Capitulo VIII

28 3 0
                                    


Bueno, llegamos al tercer lugar que me faltaba por mostrarle, la note un poco feliz porque llegamos a un lugar muy dominicano llamado "El Rincón Bachatero".

Le pregunte: ¿sabes bailar bachata?

Ella respondió: bueno, se un poco. Le dije: pues, vamos a bailar. La tome de las manos y entramos al lugar, nos pusimos en una de las esquinas del lugar, un poco alejados de los demás.

Le Pregunte: ¿Que deseas tomar?

Respondió: Un Martini, por favor. Al escuchar eso no pude aguantar la risa y le dije: mi vida, aquí solo venden cerveza, romo o el alcohol más barato.

Me dijo: bueno, pues cerveza entonces. Pedí dos cervezas y comenzamos a hablar mientras tomábamos. Hablamos hasta recordar que ninguno de los dos sabíamos el nombre del otro. Le dije: apropósito, soy Antony.

Dijo: es un placer Antony, soy Adriana. Respondí: Adri, que irónica es la vida, ¿cierto? Dijo: ¿Por qué lo dices Antony? Le dije: Adri, porque hemos hecho tantas cosas esta noche juntos y ni siquiera los nombres nos habíamos dado, ¡jeje!

Respondió: tienes razón Antony, apropósito me gusta cómo simplificas mi nombre con Adri; nadie me había llamado así antes. Le respondí un poco emocionado: ¡ah! ¿En serio Adri? Respondió: Si, solo que realmente no hemos hecho de todo esta noche. Aun falta algo. Le respondí: ¿Y qué nos falta por hacer?

Respondió: Aun nos falta bailar. Yo le respondo: tienes toda la razón, hagamos algo al respecto, ¿quieres? Dime, si te tomas todo lo que te queda de la bebida hasta el fondo, bailamos. Dijo: ¡ah! ¿Me quieres emborrachar? Solo te diré que aunque logres emborracharme, no me llevaras a la cama.

Dije: ¿En serio, eso crees? que quiero llevarte a la cama; que decepción. Me dijo con risas: ¡Ah! perdón. Le dije: Solo quiero que te la tomes para que no veas que no se bailar. Dijo: entonces, en ese caso me la tomare toda.

Dije: pues, hasta el fondo. Después de que se la tomo, nos paramos a bailar; ambos estábamos que no podíamos bailar por lo mucho que habíamos tomado, continuamos y bailamos bachata aproximadamente una hora, hasta que decidimos salir e irnos del lugar. Ya era tarde, nos subimos en su auto.

Le dije: ¿Por lo menos podre robarte un beso? Sonrió y dijo: no soy de las que da el beso en la primera cita; pregunte: ¿Y Cuándo, en la segunda? dime para desde ya empezar a planearla.

Dijo: no, como mínimo después de los 3 meses. Entonces dije: enero, febrero y marzo. Me dijo: tonto, lo estas contando. Respondí: lo último que se pierde es la esperanza. Reímos, aproveche y le di la dirección de mi casa.

Me llevo hasta a mi casa y antes de despedirnos, pregunto: ¿nos volveremos a ver? Le respondí: No lo se, eso depende de ti.

Dijo: dame tu número y nos comunicamos. Le dije: no tengo celular. Dijo: ¿y como nos veremos o nos comunicaremos?

Le respondí: bueno, mi conejita ya sabes donde vivo, si quieres volver a verme o salir, sabes donde encontrarme. Se acerco lentamente hacia mí y me dio un beso de media luna.

Me dijo: como la pase contigo, nunca en mi vida la había pasado con nadie más. Será una noche inolvidable, lo disfrute mucho, ¡gracias! Sonreí y me desmonte del auto. Abrí y entre a mi casa sin decir ni media palabra; Entre a mi habitación para acostarme, mire hacia arriba y solo pude decir: ¡gracias Señor! cerré los ojos y en menos de cinco minutos me dormí.

A la mañana siguiente desperté con el dolor de cabeza más grande que nunca había tenido; sin recordar nada ni siquiera sabía como había llegado a mi casa, pensé que Diego y Alex me habían llevado hasta allá. Pensé: ¡Wao! fue tan buena la fiesta anoche que ni me acuerdo como estuvo. Me levante, me bañe y me puse a desayunar. Comencé a recordarme de Adriana. Pensé: ¡Wao! que sueño tan lindo tuve, soñé que Dios mando un ángel del cielo a convertirse en mortal para acompañarme en la vida y hacerme el hombre más feliz del mundo, tan feliz que no puedo imaginarla en la vida real.

Y la felicidad que !!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora