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Me desperté de madrugada debido a que el aire helado invadía mi cuerpo, froté mis ojos y vi hacia la puerta de la habitación, estaba abierta y yo podía jurar que la había cerrado antes de irme a la cama. Me levanté para cerrarla, pero antes de que tomara la manija, el llanto de una niña se robó mi atención y me llenó de pánico. Salí al pasillo y examiné todo con la vista hasta dar con la niña que estaba sentada en un rincón, caminé lentamente hacia dónde ella se encontraba y me detuve para observarla.

-¿Qué haces aquí? ¿Quién eres? -pregunté intentando ocultar mi miedo.

De pronto, el llanto de la niña se detuvo, movió lentamente sus manos temblorosas lejos de su cara y miró detrás de ella, retorciendose ligeramente. La sangre sustituyó sus lágrimas, manchando sus manos. Ella estaba impregnada de sangre, el pelo en un lado de su cabeza, el goteo de sangre de la herída en su rostro y su ropa sucia. A traves de sus brillantes ojos verdes parecía que se veía su alma.

-Ya me conoces -dijo con voz ronca, sonando como si estuviera luchando por hablar.

La chica hizo una mueca y se movió extrañamente hacía mí. Sus pies estaban sucios, como si hubiera estado corriendo por el barro, llena de raspaduras por las rodillas y piernas; y el final de su vestido estaba roto y estropajoso, "Sally" era el nombre cosido en la parte delantera.

-¿Ya sabes quién soy? -sonrío, con los dientes manchados de sangre mientras hablaba- ahora juega conmigo.

Clock salió corriendo de su habitación y se dirigió hacia donde estabamos Sally y yo.

-¿¡Sally qué te ocurre!? -exclamó muy molesta.

-Relájate, mis intenciones no eran malas -bufó entornando los ojos.

-¡Vete de aquí ahora mismo! -le ordenó fulminandola con la mirada.

Sally la maldijo y se fue de la cabaña muy rápidamente, Clock se acercó a mi y suspiró.

-¿Estás bien? ¿Te hizo algo? -prengutó alzando ambas cejas.

-Estoy bien..

Asintió y llevó sus manos a su rostro.

-Vuelve a la cama -quitó las manos- hablamos cuando acabe de amanecer.

Ambos nos dirigimos a nuestra habitación para dormir, al despertar, Clock ya no estaba en la cabaña. Había dejado un papel en mi puerta que decía: "Fui por comida, espérame" . Tomé la nota y la dejé sobre el colchón de mi cama, no sabía que hacer mientras Clock volvía. Me senté en silencio, estaba todo bien, hasta que alguien apareció recostado en el umbral de mi puerta. Me asustó tanto que me hizo dar un respingo, era el chico de la vez pasada, Jeff.

-¿Qué tal? -rió al ver mi rostro- ¿Clock te dejó solo ya?

Me mantuve en silencio.

-Ya va, no quieres hablarme, entiendo -entornó los ojos- me voy entonces, por favor no olvides, que no estás solo.

Me quedé observando el suelo, hasta que Clock entró, tenía en su mano derecha una bolsa con comida y en la izquierda un papel; además tenía pinta de estar preocupada, se acercó a mi y tomó asiento.

-Tu familia está buscándote -fue lo único que dijo para después tenderme el papel.

Era un afiche de personas perdidas con mis datos, no podía estar pasando, ahora no.

-Clock yo... -me interrumpió.

-No te dejaré ir.

Se levantó y fue a su habitación por ropa limpia para que ambos comieramos a gusto. Luego de haber tomado el desayuno, cada quién se mantuvo en su habitación, me quedé pensando en lo ocurrido con Jeff. No sabía que tan lejos podían llegar él y la otra chica, no quería que me dañaran, mucho menos a Clock. Había un sentimiento en mi hacia ella que aún no lograba decifrar, me hacía sentir extraño e inquieto. Tenía tantas cosas rondando por mi cabeza que ni noté como el tiempo había pasado ya, me levanté y fui por algo de comida. Necesitaba despejarme, pero no quería salir, ni molestar a Clock. Así que me acosté en mi cama y caí en un sueño muy profundo.

El Chico Y La Asesina Δ EDITANDO ΔDonde viven las historias. Descúbrelo ahora