Capítulo 9.

23.1K 1.1K 327
                                    

Capítulo traducido por una lectora.

Justin PDV.

—¡Papi! ¡Papi! ¡Papi! ¡Papi! ¡Papi! ¡Papi! —miro por encima de mi libro sonriendo satisfecho mientras escucho pequeñas pisadas corriendo a través del pasillo hacia mi oficina. La puerta se abre y Rosie entra corriendo.

—¿Sí, querida? —pregunto, antes de quedarme sin aire cuando ella salta sobre mi regazo.

Ha estado sintiéndose mucho mejor con el pasar de los días, y ha vuelto a ser su pequeña, loca y linda "yo".

—¿Podemos ir a jugar? Por favor, Papiiii, ven a jugar conmigo. Para de trabajar y ven a jugaaaaaaar —gimotea ligeramente mientras salta arriba y abajo en mi regazo, mientras la miro con admiración y una sonrisa.

Está bien, encanto. Vamos a jugar —le doy una palmada en sus muslos en señal para que se ponga de pie, y ella lo hace, chillando con felicidad.

Me paro también, tomando su mano, mientras ella me arrastra fuera de la habitación. El marco de mi puerta de 1.87 metros encima de su pequeño cuerpo de 1.54.

—¡Quiero mostrarte algo genial, papi! —se ríe mientras caminamos por el pasillo.

—¿Es tu trasero? —pregunto en burla con un tono de voz emocionado.

—¡No Papi! —chilla—. Aunque quizás luego... —Se encoje de hombros y asiente con la cabeza, haciéndome carcajear fuertemente. Continúa encaminándome por las escaleras hacia la puerta trasera—. ¡Mira Papi! —señala hacia el patio de juegos hecho a su medida que mandé a construir solo para ella.

Lo sé, petite fille. Lo hice solamente para ti. —ronroneo en su oído, mientras envuelvo mis brazos por su cintura y la sostengo cerca.

Por poco se derrite cuando la llamo "pequeña" en francés. Lo hablo fluidamente, debido a que nací y crecí en Paris, Francia. Aunque mis padres eran de Canadá, ellos eran personas de negocios y viajaban mucho. Hice la secundaria y me gradué en Verona, Italia. Por lo tanto puedo hablar Italiano, Francés, Japonés, Mandarín, Árabe, Alemán, y por supuesto Inglés, por nombrar algunos pocos.

Sale de mis brazos y corre hacia los columpios—. ¡Heeey! —pongo mala cara—. Tú no puedes simplemente huir de mis besos de esa manera. —gruño, haciéndola soltar pequeñas risitas.

—¡Lo siento Papi! ¡Ven a empujarme! —gimotea.

—¿Por favor? —la regaño, caminando hacia ella—. Modales, pequeña. —Ella rueda sus ojos ante mi reprimenda. Agarro su barbilla rápidamente. —¿Disculpa? ¿Qué fue ese irrespeto que acabo de ver? Te pondré sobre mis rodillas y te azotaré hasta que tu pequeño trasero se vea morado. Puede que te ame, pero eso no hará que pare de corregir tu comportamiento. —la reprendo severamente, mi voz de papi sonando como una explosión.

Sus ojos se llenan de lágrimas y me empuja, corriendo de vuelta a la casa. Estrecho mis ojos y camino calmadamente de vuelta a la casa. Subo las escaleras, y una vez que llego al baño agarro su cepillo para el cabello. Camino por el pasillo hacia la habitación de Rosie, y la veo llorando en una esquina—. Mi pequeña —digo, haciendo que ella levante su cabeza—. Ven aquí. Ahora. —enrosco mi dedo índice como diciendo "ven aquí".
Ella se para lentamente, trayendo su no –aún– magullado culo y caminando hacia mí—. Ven conmigo. —ésta vez, ni siquiera agarro su mano, solo espero que me siga.

Cuando llegamos a mi habitación, me siento en el sofá mientras hago que se incline sobre una de mis rodillas. Tomo mi otra pierna, y la paso por encima de las suyas para que no logre patear.

Por favor, dime lo que dicen las reglas #2 y #9, Rosie. —pregunto, tomando sus brazos y sosteniéndolos atrás de su espalda con una sola mano, mientras la otra sostiene el cepillo.

Uhm... —estornuda—. No i–irrespetar a papi y no ser una m–mocosa... —ella llora, balanceando su cabeza y golpeándose a sí misma con mi pierna lentamente.

Así que sabes que mereces éstos azotes, ¿verdad pequeña? —pregunto, frotando el cepillo contra su trasero.

S–sí señor —solloza.

Bien, te quiero. —es todo lo que digo, antes de golpear su trasero con el cepillo arriba y abajo rápidamente varias veces. Ella grita y llora con cada golpe, intentando dar patadas.

Varío el tiempo entre golpe y golpe, así ella no podrá saber dónde y cuándo sucederán. Paro por unos cuantos segundos para subir su falda y bajar sus bragas. Su trasero ya estaba un poco rojo.

Esto es lo que pasa cuando irrespetas a papi. Sin importar dónde estemos, voy a azotarte. No me interesa si estamos en una habitación llena de gente. Si eres tan audaz para comportarte como una mocosa frente a ellos, podrás tomar tu castigo frente a ellos también. —digo, sin dejar de azotarla. Ella se queja y solloza en respuesta.
Tiro el cepillo y continúo con mi mano—. Sólo 30 más. —digo, golpeando con mi mano su caliente y azotado culo. Su color estaba cambiando a un morado intenso. Rápida y efectivamente termino con los azotes. Sus quejas me hacen rodar los ojos. —Oh, para de lloriquear... —digo, tomando dos de mis dedos y pasándolos por su suave y goteante coño—. Eres tan dramática. —empujo mis dedos hacia adentro y hacia afuera lentamente, mientras sus quejidos se convierten en gemidos—. ¿Ves? Si yo no fuera un buen Papi, podría haberte dejado aquí llorando, pero decidí darte placer. No soy un mal Papi aún cuando mi niña es mala y ruda conmigo. —acaricio con mi otra mano su morado y azotado culo, mientras enrosco los dos dedos en su interior, causando que se sacuda. Mi pulgar haciendo círculos en su clítoris—. Puedes correrte. —digo, haciendo que ella lo haga inmediatamente. Saco mis dedos de su interior, y aliviándolos los pongo en mi boca, lamiendo su excitación—. Mhmmm... —gimo rápidamente por el sabor. Sabe delicioso—. Arriba —golpeo sus muslos—. Inclínate encima de la cama. No te muevas. —digo apuntando hacia la cama antes de dirigirme hacia el baño. Abro mi enorme gabinete de medicina, cremas y geles.
Tomo la crema de enfriamiento y camino de vuelta a la habitación—. Buena chica, tu sí sabes ser obediente. —digo la veo inclinada sobre la cama, con su amoreteado trasero en el aire.

Aprieto el bote de la crema en mis dedos, antes de frotarla sobre su trasero. Ella jadea por el dolor en lugares específicos, así que me arrodillo para besarlos. Subo a la cama y extiendo mis brazos, haciendo que ella instantáneamente gatee hacia mí. Ella se acurruca y frota su nariz mientras acaricio su culo y beso su frente.

Te quiero, gatita. No me gusta castigarte, pero a veces no me das otra opción. —suspiro.

Lo siento, papi. —dice frotándose los ojos—. También t-te quiero... —hipa.

Shhh... mi dulce niña, te perdono. Ya todo terminó. Duerme, estaré justo aquí cuando despiertes. —digo, llevando su cabeza al hueco de mi cuello. Ella pone su pulgar dentro de su boca dulcemente, y no puedo hacer nada más que sonreír.

Adorable.



Traducción ©stuckwithjustin 2015.
Copyright ©stuckwithjustin 2015.
Todos los derechos reservados del autor.
Prohibida su copia, traducción, adaptación y más sin el consentimiento del autor.

Daddy's Girl © | Justin Bieber | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora