Efe II

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Debo admitir que siento esos celos que odio, que me gustan nuestras madrugadas. Que a veces dudo.
Que me alejo lentamente del mundo pero tus recuerdos los llevo siempre.

Si he intentado verte como lo que siempre has sido: distancia y sueño fugaz; y llevarme bien con tu ausencia.
He intentado derribar tus paredes, y a veces veo pequeñas piedras caer, sin saber aún en qué nivel de tu alma me sitúo.

¿Cómo se abraza lo que no se tiene y como te veo atravesar el umbral cuando estoy entre el sueño y la realidad en la oscura madrugada?
El mundo es perfecto, y encuentro un poco de ti en lugares distintos: en los dementes que miran el cielo, en una pintura incomprendida, y en el cigarro que quedó atrapado entre grietas en la calle.
El temblor que sucede cada que te pienso, debe ser una señal.
Las propuestas de tu piel desnuda que disfrazo con poemas. Las ansías íntimas en las yemas de los dedos.

Te encuentro, ¡y sin que me busques! ¡Y cuando menos lo espero!
Dime, ¿qué hacías escondido en ese disco que me acabo de comprar? ¿Y en los ojos de mi gata?

Por favor no me confundas con algo adormecedor e insulso que ves a través de un espejo, ni con la luz de las velas. Aún soy interminable y oculta, solo que no se me da eso de desnudar el alma.

Si la magia existe, y tu existes, la belleza vana de las grandes ciudades es una ilusión y aprendo a ver con los ojos cerrados.

Intensa y desesperada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora