Capítulo 20: "Un día una tortuga..."

25 1 1
                                    

Los dos días pasaron demasiado rápido. Antes de que me diera cuenta ya estaba vestida para darle la mala noticia a Lord Lob.

-Ya tenemos que ir- dijo Lord Bunny desde afuera.

-Lo sé- suspiré y salí de la habitación. Llevaba un vestido verde que caía como cascada hasta la rodilla.

-Te ves...- 

-Bueno, si es mi funeral... debo lucir bien.-

Lord Bunny me miró con preocupación.

-Deberías darle lo que quiere.-

-Jamás le haría eso a mis padres.- dije, dándole la espalda

-Naila... pase lo que pase... fue un gusto.-

-Lo fue- Me volteo para mirarlo y sonreírle.

Me dirijo al comedor y me siento frente a Lord Lob.

-Y bien...¿lo pensaste mejor?-

-Por supuesto.- me miro con una sonrisa y se lamió los labios. "Asco"- Nunca en la vida.-

Se veía realmente molesto.

-No sabes lo que estás haciendo, princesa-

-No soy una princesa...- le sostuve la mirada- soy un hada madrina.-

Lord Lob gruñó de rabia.

-¡Al calabozo!- pude notar como una idea le llega a la cabeza. Mis manos empiezan a sudar.- No... mejor al medidor.- Los guardias con los que jugaba ayer me miraron con preocupación. -Veamos si tu magia vale la pena-

Me llevan a una habitación en la que hay una silla. Emilio está sentada en ella, exhausto. Me alegra saber que tuvo dos días de descanso gracias a mí. 

Lo quitan y me hacen que me siente. Lo miro a los ojos y veo más preocupación."Esto me va a doler."

Me atan a la silla. 

-Que comience.- dice Lord Lob con satisfacción. Casi lo puedo imaginar babeando.

La encienden y algo parecido a un escaner infrarrojo se acerca a mí. Siento un poco de alivio, pero este desaparece cuando la luz roja llega a mi cuerpo, haciéndome sentir como si lo que corriera por mis venas fuera fuego y me quemara desde adentro. No tardo en gritar de dolor, por más que intento apretar los dientes y guardar silencio, no puedo evitarlo.

-  1500, 1700, 2300- dice un semi-humano- 112000, 500000,750000...-

-Imposible.- escucho decir a alguien, tal vez Emilio.

-Un millón, 1 567 860, dos millones; señor, tenemos que desconectarlo-

-¿Por qué?- La máquina explota en respuesta. Dejo de gritar, pero a penas puedo respirar.-Al calabozo-

Me tienen que llevar cargando porque no puedo levantarme. Cuando me dejan en el suelo del calabozo, Emilio se acerca a mí.

-¿Estás bien?- Asiento y hago una mueca. Asentir duele. -Descansa un poco. La primera vez es difícil.- cierro los ojos y me concentro en respirar.- Debes soportar hasta tu cumpleaños- me susurra.- Tu magia te sacará de aquí.- Siento que acaricia mi cabello... se siente bien.

Cuando despierto Emilio me espera con la comida, que es una clase de sopa. No tengo ganas de hablar ni de mirar a Emilio... sé que lo he decepcionado porque él esperaba que yo estuviera afuera ayudando a los mágicos a ganar la guerra...

Pensar en ésto hace que me den ganas de llorar. No tardo en ver lagrimas saladas cayendo en mi sopa.

-¿Qué te pasa?-

-Todo esto es mi culpa.-

-¿Por qué lo dices?-

-Yo... debí haber vuelto a la torre... debí quedarme ahí desde el principio y para siempre...- cubrí mi rostro con mis manos y comencé a sollozar.

Emilio se acercó a mi lado y comenzó a hablar en voz baja.

-Un día una tortuga encontró una cueva bajo el agua.- Detuve mi sollozo para escucharlo y mirarlo.- Era pequeña y pudo entrar sin trabajo, pero decidió quedarse ahí. Tenía alimento y aire para respirar. Pronto creció tanto que no pudo salir. Pidió ayuda, pero nadie pudo sacarla. Murió ahí.-

-¿Moraleja?-

-Toma tus riesgos. Nunca esperes quedarte en un lugar sólo porque lo tienes todo, porque tarde o temprano llega la necesidad de salir.-

-Sé lo que es tener la necesidad de salir- me limpia las lagrimas con la manga de su suéter.

-Por eso saliste de tu torre. Estuvo bien.-

-No lo creo. Creo que hubiera sido mejor nunca haber salido...- "y así nunca haber conocido a Darío y nunca haber arruinado el compromiso de mi hermana y no haber terminado aquí..."

Emilio me miró con sorpresa. Ups... había olvidado que los magos leen la mente.

-¿Y vivir preguntándote qué hubiera pasado si hubieras salido? ¿No te parece una peor tortura?-

A pesar del dolor que recorre todo mi cuerpo, sí lo creo. Seco las nuevas lagrimas y sigo comiendo.

Cuando termino me siento decaída. Emilio no me deja dormir, así que me quedo mirando la pequeña ventana.

-¿Tú ya controlas tu magia?- le pregunto, porque no puedo soportar más el silencio.

-Sí. Desde hace unos meses.-

-¿Por qué no la usas?-

-Las paredes del castillo son de roca de volcán. Impide que la magia funcione... aún más que el bosque.- En el pasado los magos vivían en los bosques para no dañar a nadie por accidente. Lo sé porque lo leí en un libro de historia de los mágicos. Pero Emilio parece saber más del tema que yo... 

-¿Y por qué dijiste que mi magia me sacaría?- lo digo casi susurrando.

-Ningún lugar puede contener una magia tan grande... no por separado.- 

"A lo mejor, por eso me encerraron en una torre en medio del bosque."

Entra un guardia y se lleva a Emilio. A penas puedo sobresaltarme cuando cierra la puerta de golpe.

"Él no soportara tanto. Se me tiene que ocurrir un plan para sacarnos de aquí pronto."   

La vida secreta de un hada madrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora