Él solo quiere
olvidar todos sus problemas,
así que bebe cerveza
la noche entera,
para olvidar la tristeza,
pero tal vez no funciona.
Así que va al parque,
a ese triste y vacío parque,
y se sienta en un banco
a fumar un rato,
y cuando la marihuana hace efecto,
se acuesta en el pavimento,
mirando hacía el cielo
contando sus penas a la luna,
y sus ojos rojos se vuelven pequeños,
y su sonrisa mejora un poco,
así que ríe intensamente
y no ve pasar la gente.
Así que el cielo también se entristece
por todo lo que Damian siente,
y las gotas empiezan a golpear su cara
pero a él no le afecta nada,
y junto con las nubes,
sus ojos empiezan a desahogarse,
y sus lágrimas se camuflan con la lluvia.
La noche es larga,
pero acaba.
Damian no quiere
enfrentar la triste mañana,
ni al colegio,
ni a la gente,
porque no es saludable
para una mente inestable.
Y así pasan sus días,
vacíos,
tristes y algo rotos,
pero no hay nada que la droga no arregle
y que lo haga sentir más fuerte,
así que,
cada día fuma,
o
inhala y se esfuma.
Pero hay días que ya no resiste,
y la droga le ha carcomido hasta la mente,
pero nadie lo nota,