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Al día siguiente, luego de ocuparme más o menos de mi apariencia, fui a la sala de estar en busca de Clock, pero me sorprendí al verla con alguien más. Era un chico similar a ella, estaban ocupados dándose amor mutuo. Creo que me desconecté por un momenro y olvidé por completo que estaba parado frente a ellos con mi mirada clavada encima suyo. Clock lo notó.

-Nathan -dijo viéndome a los ojos.

-Lamento interrumpirlos -desvié la mirada hacia el otro chico que me miraba sin expresión alguna- ya los dejo.

Clock se levantó sin pensar y tomó mi brazo haciendo que me detuviera.

-¿Qué quieres? -solté inesperadamente de mal humor.

-¿Por qué te molestas? -soltó confundida.

Me quedé callado, no lo entendería, ni yo lo entendía en ese momento. Sólo quería irme de ahí, me solté de su agarre y volví a mi habitación, olvidando por completo que me rugía el estómago por el hambre. Suspiré tras cerrar la puerta de la habitación al yo ya estar dentro.

Me senté en la orilla de la cama, mi vista se perdió en algún punto de mi habitación, mientras me dedicaba a pensar en el motivo de mi forma de actuar. Tenía temor de lo podía llegar a ser, cuando los vi, simplemente sentí como una oleada de ira y tristeza. No sabía qué sentía por Clock, me resultaba descabellada la idea de que podía llegar a gustar de ella. Luego de un rato, sentía que moriría si no comía algo, pero salir implicaba quizá volver a ver esa escena. Me armé de  valor, me puse de pie y me encaminé a la puerta. Antes de que pudiera girar la perilla, una voz juguetona dijo mi nombre. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, tenía a alguien a mis espaldas.

-Oye, no es necesario que vayas. Puedes voltear y me lo agradecerás -era una voz totalmente desconocida para mi.

-¿De qué hablas? -me giré con temor y me encontré con una chica igual a Jeff.

Me tendió una manzana, acerqué mi mano temblorosa y la tomé entre mis dedos. La observé de pies a cabeza una vez más, no sabía si ella también tenía intenciones de dañarnos.

-Soy Nina The Killer, un gusto -rió.

Asentí despacio, me comenzaban a sudar las manos.

-¿Qué haces acá? -dije intentado sonar tranquilo.

-Me gusta visitar a personas nuevas en el bosque ¿está mal eso? -preguntó.

Negué con la cabeza y tragué saliva.

-Estaré rondando por ahí, siempre lo hago. Si me necesitas, búscame -se despidió con la mano y salió por la ventana de la habitación.

Me quedé helado sin saber qué había sido eso, todo fue tan rápido y extraño. Observé la manzana y le di un mordizco, creí que quizá estaba envenenada o algo, pero decidí arriesgarme. No pasó nada. Me tendí en la cama, pensaba en varias cosas a la vez, la tarde cayó y pensé que era hora de salir, aunque sea para ir al baño. Lo hice, salí de mi habitación con la intención de ir al viejo baño de la cabaña, pero unos sollozos me detuvieron. Se escuchaban en la habitación de Clock, me acerqué a la puerta y pegué mi oreja. Se reprochaba asimisma algo que no lograba escuchar, sin darme cuenta, una leve sonrisa se había dibujado en mis labios al escuchar el sufrimiento ageno. Ya ni siquiera sabía que pasaba conmigo, mordí mi labio y fui hacia dónde debía.

Al volver, me volví a acostar en la cama. Ahora sentía cierta intriga, quería daber porqué Clock se quejaba. Cerré mis ojos pensando en que sería mejor ir a dónde no todo es tan confuso y cruel, mis sueños.

El Chico Y La Asesina Δ EDITANDO ΔDonde viven las historias. Descúbrelo ahora