Batalla final

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Esquivaba los ataques de Rumis con dificultad, mis ojos podían seguirle el paso, pero mi cuerpo no. Al estar en su cabeza, podía incrementar su poder cuanto quisiera, incluso cambiar el entorno a su ventaja. Sin escapatorias, sentía como mi cuerpo desistía cada vez más y más, pero algo en mí llegó, cual invitación me dio a elegir entre sí y no; Me estaban ofreciendo su poder.

"Maldición, no pensé que caerían tan bajo como para arriesgar su salud sólo para ayudarme. Lo siento chicas, voy a ser egoísta"-Dije en mi cabeza, con certeza de que no me escucharían, pero lo intenté.

Me negaba a aceptar su ayuda, todo por culpa de mi orgullo. Aunque ya sabía cómo terminaría esto, no de la mejor manera; Para salvar a alguien, otro tiene que sacrificarse, en este caso, yo. Es muy irónico, moriré de nuevo, esa sensación es tétrica y no me gustaría volver a experimentarla. Sólo quería su bien, no se tenían que arriesgar de esa forma, estaba frustrada; Cuando no tenía ganas de aceptar la propuesta, algo vino a mi cabeza, ¿Cómo pudieron contactarme? Estamos completamente aislados, él y yo; Pero múltiples pensamientos llegaron, no míos, ni de Rumis, de ellas. Podía escuchar sus voces en mi cabeza, eran tenues, pero podía escucharlas.

-Estás muy callada-Interrumpió el monstruo con una cara seria- ¿En qué piensas?

- ¿Por qué habría de decírtelo?-Notaba su cambio radical, pasó de un monstruo Burlón a un oponente serio.

-Sé en lo que piensas, te responderé...Verás, mi actitud infantil es sólo una fachada para que mis oponentes tengan confianza de que soy alguien débil. Pero al parecer no funciona contigo, lastima.

Cuando estaba pensando en un plan para atacar, algo en Rumis cambió. Su aura, su alma, eran distintas; Al notar mejor, él estaba sacudiendo su cabeza como si un bicho se le hubiera montado en la cabeza, parecía tener dolores.

-¡Deja de molestarme, inútil humano!-Dijo en voz alta, ahí, me di cuenta de lo ocurrido. Mi padre estaba luchando contra ese monstruo para salir, algo tenía que hacer.

-Úsame-Dijo una voz desconocida, pero provino desde lo más profundo de mi cabeza.

-¿Quién eres?-Pregunté en mi cabeza, esperando una respuesta, que efectivamente llegó.

-Soy tú, y a la vez no soy tú...soy parte de ti, soy lo que ha nacido atado a ti desde el inicio de tu vida...¿Alguna idea?-Preguntó después con una leve risita.

-¿Qué..?-Musité tratando de recordar, al lograrlo, me di cuenta de que era la oscuridad en mi cabeza- ¡Creí que te habías ido de mí!-Dije en mi cabeza, un poco enojada.

-Oh, cariño-respondió en tono burlón- Siempre estaré aquí, y si mal no recuerdo...te dije que volvería.

-¡Al grano!-Respondí casi inmediatamente- ¿Qué quieres de mí ahora?

-Sólo vi que estabas en problemas, Y decidí ayudarte...Verás, ahora que dejaste salir tu trasformación final, eres bastante fuerte y quedas debajo del poder de Rumis por muy poco...con mi ayuda, podrás vencer a Rumis.

-¡No voy a acepta ayuda de un ser mentiroso!-Grité enfadada.

-Como quieras, te veré en la otra vida...claro, si es que la tienes-Dijo con resignación.

Analizaba la situación, estaba desesperada por acabar con esto, no encontraba escapatoria. Busqué y busqué ideas en mi cabeza, pero ni el más mínimo plan, por lo que opté por pensar en la oferta de la oscuridad; Si acepto, tendría una oportunidad de vencer a Rumis, o al menos debilitarlo y volver al mundo real, pero el costo era mi cordura; Si me niego, conservaría mi sentido común, pero no tendría un plan y lo más probable es que muera sin hacer nada radical.

-¿Sigues ahí?-Pregunté fuertemente en mi cabeza.

-Por supuesto...¿Pensaste en ello?-Dijo con satisfacción.

-Acepto tu trato-Dije con determinación.

-Entonces, trato hecho-Dijo con una risa malévola, para después meterse en mí y tomar el control sin previo aviso.

Sumida en la locura, mi cuerpo se movió a la velocidad del sonido a atacar a aquella figura, aquella figura que veía borrosa, ha de ser Rumis. No distinguía los colores, lo veía tono en baja calidad y los únicos colores perceptibles eran el negro y el rojo, ¿Así se siente la verdadera locura?

Asestaba golpes contra Rumis, lo estaba logrando, y estaba contenta en mi cabeza, porque cuando la locura te controla, tú te quedas en una oscura habitación. A este paso, con mi padre luchando y mis golpes, lo lograríamos, o eso pensé yo. Sin darme cuenta, con magia neutral, mi cuerpo hizo una media espada adherida a mi brazo, y la incrustó en el estómago de Rumis; Este, completamente inmóvil, escupió sangre.

-¡¡¿Pero qué has hecho?!!-Grité a los cuatro vientos dentro de mi cabeza, enojada, triste y apunto de llorar.

-Te dije que te ayudaría a vencerlo, pero nunca dije cómo-Dijo, para después reír a carcajadas de una forma maligna.

En ese momento tomé el control a la fuerza, causando que mi nariz sangrara, pero eso no me importó en absoluto. Sin pensármelo dos veces salí corriendo hacia Rumis y lo abracé, estaba segura de que no me atacaría ya que mi padre estaba al mando con ese golpe tan contundente que recibió el monstruo, lo abracé con todas mis fuerzas mientras lagrimas recorrían mis mejillas.

-Lo siento, lo siento tanto...-Dije entre sollozos.

-¿M-Megumi?-Dijo sorprendido mi papá- ¿E-Eres tú..?

-Sí, soy yo...lo siento tanto, papá-Dije abrazándole más fuerte.

Cuando creí que todo había terminado, que estaba con mi padre, la vida jugó una broma de mal gusto. Rumis usó una táctica barata, cuando le estaba abrazando me enterró una espada gigante desde su pecho, con su energía oscura. Escupí sangre, pero no me importó, sabía lo que tenía que hacer; Lo seguí abrazando, con más fuerza aun, y susurré que su oído las únicas palabras que me habían faltado pronunciar:

-Te amo, papá-Dije con mi último aliento.

Después de pronunciar aquellas palabras, salimos de la mente de Rumis en cuestión de milisegundos, e inmediatamente la espada desapareció rompiéndose en pedazos de materia oscura, significando el fin de Rumis para siempre, ya que unas esferas de color morado salieron de la boca de mi padre. Al desaparecer el arma, lo que debía de sostenerme eran mis brazos, que estaban rodeando el cuello de mi padre, pero al sufrir tal ataque, se dejaron caer, haciendo que yo cayese de una altura de dieciocho metros al suelo. El impacto al caer al suelo fue tan inmenso, que rompió el campo que nos contenía a Rumis y a mí, haciendo que el tiempo volviese a la normalidad.

-¿Así que esta es la forma en la que muero?-Dije en voz baja- Entonces no me molesta, me alegra saber que hice algo bueno-Dije, para después reír un poco, y cerrar mis ojos.

EL DIARIO DE MEGUMI(HISTORIA REABIERTA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora