Pasó un tiempo. Un tiempo que lo cambió todo.
Empecé a salir con John, éramos tal para cual. Él me miraba mientras yo hacía cualquier cosa y cuando nuestras miradas se encontraban, las estrellas se iluminaban. Todo era perfecto.-Buenas noches amor.-Me dijo John después de hacer el amor.
Le besé lentamente en la mejilla y después dormimos. No me gustaba dormir abrazada a alguien, quería disfrutar de mis horas de sueño a gusto así que aquí no puedo hablar de romanticismo, pero él lo comprendía y siempre se reía dulcemente.
Una noche de verano quedé con mis amigos. Los tenía un poco descuidados y ya habíamos crecido todos bastante.
-Buenas.- Dije al llegar al lugar acordado.
-Hola.- Dijo Blanca apagada.
-¿Y Diego?- Pregunté al notar su ausencia.
-Está en casa. Lleva unos días sin salir...ya sabes.
Al ver su triste mirada comprendí el por qué de que Diego se hubiera quedado en casa. Y es que un par de meses atrás, la madre de Blanca y de Diego se había ido. Se marchó sin dejar explicación alguna y ellos...ellos se habían secado de tanto llorar.
Blanca se quedó unas semanas en mi casa, no conseguía llenar el vacío que su madre había dejado y Diego pasó una estancia en casa de sus abuelos. Desde entonces, no he vuelto a ver a Diego. Lo llamé sin cesar pero no quería cogerle el teléfono a nadie. Blanca me dijo que el decía que se le había pasado todo lo que sentía por mí. Pero la verdad era que cada día su pena por haberme perdido a mí y a su madre, sobretodo, aumentaba.
Yo no dejaba de torturarme y esto hacía que hubiera tenido varias discusiones con Blanca y John. John porque no disfrutaba lo suficiente conmigo por mi culpa y Blanca porque me echaba en cara ciertas cosas y yo no podía más.
-Hola Eric.- Le di un pequeño abrazo.
-Hola guapísima.
Eric había sido mi gran apoyo estos meses, antes era muy buen amigo pero a día de hoy es como un hermano para mí.
Y ahí estábamos. Los tres. En silencio. Esquivando las miradas y queriendo que el tiempo pasara lo más rápido posible.
-Bueno chicos, sé que no había mucho de que hablar pero quería deciros que...me mudo.- Dijo Eric con una pena enorme.
Mi cara y la de Blanca se quedaron pálidas y perplejas ante la situación que estábamos viviendo.
-¿Có...mo?- Me atreví a decir.
-Mi madre quiere empezar de cero desde que se divorció de mi padre y aquí dice que no pinta nada ya.
-¿Y a dónde os vais?- Preguntó Blanca.
-A Francia, con mis tíos.-Dijo llorando.
-Pero qué haces tu en Francia si no tienes ni idea de francés.- Dije llorando sarcástica.
-Lo sé. Os voy a echar tanto de menos. Me voy en una semana.
-No asimilo como va a ser a partir de ahora todo sin ti.- Dijo Blanca.
Los tres lloramos y nos abrazamos durante aquella noche de verano, tan vacía, tan...en fin.
Me dirigí a mi casa cuando me encontré a John y Mónica. No tenía ninguna gana de ver a nadie pero tuve que saludar.
-Hola. ¿A dónde vais?-Me extrañe de verlos juntos después de que John se enterara de todos los percances que había tenido con Mónica.
-Hemos ido al cine.- Dijo ella sonriente tratando de darme celos. Y lo estaba consiguiendo...
-Bueno es que su madre me ha invitado a comer y luego hemos...-Dijo John queriendo salir del apuro.
-No hace falta que me des más explicaciones. Me tengo que ir.-Dije flipando.
-¿No me das un beso?- Me dijo él con ojos nobles.
-No creo que sea el momento...
Y me marché. Me dolió en el alma verlos juntos, eran mejores amigos, pero...el sabía la rivalidad entre Mónica y yo y aún así la había preferido a ella.
Todo parecía ir bien entre nosotros pero a veces John se comportaba de manera extraña. Yo había pensado ya varias veces que Mónica y él se habían enrrollado, pero por diferentes motivos que John me explicaba tras hablar del tema, pensaba que la paranoica era yo, y era verdad.
Tres dias después quedé con John para ir a comer juntos a un restautante delicioso.
-Qué vas a tomar enana.
-Lo mismo que tú seguro que no jaja. Tus gustos son rarísimos.-Le dije bromeando.
-Tú quieres que...-Dijo acercándose a mí.
-No por favor...
-Si sí...
-¡Nooooooo!
Y empezó a hacerme cosquillas. La gente se nos quedó mirando pero le daba igual, consiguió que me riera durante un buen rato.
Antes de que nos diera tiempo a pedir...recibí una llamada.
Cogimos las chaquetas y fuimos al coche de John. Nos pusimos en marcha en seguida con el corazón a mil por hora.
Cuando conseguimos llegar había una ambulancia y policías.
-¡Blanca, Blanca! Dije corriendo hacia ella.
-¿Qué pasa aquí? Dijo mi novio.
Blanca se desmayó en mis brazos y le pedí a John que se quedara con ella mientras yo iba con las piernas temblando al lugar donde...
Y lo vi. Vi su cabeza asomando a punto de que la bolsa de plástico negra lo cerrara del todo. Diego había muerto. Diego se había suicidado.
Empuje a los policías que me impedían el paso y conseguí abalanzarme sobre el cuerpo de mi amigo.
-Diego, Diego despierta por favor. ¿Te acuerdas de lo que me dijiste hace tiempo? ¿De que teníamos que ir a ver esa película de acción que llevábamos tiempo queriendo ver? Diego por favor no me hagas esto. Por favor...- Tartamudeé entre lágrimas y sollozos.
Lo abrace por última vez antes de que los policías me apartaran de él, de su cuerpo sin vida.
-¡DIEGO NO! Grité y grité mientras John me llevaba a su casa.
Aquel día fue el peor día de mi corta vida. El fin de la etapa de mi adolescencia. El fin de la de Diego. Su ausencia había marcado sin duda alguna mi vida.
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¿Y ahora qué?
Teen FictionY ahora qué hacemos, ahora donde quedan los recuerdos, ahora que camino tomamos, ahora...qué? Elisabeth. Ella y dos caminos. Desearía no haber entrado nunca en el instituto, desearía no haber respirado el mismo aire que John o Rodrigo, pero son las...