capitulo 15

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No se fue. Pasó la noche insomne, recordando todo lo que le había dicho, todo lo que había pasado entre ellos desde esa noche desafortunada en Ichiraku's, y cuando llegó el amanecer, supo que no podía abandonarle.
Había esperado que él se alegrara, que pasara cada momento de vigilia en su compañía. En lugar de eso, tenía la sensación de que la evitaba. Aunque durante la cena se reunía cada noche con ella, parecía distanciado. Creía que después de lo que le había dicho, después del día que había pasado durmiendo a su lado, la llevaría a su cama. En lugar de eso, la mantenía apartada de sus brazos, con la advertencia en su mirada de que mantuviera las distancias. Era muy confuso.
Esta noche, se retrasaba. Picó un poco de su comida, preguntándose si lo había soñado todo. A la luz del día, todo lo que él le había dicho le parecía un cuento - el poder de leer la mente, su capa mágica, vivir de la sangre de las ovejas mezclada con vino, verse forzado a vivir por siempre en la oscuridad-. Era inconcebible.
Noto su presencia antes de que entrara en el comedor. Alzó la mirada encontrando sus ojos fijos en ella, y supo que todo era verdad. Él era un vampiro. Vivo y a pesar de ello muerto. Eso lo explicaba todo: la desesperación que algunas veces veía en sus ojos, el por qué nunca le había visto durante la luz del día, por qué nunca le veía comer, por qué su piel estaba siempre fría, siempre fresca al tacto.
Sintió una risa histérica desbordándola. Había tenido miedo de que la hubiera comprado para avergonzarla, violarla, cuando todo lo que él quería, era beber su sangre.
-"¿Hambriento, mi señor?". Preguntó cruelmente. Reclinándose en su silla, dejando lenta y deliberadamente al descubierto su garganta a su mirada fija mientras todos sus sueños de un futuro con Naruto se disolvían en un rojo océano de imposibilidad. Él no se casaría con ella. Nunca llevaría a sus hijos en su vientre.
-"Sakura, no hagas eso". Se volvió de espaldas ante la repulsa en los ojos de ella, apartando la vista de su garganta que había dejado al descubierto, su pulso palpitando salvajemente. El aroma de su desesperación, de su sangre, inundó sus sentidos.
-"Lo siento. Perdóname" murmuró y se echó a llorar. Dejaría este lugar dentro de unos pocos meses. Algún día se casaría. Tendría hijos y nietos, pero Naruto todavía estaría aquí, encerrado en sus cadenas de oscuridad eterna, por siempre solo y triste.
-"¡Sakura!" Mascullando un juramento, se arrodilló delante de ella y le cogió las manos. -"Sakura, no llores. Por favor no llores. No puedo soportar tus lágrimas. No tienes por que quedarte durante más tiempo aquí. Te mandaré a casa mañana. Esta noche, si lo deseas. Pero por favor no llores".
-"No lloro por mí", dijo.
Él se quedó mirándolo fijamente estupefacto al darse cuenta de que ella estaba llorando por él.
-"¿Hay algo que pueda hacer por ti?". Preguntó, sorbiendo sus lágrimas.
-"¿Hacer lago por mí?" preguntó, frunciendo el ceño.
-"¿Puedes ser mortal de nuevo?".
Lentamente, él negó con la cabeza. -"No".
-"Me quedaré contigo" prometió. -"Me quedaré mientras me quieras".
-"Ah, Sakura, no tienes ni idea cómo me tienta eso". No estar solo nunca más. Tener a alguien con quien compartir su vida. Le mostraría el mundo, la cubriría de diamantes y esmeraldas, le concedería todo lo que deseara. Nunca le faltaría de nada. Podría dormir durante el día a su lado. Vería su cara al dormirse y le daría la bienvenida cuando se despertara...
Lentamente, negó con la cabeza. No la podía condenar a la clase de vida que él llevaba, esperar que rehuyera la luz del día, que pasara su vida con un hombre que no era hombre del todo, simplemente para aliviar su aislamiento. Podía ser un monstruo, pero incluso él no podía ser tan cruel.
Su soledad, la tristeza completa y absoluta en las profundidades de sus ojos, le llegaron hasta lo profundo de su corazón e hicieron llorar su alma. -"No me eches" imploró suavemente. Inclinándose hacia adelante, le beso en la frente.
La abrazó por la cintura, y presionó su rostro contra sus pechos. Su calor le engulló, ahuyentando el frío que era su constante compañero como la luz del sol ahuyentaba el frío de la noche.
-"No lo haré". Aspiró un tembloroso aliento. -"Que Dios me perdone, pero no lo puedo hacer".
Un sentimiento de paz, de sentirse en casa, lleno su alma mientras ella acariciaba su pelo.
-"Mi hermana se casa mañana" le recordó. -"Dijiste que vendrías conmigo a la boda".
-"Si lo deseas". Parecía que ya no tenía voluntad propia, pensó con sardónica diversión. Ella hablaba, y él solo aspiraba a obedecerla.
-"Lo deseo". Él alzo la vista, para verla sonriéndole. -"Eres muy complaciente, mi señor".
-"Parece ser que no puedo negarte nada".
-"¿Nada, mi señor Naruto?"
-"¿Qué deseas ahora, Sakura? ¿Un broche de esmeraldas para rivalizar con el color de tus ojos? ¿De oro?".
-"Lo que quiero es infinitamente más valioso, mi señor".
-"No puedo imaginarme lo que debe ser".
-"¿No puedes imaginarlo?".
Ella coqueteaba con él, meditó. Y muy descaradamente, por cierto. -"Pide lo que quieras mi amor y es tuyo".
-"Un Beso" dijo Sakura, pronunciando la palabra como si fuera una caricia. -"Un beso".
-"¿Sólo uno?".
-"O dos".
-"¿O veinte?" murmuró Naruto, cubriéndole la boca con la suya.
Sakura emitió un bajo sonido de aceptación a través de su garganta, mientras pasó sus brazos alrededor de su cuello. Esto era lo que quería, pensó cuando su tacto nubló sus sentidos. Estar aquí, entre sus brazos durante el resto de su vida.
El tiempo quedo en suspenso mientras su lengua acariciaba su labio inferior, mientras sus manos se deslizaban por sus lados, sus pulgares acariciando ligeramente sus pechos.
-"Naruto... por favor. .."
Él se apartó mirándola con atención. Su respiración era dificultosa, sus ojos llameando con incandescentes fuegos interiores.
-"No me rechaces de nuevo" imploró suavemente.
-"Sakura, te deseo más de lo que puedes imaginar... "
-"¿Pero?".
-"Tengo miedo de lastimarte, eso... "
-"¿Qué?".
-"Sakura, no siempre puedo separar mi deseo del hambre que me corroe. Temo que, en el calor de pasión, la lujuria por la sangre venza mi autocontrol".
-"¿Siempre ocurre así?".
-"No lo sé. Sólo he llevado a una mujer a mi cama desde que fui hecho Vampiro".
-"¿Sólo una? ¿Durante cuatrocientos años?".
-"La lujuria por la sangre es aun más poderosa que el deseo sexual". Hasta que encontró a Sakura, pensó. Hasta que llegó e introdujo esperanza en su solitaria vida.
-"¿Qué le sucedió a esa chica?".
-"Murió entre mis brazos".
Sakura se recostó en la silla, incapaz para suprimir el estremecimiento de temor que le recorría la columna vertebral.
-"Sakura, no podría vivir con la culpabilidad de haber hecho algo que pueda dañarte".
-"Has... ¿Te has alimentado esta tarde?".
-"Sí". Sabiendo que la vería, y recordando lo que había sentido cuando se despertó a su lado, se había alimentado, y se había alimentado bien.
-¡¿Tienes hambre ahora?".
Él negó con la cabeza, con la certeza de lo que iba a venir excitándolo tanto como lo atemorizaba.
Él la deseaba, la deseaba tanto como ella a él. Con la seguridad que le proporcionaba ese conocimiento, apartó su miedo. Poniéndose de pie, tomó su mano conduciéndolo tras ella. -"He esperado por ti demasiado tiempo, mi señor".
Las palabras fueron dichas tan suavemente, que dudaba de las hubiera podido oír un simple mortal.
Naruto negó con la cabeza. -"No puedo, Sakura. Por favor no me pidas eso".
-"No tengo miedo".
Sus dedos apretaron sus hombros. -"Pero yo sí".
-"¿Amabas a esa chica?".
-"No".
-"¿Me amas a mí?".
Asintió, incapaz de negarlo.
Su sonrisa era tan brillante como la luz del sol que él nunca vería de nuevo, tan calida como el amor de una madre.
-"¿Estas segura de que es esto lo que quieres, Sakura?".
Por toda respuesta, cogió su mano y se dirigió hacia la puerta.
Incapaz de resistirse, la siguió hacia arriba por la escalera de caracol hasta su cuarto.
Una vez dentro, su coraje pareció abandonarla y se quedó mirándolo fijamente, con ojos inseguros.
-"No tenemos por qué hacer esto" dijo Naruto.
-"No, quiero hacerlo. Pero no se que es lo que esperas de mi".
-"Podríamos comenzar con un beso" propuso Naruto, esperando que eso les hiciera sentir más cómodos.
La atrajo entre sus brazos, sintiendo los pequeños temblores de ansiedad que la recorrían de pies a cabeza.
-"Sakura". Murmuró su nombre mientras reclamaba sus labios.
Era más dulce que la miel, más caliente que un día de verano. Era como estar expuesto a los brillantes rayos del sol, pensó. Estrecharla entre sus brazos expulsaba el frío que parecía perseguirlo siempre, la sujetó más cerca, absorbiendo su calor, su blandura. Sus pechos estaban aplastados contra su torso; Podía sentir los rápidos latidos de su corazón, la pasión floreciendo dentro de ella.
Ella respondió a su beso apasionadamente, apretándose más contra él, sus brazos deslizándose alrededor de su cuello. Gimió suavemente cuando sus labios se deslizaron por su garganta, a lo largo de su hombro.
-"¿Sakura, Sakura, sabes cuántas veces he soñado con este momento?".
Ella hizo un sonido mudo de asentimiento, apartándose para poder ver su rostro. El calor en sus ojos amenazaba con abrasar su propia alma y pensó en lo maravilloso que era que una joven inocente como era ella pudiera despertar tal pasión en un hombre.
Él la soltó solo lo suficiente para quitarse su capa. Ella le observó mientras la depositaba sobre la silla, y se quedó sin aliento al verse en el espejo.
Por un momento, fue como si el mundo se hubiese detenido: su reflejo, su pelo ligeramente desordenado, sus mejillas rosadas, sus labios ligeramente hinchados por sus besos. Vio su capa, extendida como un río de negro terciopelo sobre la silla. Vio la cama detrás de ella. Pero no a Naruto, quien estaba a su lado, no se reflejaba en el espejo.
Sobresaltada, le recorrió con la mirada para asegurarse de que estaba allí. Miró de nuevo el espejo, sintió que la sangre desaparecía de su rostro.
-"¿Qué ocurre?". Naruto la miró de reojo y luego, lentamente, siguió su mirada. Su imagen le miraba fijamente desde el espejo, sus ojos verdes agrandados, su cara cenicienta. -"¿Sakura?".
-"Yo... Tu... " Aspiró una bocanada de aire, y luego lo dejo escapar con un largo y tembloroso suspiro. -"El espejo... Tu no... ¿Por qué no puedo verte?".
Él estaba repentinamente silencioso. -"No estoy seguro" contestó rígidamente. -"Hay muchas teorías acerca de ello, la más extendida es que los vampiros no se reflejan en el espejo, porque están compuesto de carne sobrenatural".
Vampiro... Ella sabía lo que él era, pero había rehusado profundizar en ello, había intentado pretender que eso no tenía importancia, que era como algún tipo de rara enfermedad, no una forma de vida. Ahora sabía por qué no había espejos en el castillo, sabía porqué que las pesadas cortinas estaban extendidas sobre las ventanas, no solamente para impedir que pasara la luz.
Dando un paso hacia atrás, le contempló. Con un inconsciente gesto de protección, cruzó los brazos sobre sus pechos.
Naruto entendió el significado de su gesto. Enderezándose en toda su altura, se apartó hasta rincón del cuarto. -"Te expliqué lo que soy" dijo, su voz de repente a la defensiva.
-"Lo sé, pero creo que hasta ahora no me había realmente dado cuenta de lo que significaba. No me importa. Realmente me da igual. Solo me sobresalté por un instante".
-"¿Sobresaltada?" Alzó una rubia ceja con amarga diversión.
-"Parece que estés a punto de desmayarte".
-"¿De verdad lo parezco?" Ella sonrió débilmente. -¿Puedes culparme por ello?".
-"No. Esto no va a funcionar, Sakura. Por la mañana haré que Jiraiya te lleve a casa".
-"¡No!" Corrió a través del cuarto y colocó las manos en sus hombros. -"No tiene importancia". Señaló al espejo. -"Solo era que no lo sabía. Tu nunca me dijiste..." Cruzó los brazos sobre su pecho de nuevo, recordando repentinamente que se lo había dicho cuando le habló de cómo se había convertido en un vampiro. -"Lo siento, lo olvidé".
Pensó en todas las otras cosas que le había contado acerca de los vampiros. Parecían todas tan irreales, tan improbables. Ahora sabía que a pesar de su habilidad para abrir y cerrar puertas, de leer sus pensamientos, de su necesidad de beber sangre, realmente en lo más profundo de su ser no había creído que él era un vampiro. -"¿Hay alguna otra cosa que deba saber? Es decir, he oído historias acerca de vampiros, pero... "
Se mordió el labio inferior para detenerle sus absurdos balbuceos. Incluso después de todo lo que había visto, después de todo lo que le había contado, no podía creer que fuera cierto. Las lágrimas inundaron sus ojos mientras le contemplaba, esperando que él le aclarara que todo había sido un tremendo error.
-"Ah, Sakura, eres tan joven, y yo me siento tan viejo".
-"Dímelo".
-"Creo que te he dicho todo lo que necesitas saber". Su mirada fija se desplazo hasta la delgada columna de su cuello, donde latía su pulso tan apetitosamente. El perfume de su sangre inundaba las aletas de su nariz.
Lleno de ternura, le cogió las manos y besó a cada uno de sus dedos, sus labios fríos contra su carne. -"Creo que será mejor que me vaya".
-"Pero... Creí que... "
-"En otro momento, Sakura".
Él se sintió al mismo tiempo aliviado y decepcionado cuando ella no le replicó.
-"¿Te veré mañana por la noche, mi señor?"
-"Si lo deseas".
-"¿Me acompañarás a la boda de mi hermana?".
-"¿Crees que es eso prudente?"
-"No lo sé. Quizá sería bueno que pasaras más tiempo con seres humanos y menos encerrado dentro de este castillo".
Él parecía escéptico. -"¿A qué hora es la boda?".
-"A las siete, en la capilla de Konoha". Sakura se mordió el labio inferior. -" Puedes... ¿Quiero decir, podrás...?"
Él se rió suavemente. -"Te aseguro, que la iglesia no se derrumbara si entro, mi dulce. Ni me desintegraré en un montón de cenizas al rojo vivo". Agachándose presiono sus labios sobre su cabeza. -"Hasta mañana por la noche".

Bueno espero que les halla gustado y aqui les dejo un pequeño adelanto del siguiente capi nos vemos

Su corazón saltó una pulsación mientras él se levantaba. Por un momento, se quedó mirándola fijamente y luego, con un revuelo de su capa alrededor de sus tobillos, salió del cuarto. Un momento más tarde, oyó el fuerte golpe de una puerta al cerrarse y supo que había abandonado el castillo para vagar por el jardín y también supo que tarde o temprano, iría al laberinto. Se sentaría a la sombra del zorro y el cuervo y se quedaría mirando a la oscuridad que era una parte de sí mismo. ¿Cómo había sobrevivido a siglos de oscuridad?
Se quedó sentada durante un momento y luego, lentamente, se puso de pie para seguirle.
-"No lo haga, señorita".
-"Jiraiya, no le vi.".
-"Déjelo, señorita Sakura".
-"No puedo. Él sufre... "
Jiraiya asintió. -"Sí, señorita, pero está acostumbrado a ello desde hace mucho tiempo".

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