SEAN

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Si alguien se tomara la molestia de mirarlo a los ojos, se daría cuenta de que él nunca dejó de ser un niño perdido que no tiene a nadie para ayudarlo a encontrar su camino de vuelta.

Tiene 17 años y hace diez que no ve a su padre. Su madre es una mujer de la calle que llevaba a sus clientes a su casa, donde su pequeño hijo dormía.

Sean nunca entendió lo que es el amor de una familia. Mamó las reglas de la calle desde los ocho.

A los 12 años, casi no asistía al colegio y pasaba todo su día con sus "amigos" en la esquina de su casa. Así conoció a sus grandes aliados, las drogas y el alcohol.

A los 16 años, ya no podía vivir sin consumir.

Unos días antes de su cumpleaños número 17, un patrullero paró en la esquina donde se encontraban y fueron todos directo a la policía.

La mayoría logró salir, otros, lo que ya eran mayores de edad, quedaron encerrados y Sean, el único menor, fue enviado con un Juez de Menores que estipuló que el niño necesitaba ayuda profesional.

De esa forma, acabó en Doblaught, lleno de resentimiento y una abstinencia que lo consumía poco a poco. La droga lo engullía de tal manera que estaba cada día más agresivo por la necesidad.

Entonces, descubrió que no estaba solo y encontró lo que siempre buscó de manera inconsciente: una familia.

Adicción [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora