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Me encontraba en mi antigua casa, Sara y mi madre estaban sentadas en un sofá una abrazada a la otra, ambas lloraban un río de lágrimas. Me acerqué a ellas despacio, intentaba hablar pero mi voz no salía, me sentía demasiado impotente. Sara murmuraba mi nombre una y otra vez, no sabía que ocurría.

-Nathan...Mamá, Nathan.. -dijo alzando un poco más la voz.

Mi madre asentía e intentaba calmarla, pero era inútil, Sara iba perdiendo la paciencia poco a poco. Intenté tocarlas, pero mis manos las atravesaban, eran una pesadilla. Yo seguía sin entender, no sabía qué había hecho yo. Mi hermana tomó a mi mamá por los hombros obligándole a verla a sus ojos llenos de desesperación.

-Mamá, Mamá.. -insistía.

-Sara, calmate -respondió mi madre con un hilo de voz.

-Nathan, Mamá. Nathan nos mató -soltó al fin.

Sentí algo horrible en el pecho, todas mis emociones se mezclaban y me hacían sentir realmente mal, me sentía al borde de no poder más. Mis ojos se llenaron de lágrimas, de un segundo para otro, me encontraba en mi habitación en la cabaña donde vivía con Clock, con ella a mi lado algo preocupada.

-Nathan ¿Estás bien? -alzó las cejas tomando mi mano entre las suyas.

-Sí, lo estoy...sólo tuve  un mal sueño. Vuelve a dormir -intenté sonreír para calmarla.

Ella asintió y volvió a caer en un profundo sueño mientras yo observaba la oscuridad, a la vez que voces me aturdían, recordándome esos momentos tan abrumadores, donde yo mismo asesiné a lo que antes era mi vida entera.

El Chico Y La Asesina Δ EDITANDO ΔDonde viven las historias. Descúbrelo ahora