Entre murmuros y risas

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(26 diciembre. 6:00 pm - 9:00pm )

La voz de papillon casa vez se hacía más fuerte, al inicio habían sido simples susurros como "ves te lo dije". Pero en esos momentos se había adueñado de su mente, mientras que antes habían sido comentarios espontáneos en ese momento eran totalmente seguidos, ya no podía mas, el siempre había prometido proteger a su lady pero ahora ya no sabía lo que en verdad quería, quizás estaba siendo egoísta una vez más. Pero aquella voz tenia razón, ella no lo prefería a él, todo el mundo lo ignoraba, el simplemente era una sombra.

"Solo das lastima, las personas te consideran débil. Yo te ofrezco poder..."

-...yo...-

En cambio si aceptaba, podría conseguir a su lady, la persona que desde el primer momento en que vio se enamoró y cada momento en que estaba junto a ella ese amor se nutría. Pero, ¿qué garantía tenia de que aquel villano no le estuviera mintiendo?, no tenía una precisamente, pero su mente le decía que aquel hombre jamás le mentiría Pero cuando a su mente se asomara a la más pequeña duda respecto al trato, el siguiente comentario del villano destruía en miles de pedazos su defensa. Sobre el empezaron a caer pequeñas gotas de lluvia que calaban su piel, como finas navajas heladas. También comenzó a escuchar como el aleteo de una mariposa lo comenzaba a rodear, esperando el momento en el cual atacar. Aun si alguien llegaba a salvarlo, posiblemente ya era muy tarde, su decisión ya había sido establecida, nada más faltaba un monosílabo para saber que había elegido.

La chica de coletas corría, corría y corría, poco le importo que la lluvia comenzase a caer sobre ella, tenía que encontrar a su kwami, ya se había dado cuenta de su error, corrió y corrió. Hasta que de repente vio como algo rojo caía al suelo, era la Catarina. Suavemente la tomo entre sus manos, estaba completamente fría y parecía dormida, que tonta había sido.

De su bolsita sacó un par de galletas y trato de darle de comer.

-Vamos, Tikki... perdóname, en verdad lo siento... Abre los ojos...- Al poco tiempo luego de las suplicas de la adolecente, la pequeña kwami despertó con una sonrisa.

-Sabía que llegarías Marinette-

-si, discúlpame, en verdad no fue mi intención, no sé en qué estaba pensando, tienes razón... debo de ir a ver a chat... perdóname. -

-No, te preocupes Mari, lo mejor es que vayamos a verlo- dijo la kwami tomando la galleta que Marinette tenía en la mano.

Cuando la kwami hubo recuperado energía, se transformó y se dirigió hacia los lugares más concurridos para chat, lo cual era muy difícil de saber, porque ahora que se daba cuenta conocía muy poco de su compañero. Fue a la torre Eiffel y no encontró nada, fue a la escuela que era otro lugar en el que recurrentemente lo encontraba, tampoco lo hallo, fue al parque y tampoco, empezó a caminar encima de los tejados buscando lo pero no había ningún rastro de él.

Se acabó su transformación y también las galletas, triste y desanimada decidió ir a su hogar, quizás podría preparar algo lindo y comer con chat pero, ¿qué le gustaría comer a aquel gato tan extraño?, ¿Atún? ¿Sopa? Tikki había mencionado que quizás el queso le gustaba, pero ¿Un gato que come queso?

Subió las escaleras cabizbaja y derrotada ante la incógnita, su madre le había dado su espacio después de ver la cara larga con la que su hija contaba y sus ropas húmedas. Mientras subía, Tikki le daba algunas palabras de ánimo. Llego a su habitación, rápidamente cambiándose de ropa y se aventó a su colchón, se quedó en silencio viendo el techo, ¿qué demonios le estaba pasando?, ¿por qué había preferido estar con Adrien antes de estar con una persona que siempre estaba con ella?, bueno, si le gustaba, pero, Chat, era un buen amigo y compañero. Entrecerró sus ojos y arrugo la nariz, siempre había amado a Adrien pero esta vez, sentía que era algo más, busco en su subconsciente. Entonces fue cuando escucho a un leve susurro entre las gotas de lluvia, abrió de repente los ojos al igual que se levantó y rápidamente tomo una sombrilla que tenía por allí, subió las escaleras, posiblemente era él.

Por siempre heroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora