Capítulo 10

29 1 0
                                    

— ¿Cómo llegaste a pensar en la reserva del hotel? Me impresionas, realmente — Comenta Andra antes de llevarse una cucharada de sopa de guisantes a la boca.

— Fue un pensamiento divino. Mientras comprabas los tiquetes logré hacer la reserva en un internet del aeropuerto — Comunica Mike con una sonrisa. — Ahora solo espero que podamos descansar las próximas 10 horas antes de tomar el siguiente vuelo.

— Lo merecemos. Pero esta noche no dormiré...— Manifiesta cansada. — Debo pensar opciones para ejecutarlas tan pronto lleguemos a Bangladesh.

— No te mates la cabeza, Andra. Ahora, lo mejor es descansar, ya mañana será un nuevo día y tendrás la mente más despejada para tener ideas.

La chica solo revuelve con la cuchara su sopa mientras se sumerge en miles de pensamientos.

Habiendo terminado de comer, se transportan al hotel; uno sencillo y pequeño, pero de buen ambiente y estado. Mike, recostado en la cama mira televisión. Andra, cambia su vendaje y se recuesta en la cama después de tomar una larga ducha. La cabeza le está a punto de estallar, lo mejor es tomar el consejo de su compañero, mañana ya se dedicará a crear el plan ideal.

Afuera, el bullicio y el alboroto reinan en las calles. El día está en pleno auge pero Andra y Mike por ahora se disponen a tomar una larga siesta.

Son las 11 de la noche, la lluvia no cesa y el frío se cala por los huesos. Andra y Mike esperan un taxi en las afueras del hotel. Han logrado descansar físicamente y aunque lo hayan intentado, no obtuvieron lo mismo mentalmente.

Un carro se estaciona frente a ellos. Una de las puertas traseras se abre y por ella salen un hombre y una mujer vestidos en trajes de gala. Mike los observa con detenimiento. El hombre entra al hotel pero la mujer se queda afuera. 

— Disculpen — Les llama la mujer con una sonrisa. — Vamos a una fiesta muy importante pero no sabemos cómo llegar. Nuestros celulares están sin batería, mi esposo ha entrado a dejarlos en la habitación— Les comenta acercándose hacia ellos y mostrando la dirección en un pedazo de papel. 

 Con desconfianza, Andra da una mirada ligera al papel y responde:

— Lo siento pero no podemos ayudarle. Lo mejor sería que le pregunte al hombre de la recepción — Dice señalando hacia la puerta de la entrada.

— Qué pena molestarlos — Se excusa la mujer. — Iré a preguntarle — Dice amablemente y entra al hotel.

Tiempo después, desesperados porque el taxi no llega, Andra decide ir a pedirle ayuda al recepcionista pero en cuanto va entrando al vestíbulo, se topa con la pareja de antes.

— ¡Mira, cariño es ella! — Le comenta la mujer a su compañía y acercándose a la chica. — Ha sido muy amable conmigo — Sonríe y pasa su brazo por encima de los hombros de Andra acercándola a ellos.

Ella intenta zafarse del agarre delicadamente pero no le es posible ya que la mujer la lleva hasta la puerta hablando acerca de la tecnología y las personas.

— Me disculpan pero debo irme, mi amigo me está esperando — Dice Andra agarrando el brazo de la mujer e intentando quitárselo. Entonces la mujer deja de sonreír, la aprisiona más fuerte y hace un rápido movimiento con su otro brazo sacando del abrigo una pistola.

— Oh, no. De aquí no te vas — Sin ser vistos, le amenaza apuntándole con el arma en un costado del torso. El hombre, quien no ha dicho una sola palabra, recibe la orden de su compañera por medio de señas y sale rápidamente del hotel.

Andra, toma la calma y no se resiste, se deja llevar afuera del hotel mientras piensa en cómo defenderse.

Dos hombres pelean frenéticamente sobre la calle mojada. La mujer refunfuña al ver que su compañero no ha podido con Mike. — ¡Hazte un lado, inútil! — Grita, apuntándoles con la pistola. El sujeto entiende lo que ella quiere hacer y se aleja de Mike. En eso, Andra aprovecha que le ha dejado de apuntar y la golpea con el codo en un costado, seguidamente, empuja el arma que fue disparada provocando que caiga al suelo y le propina un par de puños en el rostro desplomándola. El chirreo de unas llantas suenan cerca y a los segundos una camioneta negra aparca frente a ellos. Andra se detiene al escuchar disparos. Busca con la mirada a Mike y lo encuentra inconsciente en el suelo junto al otro hombre. La mujer toma el dominio y la sujeta con fuerza. Un tipo se acerca a ellas apuntándoles con un fusil.

— Anda, sube al otro a la camioneta— Le ordena a la mujer, mientras toma del cabello a Andra y la arrastra hasta el auto. La chica da un grito de dolor, lleva las manos donde él la tiene agarrada y empieza a forcejear. El sujeto gruñe fastidiado, la suelta, escupe a un lado de la calle y gira hacia ella.

—Te lo ganaste — Declara y la golpea en la nuca con la culata del fusil, dejándola inconsciente.

La noche termina con su curso para darle paso al alba. El débil rayo de luz aparece imponiéndose en los cielos, dando un cálido saludo a los habitantes de Ámsterdam.

A varios kilómetros del lugar en el que la noche anterior sucedió el acorralamiento, en el barrio rojo, en un quinto piso de una acogedora casa con fachada escalonada se encuentra Andra.

 Desorientada, despierta topándose con variedad de accesorios de mujer extravagantes, como bufandas de plumas de colores, pompones y esmaltes de uñas fosforescentes. Se levanta y se asoma por una pequeña ventana. Un canal con varios barcos y casas flotantes se posan en su vista. Observa el cielo y deduce que la mañana apenas ha dado su inicio. Un agudo dolor en la cabeza hace que se retire de la ventana y tome asiento. Entonces, en ese momento es cuando recuerda todo lo ocurrido.

Asustada, busca por la habitación la presencia de Mike, pero falla con su hallazgo. Escucha pasos afuera, no hay puerta que la cubra. Busca algún objeto con el que pueda defenderse pero lo único que encuentra de mayor firmeza es una lima de uñas. Rápidamente se sitúa en un punto donde pueda tener facilidad para defenderse a mano limpia.

—  Por fin has despertado — Observa un hombre al entrar y verla de pie. Andra, se mantiene quieta y sin apartar la vista de él. — Vaya que has sido un gran problema para mis colegas. Déjame me presento — Dice atravesando la habitación. — Soy Emir.

— ¿Por qué me han traído aquí? ¿Dónde está Mike? — Pregunta Andra, mientras se posiciona en modo de defensa.

Él ríe burlándose de la valentía de la chica.

— Date por vencida, ya no puedes hacer nada — Manifiesta enseñando la pistola guardada en el cinto de su pantalón. — Seré claro. Tienes dos opciones — Se acerca a ella, la agarra de la mandíbula y le mueve el rostro de un lado a otro, observando — Obedeces a todo lo que ordene, o mueres — La mira a los ojos y sonríe maliciosamente. Ulterior a esto, suelta su agarre bruscamente y chifla en dirección a la entrada.

Dos hombres muy altos con los rostros llenos de cicatrices, aparecen en el umbral.

—  Pero como sé que eres estúpida para entender algo tan sencillo, te daré un par de lecciones... Llévenla a la jaula — Ordena Emir y luego desaparece.

Los dos sujetos abordan a Andra y esta fracasa en medio de la incesante lucha para no dejarse llevar. 

Confrontando el peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora