2

2K 100 11
                                    

Tras una larga noche, al fin el sol se  había dignado a aparecer, probablemente era muy temprano, así que me limité a quedarme como me encontraba por un largo rato. Cuando por fin decidí moverme, me arrastré hacia el borde la cama y me mantuve ahí mientras pensaba en qué haría a continuación, en el proceso, Clock apareció en el umbral de la puerta con un aspecto medio demacrado. Se quedó observandome en silencio.

-¿Tienes hambre? -dijo después de varios segundos sin decir nada.

-Un poco, sí.. -murmuré.

Asintió y me indicó con un gesto que la siguiera, me levanté y caminé detrás de ella hasta llegar a la sala de estar, era realmente un lugar demasiado mal cuidado. Me dijo que podía esperar en el sofá viejo mientras ella "preparaba" algo. Al cabo de unos minutos, me llevó algo de comida y me dejó comer. Mientras lo hacía, ella se sentó al otro extremo del sofá a pensar en algo.

-Mh, oye. Una niña, Sally, vendrá a visitarme dentro de un rato -soltó rompiendo el silencio.

Me quedé pensando..¿Sally? ¿La de la nota?

-Supongo que es la que escribió la nota que estaba en el cristal de mi ventana..

-¿Nota? -alzó las cejas.

Asentí y le conté lo que había sucedido el día anterior, se quedó confundida.

-¿Sabes? -debatió algo en silencio antes de continuar- Te mantendré aquí en la cabaña hasta que todo se calme conmigo y con las personas de fuera, ahora serás algo como mi...acompañante -sonrió forzosamente.

-Claro, está bien para mi..

Antes de que ella dijiera algo más, alguien golpeó a la puerta y se levantó a abrir. Era una niña castaña de ojos grandes y verdes, llevaba puesto un vestido rosa roto. Saludó efusivamente a Clock, quien de hecho, la atendió con muy buen humor.

-Me alegra verte -dijo sonriendo.

-Lo mismo digo, anda, pasa -le abrió el paso para que pudiera entrar.

Sally caminó hasta el sofá donde me encontraba, me sonrió levemente y abrió sus ojos.

-¿Nathan? -murmuró.

Me encogí de hombros, no sabía que consecuencias podría traerme el decirle quién era.

-¿Cómo sabes de él, Sally? -preguntó Clock a sus espaldas.

-Yo lo sé todo.

Me levanté y fui hacia la que ahora era mi habitación, dejé a las chicas hablar de lo que quisieran, no me interesaba. Pasó el tiempo en cuestión de un abrir y cerrar de ojos, probablemente ya era medio día, Clock entró a mi habitación sin avisar.

-¿Sally ya se fue? -pregunté al no más verla.

-Sí, y no volverá -respondió entornando los ojos- discutí con ella.

-Oh, ya veo.. -mordí mi labio y bajé la mirada.

-Levantate, te llevaré a dar una vuelta para que te familiarices con el bosque -se acercó a mi para tomarme de la muñeca y llevarme fuera.

Dejé que me llevara, no pensaba oponerme aunque no tuviera ánimos de ir. Mientras caminábamos Clock comenzó a hablarme sobre ella, pensó que si la conocía un poco más, dejaría de sentirme tan incómodo y con miedo. Por un momento dejé de sentirme tan mal, ella podía llegar a volver a ser tan humana como en un pasado lo había sido, me gustaba eso. Unos chicos con una apariencia sumamente extraña de acercaron a nosotros, me sentí incómodo.

-Hola, hola -saludó la chica- ¿A quién tenemos por acá?

-No les interesa, sigan con su camino -respondió Clock de manera cortante.

El chico rió, tenía una sonrisa tallada en las comisuras de sus labios y parecía no tener párpados, por el otro lado, la chica tenía una máscara blanca con labios y ojos negros. Daban miedo.

-Vamos, no seas amargada -dijo el chico- aunque, da igual, no venimos a eso.

Clock se quedó callada esperando a que dijieran el motivo por el cual se encontraban molestando.

-Queríamos decirte que cuando menos te lo esperes, te haremos pagar por todo lo que nos has hecho -la chica soltó una risilla- debes estar atenta. Vamos Jeff

Ambos se fueron caminando de ahí, la confusión reinaba mi rostro, no comprendía nada.

-Eran Jane y Jeff the Killer, las dos personas más odiosas de todo el lugar -me dijo y comenzó a caminar de vuelta a la cabaña.

Durante el camino de regreso no pronunció palabra alguna, estaba enfadada. Al llegar me dejó dentro de la cabaña y me dijo que saldría a hacer algo, no específico, tan solo dijo eso y se fue. Me dejó solo hasta la noche, cuando la vi volver desde mi ventana, estaba llena de sangre. Había ido a matar. Ella me había mencionado esa misma tarde que no debía alarmarme, así era ella y tenía que aprender a lidiar con eso.

Me acosté en mi cama y cerré los ojos intentando olvidar, pero era imposible, había sido una escena escalofriante.

El Chico Y La Asesina Δ EDITANDO ΔDonde viven las historias. Descúbrelo ahora