Y la felicidad que !!

CAPITULO II

¡Llego septiembre! El 12 de septiembre conocí a Karina. Ella era la mejor amiga de mi hermana menor Antonia. Recuerdo que estaba encerrado en mi habitación, escuchando música y cantando en volumen alto; no tenia camisa en ese momento, Salí de mi habitación para buscar un vaso de agua, la vi, me miro y la mire, me sonrió y sonreí, recuerdo que se acerco a mí y me pidió que le diera un vaso de agua; le dije: '' no soy sirviente de nadie'' se rió y me reí;  le di el vaso agua, desde ese momento comenzó una linda plática.

Pasaron los días, ella y yo ya andábamos; aunque Karina era una muchacha muy joven, muy hermosa y me trataba bien sentía que no era esa chica que andaba buscando.

Un día acordamos que ella haría una piyamada en mi casa con mi hermana Antonia, eso serviría de excusa para poder estar juntos, aprovechar cuando todos estuvieran dormidos y pasar la noche conmigo. Todo había salido bien, le puse un mensaje que decía :

 -Acuéstate y a las una pásate a mi habitación, te dejare la puerta media abierta; así lo hicimos. Entro a mi habitación a las 12:59, hasta el momento todo iba a salir bien, nada podía arruinar ese momento. Estaba desnuda y yo también, recuerdo como subía lentamente encima de mí, cuando la tome en mis brazos  para hacerla mía, de repente sentí un escalofrío que me vino desde los pies hasta la cabeza, por mi mente solo pasaban  palabras parecidas a un mensaje: 

''Eres tan especial que te guardo para una''. Al sentir esto pude entender que esa no era la mujer que Dios tenía guardada para mí; empecé a sudar, estaba nervioso y solo se repetía por mi mente:

- ¿qué hago?, todavía no es hora.

- ¿qué hago ahora, como me la quito de encima sin que sospeche? Pensé y dije: '' Dios, si ella no es el amor de mi vida ayúdame a salir de esta.

- Ella me dijo: estoy un poco nerviosa, tengo miedo

Escuchando eso, lo tome como excusa.

Le dije: si tienes miedo, está bien, yo se que en el fondo no quieres; vamos a hacerlo otro día, ya me enoje.

Le dije: vístete y vete a dormir. Ella así lo hizo. Pasaron dos minutos, después volvió a mi habitación desnuda.

 Me dijo: amor, ven, por favor. Le respondí: ya no quiero. Me hice el enojado y le dije: ya es tarde, ya no quiero. La saque de mi habitación, no se dio cuenta de lo que había sucedido.

Pasaron los días. Dos semanas después, me entero que Karina estaba embarazada, yo tan solo mire hacia arriba y di gracias a Dios.

 En ese momento me di cuenta que todas las cosas raras que pasaron esa noche, no sucedieron porque si, mantuve la mirada hacia el cielo y dije: !Dios Mío! Gracias por hacerme entender que no estoy loco; ahora entiendo que me libraste de una trampa.