Ay, Dios mío. ¿No te enteraste? Ven, rápido; tengo un asunto pendiente contigo. Toma asiento... ¿Puedo ofrecerte algo de tomar? Perfecto.
¿Ya estás cómoda? De acuerdo, de acuerdo. Debo contarte algo que quizás te cambie (¿La vida? ¡No! Para nada) la manera de ver tu ciclo menstrual.
Conseguí que Andsig4 nos hablara de su experiencia con el periodo; pensé que podría interesarte. A ti, no a mí... porque ya sabes, me resbalan esos temas.
Si quieres leer sus palabras, sigue el camino al fondo del pasillo. Ella está esperándote ahí. Espero que la reconozcas entre el resto de la gente... ¡No olvides llevarte tu bebida!
¡Ey! Hola. Esta vez te habla Andsig4. Agradecimientos a mi secretaria que te guió hasta aquí ❤️
Como ya han mencionado, quiero hablarte un poco (quizás mucho) de las vivencias que he tenido con mi periodo y cómo he conseguido (hasta ahora) librar la batalla contra él.
Te diré que mi periodo llegó pocos días antes de cumplir catorce años, así que desde este momento podrás apreciar que ese hecho representó una ventaja para mí.
Al principio fue... tranquilo, incluso fácil de llevar. Creí que podría relacionarme bien con Andrés, claro que sí. Podríamos cohabitar en paz por el resto de mi vida hasta que la edad nos separase.
En ese entonces mi periodo seguía una especie de rutina:
Día 1: flujo escaso.
Día 2: eres tan solo una primeriza, te haré sufrir poco.
Día 3: flujo escaso.
Día 4: adiós periodo.¡¿Puedes creer que era todo?! Mejor todavía: siempre he sido muy regular.
Y entonces sucedió.
¡Cambios de humor inesperados! De pronto, y sin previo aviso, mis ganas se iban por el caño junto con mi humor. Varias veces tuvieron que arrastrarme por el piso para entrenar, puesto que no quería ni moverme. Me daban crisis existenciales del tipo Lilo & Stich.
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La Doncella de Rojo
RandomUsted ha recibido una invitación de parte de Andsig4 para continuar el trayecto que inició en Oh, Andrés. Si desea asistir al evento, favor de presionar el botón LEER.