Desde cero

II

No te rías, por lo que más quieras

Chris se queda mirándome como buenamente puede, con cara de pocos amigos.

- No le veo la gracia

Lo dijo

- Jajajajaja , claro que no se la ves, te acaban de poner un parche en el ojo-  nada más lo digo veo como se da cuenta de lo que ha dicho y parece enfadarse consigo mismo, no sin antes darme un par de miradas asesinas de regalo.

Si las miradas matasen...

- Va pequeño Phantomhive, ya es hora de irnos a casa.

-¿Cómo me acabas de llamar?

- Phantomhive, de Ciell Phantomhive

-....

Ups es verdad, soy la única en casa que ve anime

-No se te olvida dónde tienes la cabeza porque la tienes pegada al cuerpo

-Ahí tienes la razón

-¡Siempre tengo la razón! 

-Eso no te lo crees ni tú

-Es un personaje de anime Chris, es un niño con mala leche y que también lleva parche. Tenéis mucho en común, creo que a partir de ahora te llamaré Ciell.

El rebautizado Ciell no se digna en contestarme pero  levanta la vista como diciendo¿Por qué a mí me ha tenido que tocar una hermana tan rara?

Cojo el coche  y en nada estamos en casa.

Una vez entro me dirijo a la cocina, a ver que preparo hoy para la cena , porque me niego a probar un intento de cocina de mi madre y ya van tres días a base de pre-cocinados y pedir en el restaurante chino de la esquina, cosa que dudo que sea sana.

Aunque no soy una gran cocinera , sé lo suficiente para manejarme en la gran cocina de casa, eso sí, llenando hasta el último hueco de la encimera de la isla que ocupa la parte central de la habitación y que nos sirve de mesa cuando no hay visitas.

Oigo a Ciell, sí , le voy a llamar así a partir de ahora, es divertido ver su cara  y en modo en que se enfurruña cada vez que se lo digo, trasteando por su habitación.

Espero que esté haciendo los deberes, hoy con todo lo del oculista apenas ha tenido tiempo, y lo mismo se me podría aplicar a mí si no fuera porque mañana hay excursión  y por tanto no hay tareas.

Empiezo  a hacer las guarniciones mientras se cocina la carne cuando oigo el timbre de la puerta.

Mierda, ya decía yo que se me tenía que olvidar algo hoy