atrape, si tu te haces mi compañera.

Después de pensárselo añadió:

- Me parece una buena idea, pero ahora vámonos de aquí porque va a empezar a llegar mucha gente no muy deseada.

El PasadizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora