capitulo 3

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Faltando tan poco para el comienzo de clases, tengo que compensar el castigo, así que anoche le dije a Bauti que lo llevaría al lago en un hermoso día de campo.

Tania dijo que quizás tras el medio día iba con nosotros.

Siendo las ocho de la mañana me levanto, me ducho rápido y salgo en busca de que puedo ponerme.

Abro el armario y me encuentro un remeron suelto y simple color verde y unos pantalones deportivos bien ajustados hasta las rodillas color celeste, en los pies llevo algo cómodo unas Vans, no podría andar de tacos por el bosque y tampoco es que sea una fanática  y de la moda.
Tocan la puerta del cuarto mientras me hago una cola de caballo dejando algunos mechones de cabello caer por mi cara.

—Adelante— digo terminando de arreglarme.

-—¿no te arrepentiste Gema?— pregunta mi ansioso hermano.

—no Bauti, iremos a pescar y llevo algunas cosas para limpiar y ordenar la cabaña— le digo serrando con dificultad una valija con ruedas —¿estas listo ya?—lo miro de reojo, porque veo que aun no se vistió, lleva un pijama celeste.

—es que... Rodrigo no quiere que salgamos, ya no quiero estar castigado— dice con pena.

Odio ver triste a Bauti, el es tan frágil, tubo que soportar perder a nuestros padres de muy pequeño, y como si fuera poco tenía que vivir castigado por mis tonterías. Y no es que sea siempre el inocente que se lleva un castigo por mi culpa, él también es tan traviezo como yo. Pero aún así no puedo dejar de sentirme una mala hermana.

—¡ oh vamos pequeño, no te pongas así, Rodrigo es un cavernícola y aunque nos viva regañando sabes que en el fondo nos ama con su vida!— lo abrace dulcemente acariciando su cabello—aparte, Rodrigo tubo que salir por negocios junto con Javier, y Pablo dijo que vendrían los tres pasadas las seis de la tarde... — hice una pausa pensativa  tratando de convencerme a mi misma—pero si no te apuras no podremos ir— le dije finalmente guiñando un ojo.

—eres la mejor hermana— chillo el antes de salir corriendo.

Y la única que tienes, pensé.

Baje las dos maletas y me senté en la escalera pensativa antes que Rosa me asuste.

—nani...¿ Quieres matarme acaso? — chille tomandome el corazón.

—como tendrás la conciencia si te asustas por nada— me dijo juguetona.
Yo solo rode los ojos con fastidio.

— Traje esta canasta y al medio día iremos con Tania con el almuerzo — dijo Rosa con una gran sonrisa— ¿quieres que lleve algo?— preguntó.

—de hecho, llevo productos para limpiar la cabaña, me gusto demasiado solo, esta un poco sucia y vacía—dije pensando un poco en la última vez que estuvimos allí.

— llevo lo que pueda para decorar, en el garaje he visto pinturas en pequeños potes,¿ servirá para algo?— pregunto ella algo dudosa.

—seria fantástico, al menos llevemos todo de apoco y vamos limpiando y decorando cada vez que nos escapemos— dije sonando amable.

—bien... Las voy a preparar entonces— termino de hablar para alejarse.

Mi hermano ya estaba cerca mío.

—¿nos vamos ya ?—pregunto alegre.

—caminemos entonces enano— le dije para molestarlo.

Me hace tan feliz verlo sonreír, es tan lindo, no porque sea mi hermano pequeño, pero tiene tanta alegría cuando vamos al bosque, contagia tanta vida su actitud de explorador, que a mi que odio deportes, y si le sumamos que soy mas de ciudad, verlo a el con tal sonrisa, me hace dichosa y feliz.

GEMA El Secreto De La SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora