23. Verdad

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- No me puedo creer que tramarais todo eso- Fuu se veía algo molesta por ocultarle todo.

- Lo siento, pero yo no pude contártelo ya que sabía quien era tu padre, y no sabía como eras tu- Maia sonaba arrepentida, pero tenía razón.

- Entiendo, pero tu...- y sus ojos mostraban incertidumbre, hacia mí.

- Yo no tuve tiempo y además, cuando quise contártelo antes, me soltaste lo de tu padre.

- Ah, es verdad- y bajó la cabeza recordándolo.

- No pasa nada, lo importante es que ahora todos sabemos la verdad, la cuestión es si nos apoyas o no.

- ¿Enserio hace falta que me preguntes eso?- por un momento creí que eso significaba que no- claro que estoy con vosotras.

- Gracias, y de verdad siento que hayas tenido que creer que Jake había muerto- sí, eso es lo que todos creyeron, pero era una parte muy importante del plan.

Después de que todas estuviéramos de acuerdo con lo que hacer, nos volvimos a la base, donde debía tener una conversación con Frank.

La verdad es que cuando Maia me contó en el quirófano que debíamos hacer que Jake no sobreviviera, no encontré ni la manera de reaccionar, pero me explicó que seguramente el motivo por el cual el jefe había aparecido por allí era para asegurarse que eso ocurriera, sí o sí, y fue cuando entendí que si no lo hacíamos, él terminaría el trabajo.

Y después de hacer todo el teatro (que por lo visto somos muy buenas actrices, ya que todos lo creyeron), Maia se lo llevó a un lugar seguro. Aunque por la dosis que le puso, aun debería estar dormido, pero es mejor así. No podré verlo en mucho tiempo, si es que todo sale bien, ya que si no llega a ser así...ese tiempo no llegará nunca.

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Ya estábamos en la base, y no encontraba a mi entrenador por ninguna parte.

- Tranquila Lore, puede que saliera a organizar una misión- las palabras de Fuu tenían sentido, solo que algo no estaba bien.

- Ya, podría ser, pero igual a mí algo me parece raro.

- A mí igual, llamalo- mi prima Maia, estaba igual de preocupada.

En cuanto cogí el móvil para llamarlo, entró por la puerta sumido en unos papeles, sin percatarse de nuestra presencia.

- Hola Frank, ¿muy ocupado?- ya le notaba algo raro, y ahora estaba segura.

- Em no, ¿en qué puedo ayudaros?- dejó los papeles en una esquina y volvió junto nosotras.

- Ah, puede que en nada, solo quería informarte que lo sé todo- se tensó- sé lo de nuestro jefe y Fuu, bueno, también que Maia es mi prima.

No se por qué razón, la ultima noticia le impactó mas, pero de repente suspiró y me miró directo a los ojos, muy serio.

- Y eso no es todo lo que debes saber, hay una verdad mas y mucho mayor.

- Bueno, pues dimela- empezaba a preocuparme, no es que enterarme de tantas cosas me hiciera bien.

- Esta bien, ya es hora de que te cuente esto ya que sabes lo demás, pero debes estar tranquila y escuchar.

- Vale, pero ¿tan importante es?- solo asintió y nos sentamos. Las chicas a mi lado.

- Ah, empecemos por hace unos años. Por aquel entonces yo estaba mas operativo en las misiones, pero igual tenía tiempo de estar con mi familia.

- Sí, creo que una vez me contaste que tenías mujer e hija.

- Así es, pero nuestro jefe, que anteriormente también lo era, empezó a comportarse raro, no estaba tan atento, y se juntaba con quien no debía. Yo sabía todo esto por aparte de ser uno de sus mayores de confianza, lo investigué- hizo una pausa, como si quisiera rectificarlo- pero no debí hacerlo muy bien, ya que me descubrió y como castigo mató a mi mujer, que dio su vida para salvar a nuestra hija, de unos ocho años.

- Lo siento, pero no sé que tiene que ver todo eso conmigo- con esas palabras suspiró y cerrando los ojos me lo dijo.

- Porque tú eras esa hija, mi hija- lógicamente me quedé helada, no supe como reaccionar, por lo que siguió hablando- para no perderte a ti también, te envié al orfanato, pero siempre estuve pendiente de ti. Ya que no podía salir de la organización, estuve esperando con ansia el día en que descubrieras el pasadizo, y después decírtelo, pero todo se complicó cuando el jefe empezó a sospechar, por lo que te mandó a las peores misiones. La mayoría organizadas por él para que murieras, por eso no pude decirte nada.

Cuando acabó de contarmelo, sabía que no era todo, solo la mayor parte, pero no me creía capaz de enterarme de todo. Lo que ahora no sabía era si irme corriendo, o abrazarlo por encontrarlo por fin.

El PasadizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora