Capítulo 29.

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Justin PDV.

                           
"Ughhh...."

Estoy en la puerta recostado en mi gran reloj de mi habitación, viendo a Rosie retorcerse de dolor en mi cama.
Su lindo rostro estaba enterrada en una almohada mientras sujetaba su estómago dolorido.                       
Esther estaba de pie junto a ella, arañando su cabello como si estuviera tratando de consolarla y averiguar lo que estaba mal.

Princesa... —suspiro, acercándome a la cama—. Te traje un poco de té caliente y un ibuprofeno. ¡Incluso puse el Té en una taza grande!. —digo, prendiendo la lámpara de la mesita de noche.

—¡No quiero! —ella se queja, amortiguada por la almohada.

Aw, eres mi pequeña princesa de mal humor hoy, ¿no es así?. —me subo a la cama con ella y trato de tirar de ella hacia mí. Esther comienza inmediatamente a lamerme la cara y le rasco la cabeza con una sonrisa.

—¡Nooo! —Rosie reprime de nuevo, me empuja lejos y yo frunzo el ceño.

—¿No quieres que Papi te abrace? —le pregunto, empujando un mechón de su cabello detrás de la
oreja. Ella sacude la cabeza y gemir do de nuevo en dolor—. Bueno, está bien. Entonces... más
mimos para Esther. —frunzo el ceño, mientras toco el terrier sedoso adorable en mis brazos.

Ella amablemente toma mis mimos a diferencia de algunas personas...

Los Papis deben dar mimos, piensan demasiado e incluso entienden lo que está pasando a hacia sus pequeñas, pero ahora me siento un poco descuidado. Ya he pasado tres días sin Rosie.
Apenas este mes me ha dejado que la tocara. ¡Ni siquiera la había castigado por estar de mal humor y ser grosera conmigo! Oh, y no olvidó que... ¡Incluso fui a seis tiendas diferentes ayer para encontrar su té especial del que tanto le gusta beber!.

Cuando me di cuenta de que no iba a ceder y acurrucarse conmigo, suspiro y salgo de la cama con Esther todavía acurrucada en mis brazos.

Al cabo que ni quería frotar su barriga. —digo entre dientes, un poco herido, saliendo de la habitación.

(.....)

Hola, Emily. —suspiro, sentándome en uno de los taburetes de la barra de desayuno—. ¿Cómo estás hoy? —le pregunto.

Se detiene lavando los platos y me da una mirada—. Estoy bien,
Gracias. ¿Qué pasa, Justin?. —pregunta ella respetuosa.

Harold, Emily, y Yo hemos sido amigos desde la universidad, así que les permitía que me llamaran por mi nombre de pila.

Rosie sólo estar de mal humor hoy, debido a problemas como cualquier otra chica y ella no me permite... acercarme a ella. —exhalo, murmurando la última parte y mirar hacia abajo en el cachorro adorable en mis brazos.

—¡Oh, Justin! —se ríe a la ligera—. Tú siempre tan sensible a estas cosas... —miro hacia ella y estrecho los ojos como diciendo; "no en voz alta, por favor". Se ríe de nuevo y me da palmaditas en la mano—. Ella estará de vuelta a los pocos días. No te preocupes tanto.

Harold decide aparecer en ese momento. Sus ojos van hacia las manos de Emily sobre la mía y habla:

Maldición, sabía que si trabajaríamos aquí, pronto caerías ante sus pies. —Él chasquea los dedos en decepción a Emily y ella le da un pequeño golpe en su pecho—. ¡Ay! —Harold se frota con cuidado.

Cállate, estirón grande. Justin sólo se siente rechazado por Rosie. —ella besa los labios de Harold antes de salir de la cocina mientras se oye el "ding" de la lavadora.

—¡Su nombre es Sr. Bieber! ¡No Justin! —Harold dice mi nombre en tono de burla, pero grita cuando es golpeado repentinamente en
la cara con un par de calcetines.
Me lo merecía. — murmura, recogiendo los calcetines del piso—. Así que... —se da la vuelta y me mira a los ojos cuando finalmente esconde la risa que estaba tratando de escaparse durante su pequeña versión de afecto—. Dile a Harold tus problemas. —establece su mano en un puño debajo de su barbilla, sus codos sobre el mostrador, y me da toda su atención.

Veo que has pasado demasiado tiempo con Rosie demasiado. —río—. ¿Qué pasó con el
tipo que no bromeaba?. —le pregunto mientras él se ríe igual.

Tú chica definitivamente cambió las cosas por aquí. —toma una manzana roja jugosa de un cuenco y se clava en ella.

Suspiro de nuevo al pensar en ella—. Está de mal humor por sus días, obviamente, no me gusta verle de esa manera, así que estoy tratando de acurrucarme con ella y asegurarme de que esté cómoda pero sigue empujándome y manteniendo distancia... —niego a mirarlo a los ojos por lo que me acomodo al ver dormir el cachorro en mi regazo—. Siento que ella todavía está molesto por lo del asunto de Marie. —mis labios forman una mueca de disgusto mientras siseó en su nombre—. Me refiero.... quiero decir, la entiendo, la dejo tener su espacio, pero joder, ella no me ha dejado en tocarla o acercarme a ella como en... ¡Un mes! ¡Un maldito mes! Tengo las bolas azules de mierda, hombre. Nunca he tenido este problema antes. —niego con la cabeza.

Harold hace un sonido de silbido conmocionado—. Me he dado cuenta de que todo ha estado excepcionalmente silencioso por aquí... —se desvanece como yo asiento con los ojos abiertos.

Pensé que consiguiendo a Esther le haría entrar en razón, pero no. ¡Ahora sólo su atención está en el cachorro! —pongo mi cara sobre la encimera y apenas puedo detener el gemido exhausto que se me escapa—. Sólo... sólo quiero que me quiera más, hombre. —podía sentir mis lágrimas pinchando en mis ojos y mi voz desgarrarse un poco y mi labio inferior temblando, así que rápidamente me detengo y me calmo—. Lo siento. Ya no importa. —voy a ponerme de pie pero él me detiene.

No, está bien. Nosotros, los hombres también tenemos nuestros momentos. Sólo tienes que esperar un poco más, ella entrará en razón, lo prometo. Ella la quiere, no dudé de ella Señor. —dice tranquilo.

Gracias. —le doy una pequeña sonrisa antes de ponerme de pie y subir las escaleras ya que era casi la hora de dormir.

Miro a escondidas en nuestra habitación, veo que ni siquiera le importa que esté con ella.

A la mierda todo. —murmuro. Dos pueden jugar este juego.
Esto probablemente va a causar algo malo, pero ¿qué tengo que perder con intentarlo?.

Hago mi camino a mi oficina de la casa y mientras llevaba mi almohada y una manta de la habitación.
Me acomodó en mi sofá con Esther acurrucada a mi lado, suspiro y cierro mis ojos preguntándome qué va a pensar ella cuando se de cuenta de que no le frotaría esta vez su barriga como todas las noches.
Sólo quizás, no se de cuenta.

Por favor, Dios, haz que me quiera de nuevo.




Traducción ©stuckwithjustin 2015.
Copyright ©stuckwithjustin 2015.
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Daddy's Girl © | Justin Bieber | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora