New York, 2012.
Era definitivamente la ciudad más grande o al menos la que contaba con más edificios. La ciudad de los rascacielos, con estructuras como el Empire State, la Estatua de la Libertad, la Catedral de San Juan el Divino o el Centro Rockefeller, enormes calles, oscuras y peligrosas por las noches, y sin olvidar el Central Park. New York le daba la bienvenida a la familia Smith, ellos se mudaron a esta ciudad debido a que al papá le habían ofrecido un nuevo puesto de trabajo en una empresa sobre ingeniería en telecomunicaciones. Para Andrew no era el mejor título para un empleo soñado, y aunque parecía ser el más brillante e inteligente, sentía un poco de angustia, pues jamás se había distanciado tanto de su ciudad natal, San Francisco, además de que surgió en él un pequeño problema desde su llegada a lo que sería su nuevo hogar.
En el transcurso del camino hasta su casa actual, que por cierto esperaban que fuera su última mudanza, Andrew asomaba su cabeza por la ventana del auto para tener una mejor vista de la nueva ciudad de la que ya sería parte. La urbe era enorme, pero para él, no había nada mejor que San Francisco, así fue el resto del camino, mirar a detalle cualquier sitio en New York para después pensar que su ciudad natal era mejor, finalmente llegaron a una zona de la ciudad, a decir verdad muy linda y con clase, ahí sería su nuevo hogar.
La casa que le ofrecieron a la familia no era muy grande, pero tampoco tan pequeña, ideal para tres personas; pintada de color azul celeste, un poco desgastado con el pasar de los años, escaleras antes de entrar, cuatro habitaciones, dos baños, escaleras comunes que se encuentran en cualquier casa, cocina amplia, etc. Sin embargo, había algo que no terminaba de complacer a Andrew, quizá el ambiente que lo rodeaba no era de su agrado, pero lo único que le gustó fue el árbol que se encontraba en frente de la casa, para él los árboles reflejaban paz y tranquilidad. Su casa se encontraba ubicada en 678 E 24th St, Brooklyn.
Aún estaba algo enojado, pues el mudarse a una ciudad desconocida no era la mejor noticia que pudo haber escuchado y se esforzaba por mantener una postura de indignación. Lo que menos deseaba escuchar en esos momentos era a su padre pidiéndole que le ayudará a sacar las cajas del camión de mudanza, eso no sería posible, pues parecía ser ese "karma" que lo estaba acechando. "¡Rayos!", pensó Andrew cuando escucho aquellas bellas palabras saliendo de su adorado padre "Andrew, necesito que me ayudes a sacar las cajas del camión de mudanza". Bueno, quizá así tendría que ser, se dispuso a auxiliar a su padre.
---Vamos Andrew, solamente faltan diez cajas más---dijo el papá mientras hacia el esfuerzo por sostener dos cajas pesadas y entraba a la casa.
El era alto, estaba calvo de la parte de arriba, pero algo de cabello a los lados, sus ojos eran de color miel, y aunque algunas veces se le encontraba ocupado con su trabajo, nunca descuidaba ni por un segundo a su familia.
---¡Genial! esas son buenas noticias---respondió con un tono sarcástico. Tomó dos cajas y se dirigió con desanimo hacia la casa.
La mamá, quien era una mujer de estatura media con una cabellera rubia a la altura de sus hombros, ojos color azul claro y siempre se le encontraba de buen humor, notó la actitud de Andrew ante la situación y fue hacia el para tratar de darle ánimos. Ella tomó su hombro y dijo con tono suave.
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[EDITANDO] Mi mejor amigo se llama Tomás
Ficção AdolescenteToda verdadera amistad tiene una gran historia. ¿Has tenido un gran amigo?....Quizá no como esta historia. Andrew es un chico nuevo que acaba de mudarse a la ciudad de New York; para sus demás compañeros de clase es una persona insignificante, y ade...