Animales

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-Para ustedes trabajo.-Golpeó la pared cerca de mi rostro.

-¡¿PARA QUIÉN TRABAJAS?!-Gritó.

-¡Para ustedes, para más nadie!-Me soltó y empezó a caminar por la habitación.

-¿Y por qué el disfraz? ¿Cómo te llamas realmente?-Me estaba asustando, ya no era la sombra nocturna o Drew el que hablaba: Era el Psicópata intentando no descarrilarse.

-Rocket Hardwell, tenía que usar un nombre falso para no exponer mi vida.

-¿Qué vida? –Se sentó en la cama y yo estaba sin palabras.- Eres un animal que no toma nada por menos, ¿verdad? Sin control en tus huelgas de angustias, analizando todo, anunciándote como si fueras la gran cosa, expandiéndote como un bicho y doblando las reglas a tu conveniencia. ¿Lo nuestro nunca fue real? Deberías comprarte una isla y matarte por el poder con las otras personas con las que trabajas, con la sangre que derramarían se podrían comprar los materiales para convertirla en un gran trono, aplastar a los que le suplicarían a sus pies y analizar las franquicias para exportarlas a su competencia. Claro, después de que hayan invertido podrían matarlos y comprarse un océano. Prácticamente es un círculo: Amortizan, reducen y despiden. Deberían suicidarse para hacernos un gran favor a todos.

-Drew, detente.-Él había roto el candado de mis emociones y por eso mis ojos estaban llenos de agua.

-Dime la verdad: ¿Nos estás ayudando o distrayendo de los objetivos? Quiero decir, sabías de los niños, de su ubicación exacta y de la niña especial.

-Es la hermana menor de Mercy.-Solté mientras me limpiaba los ojos. La misma mirada que le di a la niña cuando me confesó eso, era la misma que tenía Nightshade.

-Esperaba que el aura azul solo fuera una casualidad cualquiera.-Murmuró.

-Las casualidades no existen.

-Entonces no deberías estar aquí.-Eso fue lo que más me hirió.

Fue lo que hizo que dejara la base lo más rápido posible pero en cuanto salí, comenzó a nevar y una van negra apareció a mi lado. Intenté huir pero unos hombres me habían colocado una capucha en la cabeza y mis gritos no me salvarían, el último pensamiento que tuve antes de que me pusieran a dormir fue en la sombra nocturna.

La Segunda LeyWhere stories live. Discover now