41. Rienda suelta.

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Ambas nos separamos y nos quedamos mirando como el paparazzi huía. He de reconocer que tuve miedo, miedo de perderla, de que los miedos y las tapaderas volvieran.

-¿Vamos a casa?-preguntó dándome la mano.

La miré confundida y asentí. Supuse que querría hablar en casa de lo que acababa de suceder.  Al llegar a su casa no pude contener mis dudas.

-Malú, ¿ahora qué?-pregunté temerosa.

Sonrió y me cogió de la mano, me llevó hasta el jardín y se sentó en el borde de la piscina.

-Estoy cansada de huir, de soportar, de tener miedo, de tener que estar constantemente justificando por querer a alguien, de estar perseguida, de tener siempre un flash en la cara y de que cierta persona me diga quien debe compartir ese flash conmigo. Vane, no quiero huir, quiero libertad y la quiero contigo, ahora yo te pregunto, ¿quieres compartir el flash conmigo?-dijo con la preocupación instalada en sus ojos.-Si no quieres, lo entenderé.

-Ey, no he dicho que no quiera.-dije acariciando su mejilla. Me da igual si nos hacen fotos, así podremos ampliar el álbum.-dije sonriendo.-Quiero volver a intentarlo, ¿y tú?-dije entrelazando mis dedos con los suyos.

-No.-dijo seria.

Agaché la cabeza e hice el gesto de levantarme cuando su mano me agarró la muñeca. Clave mi mirada en sus pupilas. Ella sonreía.

-Se intenta lo imposible, pero no aquello que sabes a ciencia cierta que va a funcionar.-dijo mirándome.-Vanesa, me enamoré de ti como se enamoran dos adolescentes una noche de verano, con la intensidad de quien ama de verdad, con la pasión de quien amó siempre,  Vanesa, no quiero intentarlo, quiero continuar, quiero respirar de ti y de lo libre que ahora soy.-dijo esto último sonriendo y acariciando mi muñeca.

Me acerqué a ella sonriendo tímidamente. Me agaché y me lancé sobre ella cayendo así a la piscina, cuando volvimos a salir del agua ella me miraba con mil expresiones en su cara.

-¿Estás loca o qué te pasa?-dijo acercándose a mí.

-Loca de remate.-dije agarrándola por la cintura.

-Vamos a pillar una buena como no salgamos.-dijo apartándose.

Sonreí, la acerqué más a mí y le besé, me lacé a sus labios como se lanza un niño a los brazos de su madre, como se lanza un náufrago a la persona que le ha rescatado. Mis manos acariciaban sus costillas de marfil, cada surco de su piel. Al separarnos, apoyó su frente en la mía y  sonrió.

-Mira que sabes hacer que pierda la cabeza por ti...-dijo acariciando mi mejilla derecha.

Sonreí y volví a besarla.

-Te quiero.-dije contra sus labios.

-Te quiero.-dijo cerrando los ojos.

-Salgamos de aquí, no quiero que pillemos un buen resfriado.-dije acariciando su cara.

Asintió, le di un beso en la punta de la nariz y salimos de la piscina. Entramos corriendo en busca de toallas. 

-¿Y si mejor nos duchamos?-sugirió Malú.

Mh... Buena idea.-dije acercándome a ella.

Sonreí y empecé a quitarme la ropa. Ella intentaba quitarse su camiseta pero como estaba tan mojada no podía quitársela porque la tenía pegada al cuerpo.

-¿Me ayudas?-dijo agobiada.

-Anda, estate quieta que te la quito yo.-dije cogiendo el borde de la camiseta.

Poco a poco la saqué de su cuerpo. Le di un corto beso y le ayudé a quitarse el resto de la ropa. En la ducha nos dedicamos a abrazarnos, besarnos, amarnos. Cuando salimos fuimos a ponernos el pijama, como no eran pocas las noches que había pasado en su casa ya tenía ropa mía allí, mientras me cambiaba me llamó.

-Gorda.

-Dime.-dije girándome.

-Ven aquí.-dijo sentándose en la cama.

Me senté a su lado.

-¿Qué pasa?-dije entrelazando nuestras manos.

Me miró sonriente, acarició mi mejilla, le agarró por la nuca y me besó, yo la agarré por la cintura, fue un beso con una cantidad de ternura incalculable. Cuando nos separamos escondí mi cara en su cuello. Estaba mucho más que enamorada. Lo que yo sentía iba mucho más allá. Y no lo iba a dejar escapar. Iba a luchar por aquello, por ella. 

-Mira que foto he sacado.-dijo dándome un beso en el pelo.

Me separé y miré su teléfono, la había hecho mientras nos besábamos, ambas salíamos con los ojos cerrados, nos besábamos, era una foto realmente bonita.

-¿Y qué harás con ella?-dije apartando un mechón de su cara.

-Subirla a Twitter, joderle la exclusiva a aquel paparazzi.-dijo sonriente.

-Mh... Primero pásamela que yo también la quiero.-dije sonriente.

Subió el tweet, "Familia! Amad y sed amados!! Viva el amor libre" y la foto. Sonreí cuando vi aquel tweet, me alegraba inmensamente verla tan segura, sin miedo a esconderse, sin temores, siendo libre, siendo amor.  

Los teléfonos no paraban de sonar, tanto WhatsApp como Twitter se nos habían bloqueado. De pronto sonó el timbre de la casa, Malú me miró confundida, fuimos a abrir y cuando abrimos nos encontramos con la persona que menos esperábamos. El padre de Malú, Pepe.



Otro más!! Espero que os haya gustado, como siempre, comentad, dejad vuestras opiniones, no olvidéis votar y mil gracias por seguir leyendo Trampas! Besoooos!

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