Palabras.

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-¿Estamos hablando del mismo Harry Potter, cierto? –Pregunta Astoria, sorprendida, con la boca haciendo una pequeña o.

Draco asiente con la cabeza, después de una semana (y tal vez dos) Harry no ha mostrado mucho interés de repetir el coqueteo que sucedió aquella noche en la fiesta. Tan solo atiende a sus turnos con Nora, y cuando alguien le dirige la palabra –como cuando están todos juntos en la habitación de Draco, cosa cada vez más frecuente, a Hermione le encanta hablar con las serpientes, y Ron debe admitir que tienen buen gusto para el quidditch- no saben de lo que están hablando y se sonroja. Ante esto no va a olvidar las miradas que le da Hermione, riendo suavemente, por lo que sabe que algo se tiene entre manos.

Caminan por los pasillos de Hogwarts en camino a Slytherin, en donde se encontrarán con que Ron y Hermione están haciendo su turno.

Porque Harry Potter no sabe disimular, y no sabe disimular que no sabe disimular.

-Sí, Potter. –Dice, con su típico acento marcado en el apellido del chico.

Bueno, también no ha hecho mucho para acercarse a Harry. El simple hecho de estar cerca de él ya le provoca escalofrío, y cuando Harry habla no evita notar que sus ojos parecen estar lejos, muy lejos de donde están realmente. Cómo muerde su labio cuando está nervioso, o que el único momento en el que presta real atención a este mundo, es cuando tiene a Nora en los brazos, como si fuera una pieza fundamental en su vida sin siquiera ser su familia de sangre. Últimamente nada con la sangre tenía importancia.

Poco después llegan a la habitación de Draco, en donde se encontraron con Hermione leyendo en voz alta en la cama de la serpiente, con Ron y Nora escuchando atentamente desde el suelo –Ron está sentado como indio, y en sus piernas tiene sentada a Nora- . Hermione termina de leer el párrafo antes de observarles entrar, y con el movimiento de la cabeza de la chica, Ron y Nora le imitan.

La pequeña se levanta de su lugar, da tres pasos rápidos hacia su papá y casi se cae, solo detenida porque se agarra a tiempo del pantalón de Draco.

-Díganle a Potter que hoy en la noche nos juntaremos en la Sala Común de Slytherin. –Dice el rubio, que alza a la bebé. Eso unos años atrás se hubiera escuchado bastante cortante y frío, pero Draco lo hace sonar ameno, y Hermione sonríe al escuchar el apellido de su mejor amigo con una voz tan dulce.

De verdad ellos se encantan.

-No creo que Potter –Responde Ron, e imita la voz dulce de Draco- pueda estar con nosotros esta noche. Está ocupado.

-¿En qué?

Nora reconoce el apellido, y hace un puchero. Quiere que Potter esté y juegue con ella, pero al parecer no puede.

-No sé, cosas de Harry.

-¿Cosas como aventuras suicidas que probablemente dejen a cinco personas afectadas y dos heridas? –Pregunta Astoria, con tono de sorna.

La pareja se mira y sonríe, sabiendo lo que de verdad planea Harry Potter.

-Si te soy sincera, tal vez sí.

***

-Potter me está volviendo loco. Cuando fue su turno de cuidar a Nora siquiera fue capaz de devolverme la mirada ¡Pero estaba sonriendo, el maravilloso hijo de puta! –Dice Draco, al día siguiente, caminando nuevamente a su habitación luego de un muy largo día.

-Quizás deberías dejar de pensar en él, ya sabes, quizás tan solo estaba jugando contigo. A los leones les gusta juguetear. –Murmura Blaise, girando los ojos, después de todo él había sido dejado por una Gryffindor hace un tiempo.

Ella, tu y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora