Maze Runner. "Un cambio erróneo" [Thominho]®

Capítulo 6.- "Lo último que supimos de el Brazo Derecho..."

Capítulo 6.- "Lo último que supimos de el Brazo Derecho."

Se habían levantado hacia las cinco de la mañana, para arreglar los últimos detalles del viaje, dejar órdenes a los que se iban a quedar y nombrar a Jorge –quien había dicho que ya estaba viejo para adentrarse a lugares desconocidos, además de harto y cansado de Las Aventuras Con Los Habitantes– como Líder provisional en los días que iban a estar fuera.

Al final, lograron reunir a cerca de veinte personas para la expedición: Minho, Thomas, Newt, Gally, Aris, Hans, a regañadientes Alan y Jeimy, entre otras personas que acudieron a la convocatoria.

—Muy bien, es hora de calmar el hambre de sus espíritus aventureros. A arrastrar sus jodidos cuerpos bajo el sol. Una advertencia; manténganse hidratados pero tampoco vacíen sus botellas de agua tan rápido, no quiero y no voy a andar cargando sus cuerpos deshidratados, mucho menos parecer alma caritativa regalando mi agua. Ojalá vivan y duren los suficiente.

Fueron las palabras de aliento de Minho al partir.

—Tan esperanzador como siempre ¿No Minho?

Opinó Newt tomando sus cosas.

Thomas dedujo que el mal humor de Minho había mejorado durante la noche, le hablaba como solía hacerlo e incluso le dio los buenos días, quizá ahora podrían hablar de lo sucedido –o ¿Debería dejarlo así? –Dudó.

Se despidió de Brenda con un beso en los labios, que ella se encargó de alargar.

La tensión entre ellos se disminuyó la noche anterior, cuando, dándose cuenta de lo incómodo que puso a Thomas, decidió llevarlo a un claro del bosque –donde solían ir frecuentemente juntos al finalizar el día– a hablar. Él supo que tenía que expresar sus inconformidades si no quería que éstas aumentaran. Y así lo hizo.

Una cosa llevó a otra. El cansancio, lo tarde que era y entre otros factores, llevaron a la desconexión el razonamiento de su cerebro; por lo que, al final, terminaron teniendo relaciones sexuales.

Observó a Gally hacer lo mismo con Harriet –el beso hahaha–, y supuso que al fin, uno de los dos, había dado el primer paso.

Después de las despedidas –como si nunca se volvieran a ver– emprendieron camino, por primera vez, fuera del perímetro de las Torres.

(...)

De acuerdo a los relojes de mano que traían, eran las dos de la tarde.

Mantenían un paso firme, a una velocidad considerable, sin llegar a correr, en ocasiones trotaban, pero después de unos minutos haciéndolo tenían que disminuir el paso, ya que algunos de los que se habían unido no tenían buena costumbre a hacerlo.

Los cálculos de Minho –una vez más exponiendo el orgullo de hacer uso de su experiencia en el Laberinto y el Desierto– daban a la duración de la travesía unos cuatro días, con descansos de un rato por las noches y unas cuantas paradas en el día; para los alimentos y necesidades fisiológicas. Quizá tres si no había contratiempos y acortaban descansos.

Las conversaciones iban surgiendo libremente; algún animal que veían, diferentes tipos de vegetación, el clima –que no dejó rastro alguno de una tormenta el día anterior–, etcétera. Pero mayoritariamente, se mantenían en silencio, concentrados en las picos de las montañas que parecían alejarse cada vez más.

En el camino se encontraron con un pequeño prado.

—Perfecto —exclamó Minho poniendo ambas manos en su cintura—, creo que es un buen lugar para comer, reanudaremos el paso en media hora.