Capítulo 18: Dejando de ser una desconocida.
Mis ojos se abrieron de forma descomunal. Su boca era suave y dulce, aunque el beso era rudo. Con la mano libre lo empujé y cuando se separó lo abofeteé.
-Si vuelves a tocarme la próxima vez el golpe será mucho más abajo- le advertí.
-Está bien, no te tocaré. Pero necesito hablar contigo- respondió con impetú.
-Tienes cinco minutos- crucé los brazos sobre mi pecho y esperé a que empezara.
-Vicky llevo todo este tiempo pensando en ti. No se que me pasa, no quería hacerte daño, al menos a ti no. Quería hacérselo a Ryan. Que comprendiera lo que es perder a la mujer que ama-supiré en cuanto escuhé su nombre- Desde que te ví la primera vez en casa de Mel y Jason me moría por besarte, y cuando me enteré de lo tuyo con...-dudó un momento y continuó- En ti encontré la manera de poder vengarme. Pero tenías razón, él no me arrebató nada, fue Helena quien decidió tomar otro camino.
-Me alegro que lo hayas entendido- dije con frialdad.
Me giré para entrar en mi casa, me paré en cuanto oí a César decir:
-No has dicho nada respecto a que no he dejado de pensar en ti...
Volví a encararlo y con más frustración que ira le solté:
-¿Qué quieres que diga César? Pensé que podía confiar en ti y a la primera de cambio me mentiste. -solté el aire dándome cuenta que lo contenía y cerré los ojos-No digo nada, por que sinceramente no tengo nada que decir.
-Pero tu...me gustas, Vicky- dio un paso hacía mi y me alejé.
-Crees que te gusto, pero no es así. Puedes sentir cierto aprecio, pero nada más.
-No Vicky- negó con la cabeza y clavó sus ojos verdes en los mios, dando veracidad a sus palabras-Me gustas como mujer, como amiga, como amante...
Comencé a sentirme incomoda. César era un gran chico, pero yo no sentía aquello que él decía sentir por mí.
-Lo siento... yo...
-Sigues enamorada de Ryan-Acabó mi frase- Dame una oportunidad, déjame intentar que lo olvides. Yo puedo darte todo lo que él jamás te dará.
Mi mente iba a mil por hora. No quería hacerle daño a nadie y mucho menos mentirle.
-Yo...- dudé unos segundos, estaba buscando las palabras adecuadas- Lo único que puedo ofrecerte es mi amistad. Lo siento.
-Por algo se empieza. - Sonrió y me abrazó.
Tenía razón por algo se empezaba, solo el tiempo podría decirme sin César podría ocupar el lugar en el que Ryan era amo y señor, mi corazón.
Al separarnos me invitó a cenar; me negué, estaba demasiado cansada. Le prometí que saldríamos otro día y me aseguró que me llamaría.
Caí en la cama rendida, y como de costumbre en mis sueños los protagonistas no eran otros que unos preciosos y cristalinos ojos azules.
Los días pasaban con tranquilidad. Samuel el padre de Mel seguí sin entender el porqué de mi abandono en la carrera, yo me limitaba a repetirle siempre la misma excusa "Necesito tiempo para escribir" él parecía quedarse conforme, aunque en cuanto tenía ocasión se lanzaba a preguntarme de nuevo.
Seguía trabajando en la cafetería, donde la rutina era el pan de cada día. Amaya se puso eufórica cuando le entregué la invitación para acudir a la fiesta de máscaras en la que anunciarían mi novela. Las Ret se pusieron como locas con la idea y mis padres también decidieron que irían, aunque no pusieron mucho ánimo en ello. Quería tener cerca a todas las personas a las que quería aquella noche, necesitaba su apoyo para poder calmar mis nervios.
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El desconocido.
General FictionVicky buscaba olvidar en aquella noche, con lo que no contaba es que apareciera el hombre que turbaría sus sueños. En la habitación del hotel más cercano se desató una pasión que terminaría a la mañana siguiente, cuando al despertar halla una triste...