Lágrimas amargas.

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1 año. Un año lleno de gris.
En ese año me había pasado la vida de psicólogo en psicólogo.
Tras la muerte de mi mejor amigo me quedé completamente sola.

Blanca, ella...no para de echarme la culpa de todo lo que está pasando.

*Un año atrás*

Horas después de la muerte de Diego, yo me había quedado dormida tras llorar y llorar sobre las piernas de John. Cuando Blanca llegó a mi casa.

-Elisabeth he venido para decirte que no vuelvas a llamarme nunca, que no vuelvas a tocarme, ni a mirarme. Que no quiero que estés más en mi vida.- Soltó ella gritando y llorando.

-Blanca calmate, por favor, esto también está siendo duro para mí.- Le contesté con los ojos algo cansados.

-¿Que me calme? Eres la responsable de la muerte de mi hermano, nosotros te acogimos cuando llegaste de Barcelona, te aceptamos y con el tiempo descubrimos lo inseparables que podíamos llegar a ser. Y ahora tú, tu has hecho posible que me quede sola y triste, has hecho desgraciada mi vida.-Continuó arrodillandose en el suelo rendida ante sus fuerzas y sin parar de llorar.

-Se que estás triste pero por favor no hagas esto. No he tenido nada que ver con la muerte de mi mejor amigo, ¿cómo puedes pensar eso?-Dije arrodillandome yo también.

-Si tú no le hubieras dado falsas esperanzas a Diego nunca se habría enamorado de ti, si le hubieras dedicado el tiempo que requería la situación, si lo hubieras tratado como se merece. No estaríamos ahora así.

Blanca se levantó y se marchó. Una vez más habia perdido a la persona que más quería, a mi confidente, mi paño de lágrimas, en fin, a mi mejor amiga.

John esperó un rato a que me calmara, aunque en realidad no podía dejar de llorar y me iba a costar hacerlo durante un tiempo.

-Pequeña, ¿estás mejor?

-No John y tu no te mereces esto, creo que ahora no voy a poder darte todo de mí y lo siento en el alma.

-No digas bobadas. Yo te quería hablar sobre lo que ha dicho antes Blanca, si es verdad que había algo entre Diego y tú...

-¿Qué? ¡No! Bueno....no sé. Yo tenía la cabeza llena de dudas, yo se que él estaba enamorado de mi y un día nos sinceramos bastante los dos el uno con el otro y me hizo cambiar mi manera de verlo como un amigo pero yo siempre te he amado a ti.

-Eli yo...yo estaba cuando os mirasteis de cerca para besaros.

-John eso es imposible te lo juro. Mientras he estado contigo nunca he pensado en él como algo más y mucho menos le he besado.

-¿Que no has pensado en él? Cada día llegabas con alguna pelea que habíais tenido y llorabas sobre mi, llorabas sobre mi pensando en otro. Yo entiendo que ahora estés dolida pero si de verdad no pasaba nada no te hubieras comportado así con él.

-Amor...no pienses asi por favor.-Le dije llorando- Estamos los dos muy tensos pero te prometo que estaré bien en un futuro y...

Me interrumpió.

-Quizá si deberíamos darnos un tiempo...

-¿Qué? ¿Me vas a dejar en el peor momento de mi vida? ¿Cuándo más te necesito? ¿Acaso una relación no se trata de superar juntos?

-No sé Elisabeth, no sé nada ahora mismo.

Me dijo cabizbajo y después se marchó enfadado y dando un portazo.

Minutos después salí corriendo de mi casa, quería tirarme por cualquier puente que encontrara pero sería demasiado fácil acabar con todo así. Llegue a una plaza y ahí fue cuando mis ojos querían dejar de existir. No podía creer lo que estaba viendo.

Mónica y John...ellos...Se estaban besando.

Fue ahí cuando mi corazón dejó de latir, fue ahí cuando entendí lo que era romper un corazón. El mío estaba más que roto, había dejado de existir.

A pesar de ese dolor reuní valor para acercarme a ellos.

-John.-Fue lo único que dije.

-Hombre mira quién ha llegado.-Dijo Mónica con tono de superioridad.

-Elisabeth.-Dijo él.

Aquello me hizo llorar, lloré con serenidad. Él y yo siempre nos despedíamos así, diciendo el mi nombre y yo el suyo. Cortantemente pero con amor.

-Por favor vamos a hablar a solas.-Dijo él apartándose de Mónica.

-No hay nada que hablar, esta clarísimo que has puesto "fin" a nuestra relación porque te sentías demasiado culpable y eres demasiado cobarde como para mirarme a los ojos y contarme lo que realmente estaba pasando aquí.-Solté gritándole y llorando.

-Por favor, lo nuestro no ha terminado simplemente necesitaba pensar y me he precipitado.-Contestó John con una pequeña y corta lágrima cayéndole por la mejilla.

-Ah, muy bien. Mira no veía necesario emprender un camino por separado, pero ahora lo veo claro. Que seáis muy felices.

Y le di un empujón antes de irme. Nunca hubiera pensado verme en esa situación con el amor de mi vida. Con la persona que me había enseñado a amar y con la que por primera vez había sentido el amor. Todo se había ido a la mierda y lo peor es que no me quedaba nadie más.

Comenzó a llover. Corrí bajo la lluvia por Madrid, era una noche silenciosa y llena de lágrimas. Habia perdido a tres personas el mismo día. Muy bien Elisabeth, muy bien...

¿Y ahora qué? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora