Duele recordar
las noches
en que
su vista
se nublaba
a causa de
las lágrimas
que amenazaban
por salir,
y ella
muchas veces
no dejaba
porque sabía
que después
ese inmenso
río no la
dejaría dormir.
Hubo
noches silenciosas
donde
extendía su brazo
y miraba
aquel metal
con miedo.
Y todas
las veces
en que,
antes de llorar
por sus
ojos
o
por sus muñecas,
ella
esperaba
que alguien
entrara
por esa puerta
y simplemente
la abrazará,
así,
sin más,
pero
ella sabía
que no pasaría
porque
esas cosas
solo suceden
en películas
e historias tontas;
así que
ella misma
se destruía
y se reconstruía sola,
en la oscuridad,
en silencio,
a solas,
como tantas veces.
Y nadie
lo notaba
porque
a nadie
le importaba,
y solo quería
tomar su mochila
e irse lejos,
tal vez un un tren,
o en un barco,
incluso caminando,
pero ella sabía
que la tierra
es redonda
y a pesar de todo
todos
los caminos
llevan a Roma.
Puesto #14 en poesía. Muchas graciaas.