Solo el comienzo de nuestros problemas

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— ¡Gerard Arthur Way! ¡Bájale el volumen a esa cosa en este instante!

Ordenó Donna desde la planta baja, pero lo único que logró fue que el chico de veinte años solo subiera aún más el volumen, ignorando su autoridad materna.

— ¡Espera a que llegue tu padre, jovencito! ¡No estará nada feliz al enterarse que te expulsaron de la universidad! ¡¿Me oíste?!

Pero no obtuvo respuesta alguna de su hijo, solo se oía esa horrible música cuyos cantantes sonaban muy enojados. Gerard se había encerrado en su cuarto desde que había llegado por la mañana y hasta ahora no se había dignado a salir.

Donna suspiró, justo en aquel momento la puerta principal se abrió. Mikey entró a la residencia cargando en brazos su proyecto de ciencias, una maqueta del sistema nervioso humano. Al oír el ruido proveniente de arriba frunció el ceño.

— ¿Qué es ese ruido? —le preguntó a su madre, depositando la maqueta sobre la mesa del comedor.

— Es tu hermano, con su música demoniaca...

— ¿Gerard? ¡¿Gerard volvió?!

Ni siquiera esperó a que su madre le respondiese, puesto que literalmente dejó caer su mochila al piso y comenzó a subir los escalones de dos en dos. Su corazón le latía con fuerza en el pecho. Él y su hermano no se habían visto en seis largos meses, puesto que debido a sus estudios en la universidad, Gerard se había mudado a Nueva York el año anterior con el fin de estudiar Bellas Artes. Así que disfrutaba de cada una de las visitas de su hermano.

Corrió hasta llegar a la habitación que solía ser de ambos e irrumpió en el cuarto. Gerard estaba de espaldas, sentado en su antiguo escritorio y al parecer dibujaba algo. Él amaba dibujar.

— ¿Gerard?

El antes nombrado abandonó su tarea al oírlo, aún por sobre el fuerte ruido de la música. Se volteó y le sonrió.

— ¡Mikes!

Mikey corrió y se abalanzó sobre su hermano, provocando que ambos cayeran sobre la cama de Mikey. Un cálido beso de bienvenida surgió entre ambos.

— Creo que alguien me extraño —rió Gerard una vez que se separaron. Mikey también soltó una risita, pero no se movió de su lugar.

— No tienes idea de cuánto lo hice.

— Sabes Mikes, ya no eres tan pequeño para correr hacia mí de esa forma. Mi hermanito ya es todo un adolescente de diecisiete años, no un niñito.

— ¿Cuando regresaste?

— Está mañana.

— ¿Cuánto tiempo te quedarás está vez? Por favor, dime que una semana como máximo.

Mikey en serio lo había extrañado y no quería volver a perderlo una vez más.

La sonrisa de Gerard se desvaneció— Pues... Ese es el asunto. No me iré, no está vez. Me expulsaron, Mikey. De la universidad.

Ambos se incorporaron en la cama. El breve momento de alegría ya había quedado atrás. Una sombra lúgrube cayó sobre ellos.

— ¿Qué? ¿Pero... Porque? ¿Qué fue lo que hiciste?

— ¿Recuerdas que te conté acerca de mi compañero de cuarto? ¿James? —Mikey asintió con la cabeza— Pues encontraron su marihuana en una inspección rutinaria de los cuartos. Él dijo que era mía, y me expulsaron.

Dear brother ↠ WaycestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora