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-¿Eres estúpido o quieres que te lo vuelva a repetir? Aléjate de ese pendejo. - Minho quiso reclamar pero no pudo, se quedó callado y prefirió irse antes de seguir cuestionando y poner de más mal humor a su padre pero de algo estaba seguro... no renunciaría a Kibum.


Aquella noche los obligaron a separarse por "el bien de ambos" pero Minho más que nadie sabía que no era así. Era capricho de su tío, el mismo que ahora amenazaba a su padre de muerte si es que él se volvía a acercar a Kibum.

Arriesgaría todo, arriesgaría hasta su propia vida y la de su familia con total de ver de nuevo el rostro de Kibum; era su mayor obsesión, su mayor locura y no soportaba que lo alejaran de él.

Le importaba un comino las amenazas del tío de Kibum... él lo sacaría de ahí y volvería a ser suyo como siempre fue y tenía que ser.


Kibum cada vez sentía menos ganas de vivir, tenía insomnio y cada vez que podía al fin dormir tenía pesadillas. Soñaba con Minho, soñaba que estaba con él, que Minho le sonreía, le tomaba la mano y de la nada todo parecía sombra... nada, Minho desaparecía y ahí es donde sufría un nuevo trastorno.

Comenzaba a llorar y a entrar en un nuevo ataque, en una nueva crisis nerviosa, su corazón no paraba de latir, estaba desesperado por querer a Minho allí prometiéndole que todo iba a estar bien, que todo iba a cambiar como había prometido en ese entonces, en esa noche en donde todo se fue a la mierda.

Kibum comenzaba a llorar a los gritos, desesperado mientras reclamaba en gritos el nombre de Minho. Mil veces las enfermeras del lugar le habían repetido que tomara los calmantes pero él no les hacía caso, se negaba, él no estaba loco.


Su crisis no solía durar... ya que en minutos sentía el pinchazo tan bien conocido de la aguja con un resto de líquido que se esparcía por la aguja derramándose por el resto de la piel afectada por el pinchazo.

Su vista no tardaba en nublarse como sus ojos tampoco tardaban en cerrarse y caer en un profundo sueño en donde solo veía negro.


Kibum abrió sus ojos viendo como las luces de la habitación estaban apagadas, no sabía qué hora era ni tampoco podía saberlo... solo estaba encerrado en esa habitación aburrida.

Cerró sus ojos intentando encontrar la tranquilidad que ya no había en él pero todo duró poco porque comenzó a escuchar ruido venir de alguna parte. Abrió sus ojos asustado y cuando su vista se fue aclarando creyó estar alucinando... veía a Minho, estaba ahí... con él.

Estiró sus manos lento hacia el rostro moreno del otro que se sacó la capucha.


-Estoy aquí Kibum, estoy aquí.

-No puedes estar aquí... esto... esto, es una mentira. - susurró acariciando el rostro del más alto.

-Vayámonos de aquí antes de que me vean.

-Dices mentiras... tú no estás aquí, solo quieres hacerme alucinar de nuevo, quieres que entre en un ataque de crisis nerviosa... no eres real.

-Kibum, escúchame, yo te sacaré de aquí.

-No tú no... - Kibum se quedó estático al sentir como su cuerpo reaccionaba al hombre que ahora lo estaba besando, era Minho, era él. Lagrimas comenzaron a caer de sus tan cansados ojos y se aferró como si su vida dependiera de eso a su cuello, correspondiendo el beso.

Adicción enfermiza. [MINKEY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora