Sakura caminaba lentamente, ensimismada, por la calle.
Durante las tres semanas anteriores, Jiraiya la había llevado de excursión a varios lugares de interés. Habían ido al museo nacional de Tokio. A Sakura le había sorprendido enterarse de que el museo había sido fundado en 1872. Había quedado fascinada por todos los objetos de valor arqueológico ya artísticos de Japón.
Jiraiya la había llevado a la capilla de Meiji. Era impresionante, la nave de una belleza exquisita.
Se había quedado mirando con admiración la capilla de Yasukuni. Era el lugar de los soldados y de otros que murieron en batalla en nombre del emperador de Japón.
Tokio era una ciudad asombrosa, completamente diferente del tranquilo pueblo donde había pasado la mayor parte de su vida. Llena de actividad y bullicio -los sonidos incesantes de ruedas y cascos de caballos sobre el pavimento, las campanas de los panaderos, los gritos de los vendedores ambulantes, que vendían de todo, huevos, cuchillos, muñecas, veneno para ratas, libros etc.-. Los niños de la calle estaban por todos los sitios, transportando paquetes, sujetando los caballos a elegantes caballeros, yendo a buscar carruajes o haciendo rodar ruedas de carreta en la calle siempre con la esperanza de ganarse algo de dinero.
Hizo una pausa para mirar uno de los escaparates. Le parecía extraño estar sola, sin Jiraiya acompañándola silenciosamente. Había salido para efectuar un encargo, y aprovechó esa oportunidad para salir sola. Sin duda Jiraiya estaría furioso con ella cuando regresara al hotel, pero no había ido muy lejos y no planeaba alejarse demasiado.
Inclinó su cabeza hacia un lado, admirando uno de los sombreros exhibidos en el escaparate de la sombrerería. Era muy lindo, hecho de paja, adornado con flores de diversos colores, ribeteado con una cinta de color lavanda. No necesitaba otro sombrero; había comprado varios en las últimas semanas. Pero quería éste, y no había ninguna razón por la que no pudiera tenerlo. Naruto le había dado carta blanca para comprar cualquier cosa que deseara.
Estaba a punto de entrar en la tienda cuando vio a Sasuke Uchiha avanzando por la calle hacia ella. Las mujeres de ambos lados de la calle se detenían a mirarle mientras pasaba y no podía culparlas por ello. Mayores y jóvenes por igual le observaron mientras caminaba hacia ella. Presentaba una estampa realmente elegante con su abrigo de color verde y pantalones color ante, haciéndolo parecer un príncipe de cuento de hadas.
-"Sakura!" exclamó, cogiendo sus manos entre las suyas. -"Dichosos los ojos. Qué bella estas". Le sonrió, con ojos brillantes. -"Llevas un bonito vestido".
Ella se sonrojó con placer, mientras él la miraba con admirado atrevimiento. -"Gracias, Sasuke. Yo también me alegro de verte".
Miró hacia el escaparate.-"¿Ves alguno que te guste?".
Sakura asintió. "Aquél" dijo, señalándolo. -"El de paja con los ribetes y las flores. Es muy lindo".
-"Pues entonces deberías tenerlo". Le sonrió mientras le ofrecía su brazo.
-"En realidad no necesito otro sombrero" dijo, pero no protestó cuando la condujo al el interior de la tienda.
Sasuke cogió el sombrero del escaparate, y se quedó a su lado cruzado de brazos mientras ella se lo probaba.
La tendera, una mujer con mucho busto y cara rojiza, resplandecía ante la perspectiva de una nueva venta, mientras Sakura se miraba en el espejo.
-"Es perfecto, señora. Importado de Francia". La tendera miró a Sasuke, y Sakura pensó que la mujer creía que era su marido. -"¿Le sienta de maravilla a la señora, no cree usted?".
-"Ciertamente" dijo Sasuke. -"Nos lo llevamos".
Sakura miró su reflejo en el espejo, y negó con la cabeza. -"No, Sasuke".
-"Quiero comprártelo" dijo, e ignorando sus protestas, pagó el sombrero, insistiendo en que se lo llevara puesto.
Contenta, Sakura se ató las cintas bajo su barbilla.
-"Vamos" dijo Sasuke, tomándola del brazo. -"Vamos a tomar un té, para que todo el mundo pueda ver lo bonita que te ves con tu nuevo sombrero".
Sakura negó con la cabeza. -"De verdad, me gustaría mucho, pero no puedo".
-"Claro que puedes".
-"Tengo que volver a casa". Miró hacia el sol poniente. Naruto se despertaría pronto y esperaría que estuviera allí. -"Naruto estará... "
-"¿Naruto estará qué?".
-"Esperándome".
-"Déjale que espere, Sakura. Tener un poco de celos es bueno para un hombre".
-"¿Tú crees?". Preguntó dudosamente.
-"Una sola taza de té" urgió. -"¿Qué mal puede hacer?".
-"No puedo Sasuke. Por favor, debo irme".
-"¿Qué ha hecho contigo Sakura?" preguntó Uchiha con voz preocupada. -"Eres su esposa, no su esclava. Tienes derecho a una vida propia, a amigos propios".
-"Tu no lo entiendes"
-"Esperaba ser algo más que un amigo para ti, Sakura" dijo Sasuke quedamente. -"Pero ahora eso es imposible".
"Sasuke, no debes decirme estas cosas. No es correcto".
-"Lo sé y lo siento. Pero no puedo evitar sentir lo que siento". Sujeto su mano, deslizando su pulgar sobre sus nudillos. -"Por favor no me niegues el placer de estar unos pocos minutos en tu compañía".
Supo que debería rechazarlo, supo que Naruto estaría enojado si se enteraba, pero no podría ignorar la súplica en los ojos de Uchiha, ni ignorar su oferta de amistad.
-"Esta bien" dijo. -"Pero debo estar de regreso al hotel antes de que oscurezca".
-"Lo estarás te lo prometo" dijo Sasuke.
Pasaron una hora agradable hablando de cosas triviales. Le contó a Sasuke sus excursiones por la ciudad; Él le habló del nuevo carruaje que había comprado, junto con un par de bellos caballos grises para arrastrarlo.
Sintiéndose feliz y relajada en su presencia, Sakura se olvidó de la hora, hasta que se dio cuenta de que el sol ya se había puesto.
-"Es muy tarde" exclamó.
-"Te llevaré de regreso al hotel".
-"¡No! Adiós, Sasuke. Gracias por el sombrero, y por el té". Poniéndose rápidamente en pie, agarró su bolso y salió del café.
Su corazón golpeaba aceleradamente y su frente estaba perlada de sudor, cuándo llegó al hotel. Forzándose a tomar un profundo aliento para tranquilizarse abrió la puerta de su dormitorio y entró.
Naruto estaba de pie en la ventana, mirando hacia afuera. Se dio la vuelta mientras ella cerraba la puerta. Su azul mirada la recorrió de la cabeza a los pies.
-"Siento mucho haberme retrasado" dijo Sakura. Dejando su bolso sobre una silla, alisó su falda y se quitó los guantes. -"¿Dónde está Jiraiya? Me gustaría pedirle algo de cenar".
-"He hecho el encargo por ti".
-"¿Oh?" Cruzó sus manos para calmar su temblor. -"Gracias".
-"¿Dónde has estado?"
-"He ido de compras... Me he comprado un sombrero nuevo. ¿Te gusta?".
Asintió, su azul mirada concentrada en su cara.
-"Creo que me refrescaré un poco".
-"No me digas mentiras, Sakura".
Ella tragó saliva, sus dedos apretaron los pliegues de su falda. -¿Mentiras, mi señor?".
-"Has estado con Uchiha de nuevo".
No había forma de negarlo. -"Sí. Tomamos el té juntos".
-"¿Dónde?".
Él la observaba fijamente, sus ojos azules sin parpadear. Su frialdad la intimidaba.
-"En un salón de té calle abajo. Frente a la sombrerería".
Sus ojos se estrecharon furiosamente mientras cruzaba el cuarto hasta ella, tan cerca que podía sentir el calor de su aliento. -"¿Te compró él el sombrero?".
Tragó, el miedo agarrotándole la garganta. -"¿Por... Por qué me dices eso?".
-"Su perfume está en el sombrero, en tus manos. ¿Te lo compró, Sakura?".
-"Me vio admirándolo en el escaparate y lo compró para mí. Yo no quería pero él insistió".
Un músculo se movió en su mandíbula. Había pasado la tarde con Uchiha. Solos.
-"No pasó nada" dijo Sakura. Posó su mano sobre su brazo para aplacarle. -"Tomamos té, eso es todo. Siento no haber estaba aquí cuando te despertaste. Por favor perdóname".
Él se volvió de espaldas, no queriendo que viera los celos que carcomían su alma. -"No hay nada que perdonar. No estas prisionera aquí, Sakura. Es injusto por mi parte esperar que estés encerrada hasta el anochecer".
-"Oh, Naruto". Se acercó a él. Rodeando con los brazos su cintura, y recostando su mejilla contra su espalda, deseando poder aliviar el daño que le había causado.
-"Lo siento" dijo rígidamente.
-"No hay nada por lo que debas disculparte".
-"Quisiera matarle" dijo bruscamente. -"Estoy celoso de cada hora, cada minuto, que puedas pasar con cualquier otro hombre".
-"No hay nada por lo que debas estar celoso. Sasuke es simplemente un amigo, nada más. Y eso es lo que será toda mi vida".
-"Lo sé". Naruto aspiró profundamente y soltó el aire en un suspiro largo, lento. -"Nunca había estado enamorado antes" dijo, como si confesara un terrible secreto. -"Miró a Uchiha y veo lo que yo podría ser si no hubiera deseado a Kotoko. ¿De qué vale vivir durante cuatrocientos años si uno tiene que vivir solo?".
Una de sus manos cubrió la suya, su pulgar rozando suavemente su dorso.
-"Cuando fui joven, tuve sueños de gloria. Era el mejor del lugar. Tenía un nombre que los hombres respetaban y temían. Tenía tierras y riquezas, podía tener todas las mujeres que deseaba. Podría haber tenido una buena vida, una esposa e hijos. Pero lo arrojé todo por la borda por perseguir a una mujer que parecía un ángel y resulto ser el diablo".
-"Lo siento tanto, Naruto". Le beso el hueco en medio de su espalda. -"Pero te lo dije antes, y lo diré otra vez. Me alegro de que seas un vampiro. Si no hubieses encontrado a Kotoko, habrías muerto hace cientos de años y nunca te habría conocido".
Le rodeó y le enfrentó de cara, -"Te amo, mi señor marido" le dijo fervientemente. -"Me alegro de que me compraras a mi padre. Me has dado una maravillosa educación, ayudado a mi madre y a mis hermanas muchos más de lo que hizo mi padre. -"Te amo" le dijo de nuevo. -"No hay nadie más, solo tú".
Con un suspiro, él la atrajo a sus brazos. -"No tienes ni idea de cuánto significas para mi, Sakura" se quejó, -"Y me temo que no tengo suficientes palabras para explicártelo. Perdóname por mis celos. No tengo ninguna excusa excepto que nunca he amado antes a nadie".
Estaba de puntillas, queriendo besarlo, reconfortarlo, pero se apartó rápidamente, cuando oyó que golpeaban la puerta.
-"Tu cena ya está aquí" dijo Naruto.
-"Yo la cogeré". Dándole un apresurado beso en la mejilla, fue a abrir la puerta.
Un joven vestido de camarero llevaba una bandeja cubierta. -¿Desea alguna otra cosa, señora?".
-"No, gracias". Cerrando la puerta, llevó la bandeja hasta la mesa. -"¿Te sentarás conmigo mientras como?".
Asintiendo, Naruto cruzó la habitación y se sentó frente a ella.
-"No me has dicho donde esta Jiraiya".
-"Me pidió la noche libre".
-"¿Oh?" Levantó la bandeja, y el aroma de carne de cordero asada y patatas llenó el cuarto.
-"Sakura".
-Le miró y al instante se desvaneció su sonrisa. -"¿Qué?".
La miró durante un largo momento y luego lentamente negó con la cabeza. -"Haces que me avergüence de lo que soy".
-"¿Avergonzarte? ¿Por qué?".
Negó con la cabeza. ¿Cómo podía explicárselo cuando ni él lo entendía? Hacía tiempo que se había resignado a ser lo que era. Se forzaba a beber sangre de las ovejas, aun cuando no obtenía ningún placer de ello, negándose aquello que deseaba fervientemente, negando lo que él era. Se encerraba en su castillo, o en alguna otra de sus propiedades, manteniéndose alejado de los mortales, para protegerlos de sí mismo, permaneciendo así encerrado en su propia prisión. Se enorgullecía de sí mismo por haber aprendido a controlar el hambre aguda que le poseía, que le impelía a matar para alimentarse, habiendo así encontrado una cierta paz consigo mismo.
Y luego había comprado a Sakura y se había dado cuenta nuevamente de lo profundo que era el abismo que lo separaba del resto del mundo. Su bondad y su luz hacían aun mayor el contraste con la oscuridad que moraba en su interior.
Se avergonzaba de las vidas que había tomado, la sangre que había derramado, del mal que habitaba en su interior, bajo control pero nunca completamente vencido. Aun no podría creer que ella le amara, sabía que no merecía su amor.
Sólo este año. Por favor, solo permíteme tener este año, y luego la dejaré ir.
-"Naruto, di algo".
-"No hay nada que decir".
-"¿Estas pensando en ello de nuevo, preocupándote por mí, por nosotros?".
-"Creo que estás empezando a conocerme demasiado bien".
-"¿Has tenido algún momento de felicidad en tu vida durante estos cuatro siglos?".
Él se recostó, recapacitando y luego asintió. -"Por supuesto".
-"Háblame de ellos".
Con un suspiro, comenzó a hablarle de su pasado.
Al principio, después de que hubo aprendido a controlar el hambre, cuando se había reconciliado con lo que era, había dado la vuelta al mundo. Viajado a las selvas africanas, las pirámides de Egipto. Había visitado Francia, España y Grecia, pasado un año en Sudamérica errando entre las ruinas de antiguas culturas. Durante todos esos años había aprendido a leer y se había aficionado a apreciar las palabras escritas.
También había aprendido a apreciar las bellas artes, había desarrollado afición por la música y por el teatro. Había cortejado a muchas mujeres bellas, aunque no se había permitido intimar con ninguna. Y cuando se cansó de ser un vagabundo, había regresado aquí, a la tierra donde había nacido, al lugar en que una desafortunada noche, su vida había cambiado para siempre.
Hacía cien años que era Vampiro cuando había comprado el castillo en lo alto de la montaña y se había apartado del resto de mundo. Y cada veinte o treinta años, cuando las personas empezaban a preguntarse acerca de él, se iba a otro sitio. Pero siempre regresaba.
Sakura se recostó, suspirando. -"Has vivido tanto" se quejó. -"Hecho tantas cosas". Negó con la cabeza. -"Creía que estarías contento por todas las oportunidades que has tenido".
Él gruñó suavemente. -"¿De veras?". Cómo ella lo hacía, pensó que debería ser capaz de ver lo bueno e ignorar el resto. Quizá había vivido demasiado tiempo. Quizá era hora de terminar con su existencia, antes que la amargura que crecía en su interior le devorara.
Con la mandíbula fuertemente apretada, se levantó y trató de alcanzar su capa.
-"¿A dónde vas?".
-"Afuera". Señaló su plato. -"Tu ya has tenido tu cena, y ahora yo debo ir a cazar la mía. Algo denso y caliente".
-"Lo estas haciendo de nuevo" dijo Sakura acusadoramente. -"Estas tratando de impresionarme, haciéndome creer que eres un monstruo. ¿Por qué? ¿Por qué continuas haciendo eso?".
-"Porque eso es lo que soy". Pasó una mano por su pelo, mientras la culpabilidad, el arrepentimiento y los remordimientos crecían en su interior. Ella sacaba lo mejor de él, pensó arrepentido, y también lo peor. Quería ser digno de su amor y por alguna oscura razón que no llegaba a entender, estaba tratando de provocar su odio.
-"Muy bien, mi señor" dijo coléricamente. Apartando la bandeja, se levantó y permaneció frente a él. -"Te crees un monstruo". Ladeó su cabeza y le mostró su cuello, exponiendo la curva de su garganta. "Demuéstralo".
Él la miró como si hubiera perdido la razón. -"¿Qué estás haciendo?".
-"Quiero que me demuestres la clase de monstruo que eres. Adelante, arráncame la garganta. Bebe hasta que no puedas más".
Se quedó mirándola fijamente, las ventanas de su nariz llenándose del aroma de su cólera. Podía oír la sangre circulando por sus venas, caliente y espesa, oír los rápidos latidos de su corazón.
Su mirada se quedo clavada en el hueco del pulso que latía en garganta. Se lamió los labios, recordando el dulce sabor de su sangre en su lengua.
-"Estoy esperando". Se quedó mirándolo, sus ojos verdes desafiándolo a tomar lo que le ofrecía.
Sintió como sus colmillos se alargaban, sintió su rasposidad contra su lengua. Su respiración se hizo áspera, sus manos apretadas en fuertes puños mientras sentía como el hambre surgía en su interior, urgiéndole a envolverla en sus brazos, para beber y beber y beber.
Eso es lo que tú eres, le urgía su hambre. ¿Por qué luchar más?
Sus manos trataron de alcanzarla. Como si pertenecieran a otro, observó como sus dedos se curvaban sobre sus hombros. Ella era tan frágil, fácilmente la podría romper en dos. Lentamente, la atrajo más y más cerca, hasta que su rostro ocupó toda su visión. Sus ojos eran grandes, profundas piscinas verdes llenas de amor, compasión y aceptación.
Aspiró profundamente, y olió el aroma de su miedo. Eso le golpeó duramente, venciendo el hambre en su interior.
-"Sakura". Se sentó con un abrupto sollozo.
Atrayéndola hacia su regazo, la aplastó contra de él. -"Eres una muchacha insensata".
-"Solo me has demostrado que tengo razón, mi señor" le dijo, con su mano acariciando su mejilla. -"No eres un monstruo en absoluto".
Miró por encima su hombro cuando la puerta se abrió y Jiraiya entró en el cuarto.
-"Ah" dijo, aclarándose la voz. -"Perdónenme. No tuve intención de molestarles.
-"No pasa nada" dijo Naruto. Depositó a Sakura en el suelo y se puso de pie. -"Iba a salir".
-"¿Necesitará usted alguna otra cosa esta tarde?".
-"No, Jiraiya. Buenas noches".
-"Buenas noches, Su Señoría. Señora Sakura". Con una reverencia entró en el pequeño cuarto junto a su suite y cerró la puerta.
-"Has dicho que no te gusta la sangre de las ovejas" comentó Sakura. -"¿Por qué no tomas de mí lo que necesites en lugar de eso?".
Naruto negó con la cabeza. -"No". Su voz era ronca, no por la cólera, sino por la gratitud.
-"¿Y si insistiera?".
-"No, Sakura. Nunca te usaría así". Podría ocurrir que alguna vez necesitara su sangre para sobrevivir, un tiempo cuando él podría necesitar más que la pequeña cantidad de la que se daba el gusto cuando hacían el amor, pero no bebería de ella como bebía de otros, no la usaría para satisfacer su hambre, incluso aunque estuviera tentado a hacerlo.
Colocó sus manos sobre su pecho. -"¿Me permitirías que comiera langostas y hormigas si fuera innecesario?".
-"No es lo mismo, mi dulce," dijo con arrepentimiento.
-"Por favor no me rechaces, Naruto. Es algo que quiero hacer por ti. Algo que necesito hacer".
Sin poder emitir ni una sola palabra, él negó con la cabeza.
-" Naruto... "
-"No, Sakura. Agradezco tu oferta, estoy más agradecido de lo que puedas imaginar, pero no puedo aceptar".
Estudió su rostro, preguntándose por qué era tan terco. -"Muy bien, mi señor" dijo. -"Pero la oferta sigue en pie".
Él asintió. -"Estaré un tiempo fuera" dijo y recogiendo su capa, salió del cuarto.
Estaba dormida cuando regresó. Le había costado mas de lo usual encontrar a alguien adecuado para sus propósitos; Después de que hubo apagado su hambre, había paseado por el parque, cómodo con la oscuridad.
Ahora, permaneció al pie de la cama, observándola durante un largo rato, maravillándose nuevamente por su generosidad de espíritu. Ninguna otra mujer en todo el mundo habría hecho tal oferta pensó y la amó más por ello. En ocasiones desesperadas había tomado sangre de Jiraiya, pero eso era en pago de una vieja deuda. Sakura se la había ofrecido por amor.
Con un suspiro, permaneció delante de la chimenea, arropado en su capa mientras mirada fijamente la apagada chimenea. Un fuego nació a un parpadeo de sus ojos y permaneció con la mirada clavada en las llamas sin verlas.
¿Quién habría pensado que una joven podría efectuar tales cambios en su vida en tan poco tiempo?
¿Cómo podría alguna vez en toda su vida, dejarla marchar?
ESTÁS LEYENDO
Deeper Than The Dark
FanfictionÉl siempre había amado la noche. Sus pasatiempos favoritos - la bebida, los juegos de azar y la compañía de bellas mujeres- que transcurrían preferiblemente durante las horas nocturnas. Los mejores momentos de su vida los había pasado en salones d...