Prueba nº2

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Draco pudo convencer a una pequeña Hufflepuff de cuarto año para que le dé algo para que coma Nora de las cocinas después de las comidas en el Gran Comedor. Siquiera tuvo que explicarle completamente su historia, al parecer, con sus superficiales palabras logró que asintiera con la cabeza y le trajera algo pronto. Y, como el nuevo Draco Malfoy que es ahora, sonrió y le dio las gracias, prometiendo devolver el favor en lo que sea que le pida. Y, aunque la tejona -Charlotte, se recuerda Draco, ya que es pésimo recordando nombres- jura no necesitar más que conocer a Nora, él insiste aunque sea con alguna cerveza de mantequilla o algún dulce de Honeydunks.

Al segundo día del trato, Harry, mientras caminaba a Herbología junto a Ron y Hermione, pudo ver nuevamente a Draco a lo lejos, hablando con Charlotte, quien sonreía y giraba los ojos, y le entregaba una cajita pequeña blanca, de esas para guardar comida.

–Espero que de verdad estés bien con todo eso. Yo tengo muchos hermanos, te puedo ayudar en cualquier momento.

Draco pareció recordar algo y negó con la cabeza, con una sonrisa en el rostro.

–Tranquila Charlie –Le dice, mientras mira la caja y, seguidamente, hacia atrás suyo.– Me tengo que ir, pero puedes venir conmigo cuando quieras.

La pequeña pareció estar encantada y despidiéndose con la mano, se fue corriendo a su respectiva clase.

Harry entrecerró los ojos mientras seguía caminando, Hermione no lo notó por estar leyendo y Ron tampoco por estar intentando llamar la atención de su novia.

Eso se repitió durante una semana, y ya seguro que es una prueba, Harry detuvo a Ron y a Hermione en camino hacia allá.

–¿Ven? –Preguntó Harry– Cada día, después de las comidas en el Gran Comedor, la chica de cuarto le da una caja con comida a Malfoy ¿Me van a decir que eso no es una prueba?

Ron frunció el ceño, analizandolo. Aunque la guerra había terminado, la parte Slytherin de Harry seguía latente.

–¿No será que quiere comer más?

Sin embargo, y ahora avanzando en su camino -ya que se habían quedado atrás-, la única chica del Trío de Oro negó con la cabeza, mientras veían la sala de Herbologia aproximarse.

–Está muy delgado para estar comiendo esas cantidades de comida, Ronald. Harry tiene razón.

–Vale -Dice Theo- Vamos a organizarnos para cuidar a Nora.

Están en la habitación de Astoria, quién es la que carga a la bebé en esos precisos instantes, mientras Draco le da de comer y Blaise mira hacia Theo atento, feliz de participar como su padrino y no como otro amigo más. Theo dijo que necesitaban una manera en la que organizar el cuidado de la pequeña, ya que probablemente si faltan todos a la vez, tanto como lo estaba haciendo Draco, los profesores entenderían que algo está mal y deberán investigar.

Así que cada uno iba a faltar por lo menos a tres clases a la semana, y contaría con el apoyo incondicional del grupo para poder saber lo que enseñaron. Todo calzaba con las siestas, juegos o comidas de Nora.

–¿Te parece, Draco? -Preguntó al final de su disertación Theo.

Todos estaban de acuerdo. Estaban juntos en ello.

–Si. Los estúpidos nunca la descubrirán.

Tal como todos los días, Draco lleva a su hija a sentarse en frente del Lago Negro, apoyados en un árbol a una distancia segura.. Él acaricia su cabello mientras ella, que parece no querer quedarse dormida, balbucea incomprensiblemente. A él le da gracia y besa la cabeza de la pequeña.

–Duérmete ya, que quiero dormir también, princesa.

En algún momento había escuchado, ya no sabía de donde, una frase que le dejó pensando, y que por fin comprendía.

"Sólo los padres de hijas saben que las princesas si existen"

El pequeño Draco afirmaba que ya sabía que existían y aún no tenía hijos, ni planeaba tenerlos. Ahora, él mira a Nora, con su cabello rubio platinado y sus ojitos oscuros y suspira.

Ella es la única princesa para él.

-dracosviolin.

Ella, tu y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora