XII

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-¿Nos vemos mañana? -le preguntó Blake un poco nervioso mientras se rascaba la nuca y apagaba su cigarrillo que solamente quedaba la colilla.

-De acuerdo -se quedó un rato pensando y se inclinó hacia adelante para depositarle un suave beso en la comisura de los labios -. Nos vemos Blake.

-Espera -la detuvo con una mano -, déjame tomarte una foto.

-Muy bien.

Blake saco su celular y ajunto la luz del lugar y presiono el botón del teléfono dejando a aquella chica en la memoria del aparato.

-Adiós Neve.

Al llegar a su casa, el chico tenía miedo de ver el celular.

Tenía miedo de no encontrarse con ese rostro angelical de aquel día en el barraco de la playa West Beach.

-¡Mierda! -arrojo el teléfono contra la cama y se dejó caer sobre ella -. Debo estar muy mal.

Abrió aquella libreta, su dibujo seguía intacto. Su mejor trabajo sería algo que nadie más que el pudiera admirar, se aplaudió la manera en la que había trazado las tenues lagrimas que estaban al borde de los ojos de Halley, sus curvas ocultas entre toda esa tela y la sensación de alivio final al ver las rocas que partían la marea del océano.

 Su mejor trabajo sería algo que nadie más que el pudiera admirar, se aplaudió la manera en la que había trazado las tenues lagrimas que estaban al borde de los ojos de Halley, sus curvas ocultas entre toda esa tela y la sensación de alivio final ...

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-Después de todo este tiempo... -las lágrimas del chico surgieron como las de ella ese día-... no he podido olvidarte, pero si puedo recordarte, aunque sea efímeramente... que asi sea.

El artista que no tenía una musaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora