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Intentaron no hablar sobre aquella noche. Pero era demasiado complicado, Dan no dejaba de mirar a Phil en cuanto éste no se daba cuenta. Y más atentamente a sus finos y rosados labios color pastel.

El ambiente era aún más incómodo si ellos dos estaban en un tren, en el mismo vagón, sentados uno frente el otro. Pero con la mirada fija en el móvil.

- Dan... - Llamó su amigo pero antes de que dijera nada una chica le interrumpió.

- ¿Está este asiento libre?- Sonrió al ojicastaño señalando donde Phil se encontraba.

La miró con desprecio. ¿Cómo se atrevía a decir eso? ¿No veía que ahí estaba sentado su mejor amigo?

- No, no lo está.- Dijo seguro y algo condescendiente.

La chica asintió y se fue.

Howell resopló y miró de nuevo a Lester.

- ¿Qué ibas a decirme?- Le miró y su amigo sonrió.

Phil se acercó a él y tomando sus mejillas le besó de nuevo.

Dan sabía que eso no lo hacían los mejores amigos, que debía apartarlo. Pero simplemente, no podía. No quería dejar de probar esos dulces labios en los suyos.

Algunas personas los miraban con desprecio o asco, o eso pensaba Dan al dejar de besar a Phil. No se daba cuenta de que la gente sólo miraba a Howell con extrañeza.

PhantomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora