El auto se detiene en un semáforo rojo.
Aún no han tomado el camino por el que suelen ir al hospital Andra y Cristie, y el comportamiento del taxista es cada vez más extraño para ellas. — ¿Qué espera para llevarnos por donde le he dicho? — Pregunta exasperada.
Sin poder tolerar aquella conducta, Andra decide bajarse del auto con su hermana pero antes de que pueda abrir la puerta, un hombre blanco regordete con ojos pequeños de aproximadamente 35 años se adentra al auto violentamente por el lado de Cristie.
El corazón de Andra empieza a palpitar aceleradamente en cuanto ve que están siendo apuntadas con una pistola. Rápidamente agarra a Cristie y la envía hacia el otro extremo de los asientos, quedando ella al lado del sujeto y protegiendo a su pequeña hermana.
— No intenten nada o disparo — Amenaza el hombre pegando el arma al abdomen de la chica.
El auto acelera y el suave llanto de Cristie llega a los oídos de Andra. No sabe qué acción tomar. Las puertas están aseguradas, observa dentro del carro alguna herramienta que les ayude a escapar pero no halla nada.
—¿Qué está pasando, Andra?— Pregunta la pequeña niña aferrándose fuertemente al brazo de su hermana con las lágrimas cayéndole por el rostro.
— No te preocupes, pequeña — Le contesta con la voz temblorosa. — Vamos a estar bien — Termina por decir acariciándole la mejilla. Piensa en sus palabras, quiere creer que lo que les está sucediendo ahora solo sea una pesadilla o incluso una broma de mal gusto.
Sin ser vista, toma el teléfono móvil del bolsillo de su pantalón con sumo cuidado y llama a la policía. Mira al conductor y luego al hombre que les apunta, ninguno se ha fijado, así que espera unos segundos hasta ver que han contestado la llamada y habla.
— Déjenos ir, por favor, no tenemos dinero ni nada que podamos darle...
Ambos sujetos ríen como si estuviesen pensando en lo mismo.
No recuerda muy bien la placa del carro, solo sabe que termina en 65. En un intento por dar información a la persona que está en la llamada trata de ver la placa en el reflejo de un vidrio que tenga alguna casa o edificio pero falla. Continúa hablando. — ¿A dónde nos llevan? — Pregunta mientras observa su alrededor, por desgracia no conoce por dónde van pero sabe que van hacia un lugar remoto.
Ninguno de ellos contesta.
— Me llamo Andra — Comienza diciendo. El hombre regordete la mira extrañado. — Dos hombres nos tienen a mí y a mi hermana de siete años retenidas en un taxi... — Antes de que pueda decir algo más, es atacada por el sujeto quien se abalanza sobre ella, ella da un grito de auxilio y a la vez logra decir los últimos números de la placa pero el celular es arrebatado de su mano e inmediatamente lanzado por la ventana.
— Maldición, Isaac. ¡Estaba llamando a la policía! — Le informa el sujeto al taxista. — No te hagas la lista o tu hermana verá lo bonita que te puedes ver con un agujero en la cabeza — Amedranta con los dientes apretados metiéndole la pistola por la boca.
Andra solloza mientras tiembla. Asustadiza lo mira, puede notar la ira en sus ojos de color marrón. Las facciones del delincuente son pronunciadas, la nariz es ancha y los labios son finamente delgados. Pequeñas gotas de sudor le bajan por la frente y respira agitadamente.
Pasados unos segundos el hombre baja la pistola sin perder la guardia. Andra se acerca rápidamente a Cristie y la abraza. Trata de calmarla, acariciándole la espalda y besando su cabeza. Su madre estará desbastada en cuánto sepa que las han secuestrado. No, no puede permitir que suceda.
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Confrontando el peligro
RandomTeniendo que pasar por arduas situaciones que ponen su vida en riesgo, debido a que su familia corre peligro. Andra, se ve implicada en un oscuro mundo lleno de maldad y corrupción... La trata de personas, una red perversa en la que en pleno siglo...