1. El Pintor

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Me desperté a las 7:00 de la mañana en un lunes algo diferente al resto. Aún con pereza tomé mi ropa y entré al baño. Hoy era mi primer día en noveno grado y quería empezar el ciclo escolar con el pie derecho. Decidí vestirme con una blusa de tirantes blanca y un sueter azul con una carita amarilla al centro, pantalones negros y unos botines del mismo color. Até mi cabello en una coleta alta para poder tener mi rostro descubierto, algo difícil cuando tienes el cabello demasiado largo. Tomé el kit de maquillaje y me quedé viendo el espejo. ¿Me maquillo o no me maquillo? Nunca lo había hecho, al menos no para ir al colegio -principalmente lo hacía cuando eran fiestas realmente importantes-, y sinceramente no me atraía mucho pero... tengo que renovar mi imagen, ¿cierto? Aún así, sólo será por hoy, no quiero arruinar mi piel.

Revisé por última vez mi bolso para asegurarme de que tenía todo: cuadernos, libros, lapicera, estuche exclusivo para herramientas de dibujo, cuaderno de dibujo. Si, tenía todo. Se preguntarán, ¿por que tengo estuche y cuaderno de dibujo en el bolso? Fácil, me encanta mucho el arte en todos sus aspectos, pero éste es mi favorito. Además de que pensaba tomar la clase relacionada a ello. Igual la usaría en mis tiempos libres para desaburrirme. Eso era todo, no tenía más ciencia. Estaba emocionada y algo asustada, pues la mayoría de mis amigos se cambiarían de colegio y eso sería algo difícil ya que, para mí, el interactuar con otras personas es algo complicado. Pero este año sería diferente, yo sería más abierta, lo prometí.

Bajé las escaleras para llegar a la planta baja de la casa, tomé las llaves que estaban arriba de la mesa y salí de casa sin despedirme y sin desayunar. Tal vez había sido la emoción por lo cual olvidé realizar las anteriores actividades. Caminaba un poco a prisa por las calles de la ciudad. Hubiera sido más fácil llegar si viviera en la residencia de estudiantes, pensé. Es verdad, el colegio tenía su propia residencia. Mi casa no estaba demasiado lejos pero me ahorraría treinta minutos de caminata. Sin embargo, en mi casa tengo comodidad, y creo que no podría vivir sola.

Finalmente llegué al colegio. Me acerqué a una de las listas donde estaban los nombres de cada alumno y el grupo en el que quedaría junto con su horario. _____ Stone..., leí rápidamente tratando de encontrar mi nombre. Cuando lo encontré me di cuenta de que me habían cambiado de grupo. Pero no haría una gran diferencia, ¿cierto? Después de todo, mis amigos ya no están aquí. Subí al tercer piso de la estructura y entré a la clase marcada en el horario. No habían demasiados alumnos, tal vez habían cinco. Sólo esperó nadie haya ocupado el lugar de la esquina..., pensé cruzando mis dedos. Para mi mala suerte, un chico ya lo había ocupado. Decidí ocupar el lugar junto a él y me senté. Había un silencio incomodo, o al menos así me sentía. Miré de reojo al chico, estaba tan concentrado dibujando algo en su cuaderno. Me intrigue por lo que dibujaba y me acerqué discretamente para poder apreciar un lobo plasmado en el cuaderno. Si que sabe dibujar..., pensé. Nuevamente miré a mi compañero, el cual seguía sin apartar la mirada del cuaderno. Éste es el momento.

- Me gusta tu dibujo- dije con una sonrisa. Él poco a poco levantó su mirada para verme. Tenía el cabello negro desordenado y unos hermosos ojos azules que lucirían más si no tuviera esas notables ojeras. Pero aún asi se veía bien.

- Gracias- y nuevamente regresó su mirada al cuaderno. Si... que gran platica la nuestra.

- Soy _____- dije con otra sonrisa-. Y tú, ¿como te llamas?

- Helen.

Si, no creía que esta conversación tuviera una continuación. Pobablemente Helen quería estar sólo, asi que deje de molestarlo sin dejar de ver su dibujo y los largos trazos que hacía con el lápiz. Realmente era muy bueno dibujando, pero parecía que no le gustaba usar colores, solo usaba lápiz. También pude notar que era muy bueno dibujando animales -o al menos lobos-, algo que para mí era muy difícil. Yo era mejor haciendo cuerpos en forma de caricatura que animales realistas. Claro que si me esforzaba podía lograrlo. Me estaba gustando como quedaba su dibujo, excepto que tenia unos cuandos fallos en la cola y un poco en el tronco del animal. ¿Le digo o no? Eso le ayudaría en su dibujo, ¿cierto?

- Eh... y-yo creo que la cola se vería mejor si fuera más esponjosa y...- luego de darle mi punto de opinión Helen se quedo observando su dibujo y dijo:

- Gracias- y siguió con lo suyo, sin corregir lo que había dicho. Claro, no era mi dibujo y no tenía derecho a opinar algo que no me incumbía.

Me levanté de mi asiento y me dirigí a la puerta del salón, esperando a que el tiempo pasará más rápido. No quería usar mi cuaderno ya que no quería parecer alguien que se copia o algo. Aunque no lo era, pero no quería dar a entender eso. Esto va ha ser algo largo...

Mi Pintor Sangriento (Bloody Painter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora