Por siempre heroe

Mañana no planeada

(27 de diciembre 10:00 am- 12:00pm)

El chico de ropajes negros despertó más temprano de lo usual, gracias a un extraño sueño que había tenido, todo gracias a la extraña película de la anterior noche. Se estiro perezosamente y tallo su oreja contra su hombro, era una bella mañana y parecía que pronto abrirían la panadería pues todo el hogar olía bien. Sonrió para sus adentros y para luego bostezar como si fuera un verdadero minino, quizás se podría acostumbrar a eso. Se levantó aun un poco adormilado y removió un poco a la chica.

-Princess~~ despierte~- le pico la mejilla. No es por mal amigo ni nada así, pero necesitaba de información. La chica solo gruño un poco, y le dio la espalda. –Vamos no sea dormilona~-

-Que quieres chat- hablo entre sueños.

-Hum... bueno... quería saber dónde estaba tu baño... - Hablo con un poco de vergüenza –No es buena idea dormir con un traje de cuero mojado...-

-oh... eso... el baño está bajando a mano derecha- se sentó en su cama y bostezo –solo ten cuidado de que mi mama no te vea-

Y se volvió a acostar para descansar. El chico la miro con ternura, vaya que estaba cansada, y su cabello alborotado le hacía fe de eso. Abrió la trampilla del piso y se dispuso a bajar, con cuidado de que los padres de la chica no estuvieran. Al no haber moros en la costa, rápidamente entro a lo que según las indicaciones era el baño. Ante el encontró una ducha, y a su lado derecho una pila de toallas limpias en un estante; justo lo que necesitaba. Tomo el cierre entre sus garras y lo bajó, quizás las orejas y el antifaz no se quitarían tan fácil, pero el traje no fue complicado. Abrió la regadera y dejo que el agua se llevara sus penas. Recordando lo que la kwami le había dicho la noche anterior.

"no estoy muy segura que funcionen, pero sería bueno intentar. Solo tenemos que esperar a que aparezca un Akuma" Le había dejado dicho, pero no sabía bien que tenía que hacer después... Tenía que confiar en ella. Paso su mano entre su cabello haciéndolo para atrás. Tenía que relajarse, ya pasaría lo que tendría que pasar, y lo afrontaría como siempre. Todo estaría bien, mientras existiera un mañana. Eso le decía su madre siempre que ocurría algo malo. Aspiro lentamente, dejando que su nariz percibiera un dulce aroma, proveniente de una botella color lila. Aquel aroma a jazmines se le hacía familiar... Posiblemente era el Shampoo que Marinette usaba, pero, lo recordaba haber presenciado en otro lado.

-Chat, ¿Sigues ahí?- escucho un par de golpes, seguidos por la dulce voz de la chica, aun un poco adormilada.

-Si, en un momento salgo- contesto nervioso el chico, al percatarse que ya se había tardado en casa ajena.

-Solo quería decirte que ocupes el shampoo de mi papá, y que mis papas salieron, puedes salir tranquilamente. – Marinette se alejó de la puerta luego de decir eso y se dirigió a la cocina, mientras veía la linda caligrafía de su madre pegada en el refrigerador, anunciándole que irían a un curso de repostería y volverían al anochecer. Abrió el refrigerador buscando leche para desayunar un poco de cereal, después, tomo un tazón de galletas y lo llevo a su habitación, para que así la Catarina comiera un poco. Tikki había insistido en no bajar, para no correr peligro de que el gato las escuchara hablar.

Soltó un suspiro y trato de alcanzar la caja de cereal en el estante superior. Se preguntaba cuanto podría seguir ocultando al chico en su habitación... o como le podría decir a sus padres. "Mamá, papá, encontré este gatito negro en la nieve... ¿Puedo quedármelo?" ya se imaginaba la cara de sus padres ante tal irresponsabilidad. Pero mentir tampoco era una opción.

-¿Qué que oculto?, ¿Qué escucharon una voz masculina desde mi habitación? ¿Qué en donde están las cobijas de invierno?- hablaba sola mientras arrastraba un banquillo y se subía en el tratando de alcanzar la caja con hojuelas –No oculto nada, solo estoy practicando mi obra de teatro, se llama "oculta a esa cosa que maúlla ahí o veras"... es un musical. Las cobijas son mi escenografía... -