Capítulo 6: Sorpresa, sorpresa...

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  • Dedicado a Berenice Vazquez Olvera
                                    

Capítulo 6: Sorpresa, sorpresa…

El martes cuando llegué a la universidad me caía de sueño, me había vuelto a despertar por culpa de unos ojos azules y no pude seguir durmiendo. Mel me interrogó sobre la comida con Ryan y le conté todo lo que había pasado, obviando el detalle de cuando mencionó a su padre.

En literatura inglesa noté la mirada del profesor en todo momento puesta sobre mí, lo que me hizo más difícil poder concentrarme. El día pasó igual que el anterior e igual que el resto de la semana. Ryan me mandaba mensajes preguntándome como estaba y recordándome que el domingo teníamos planes (como si lo pudiera olvidar), Mel volvió a pedirme que fuera con cuidado y yo simplemente intentaba controlar las dichosas mariposas de mi estómago. Iba de la universidad a casa y de casa a la universidad. Mis padres me llamaron para preguntarme como seguía y como siempre volvimos a discutir, estaba más que cansada de esa lucha continua contra ellos. Estudié e hice el examen de latín entregándolo completamente contestado.   

El viernes Mel me llamó para invitarme a cenar a su casa con Jason y un amigo de este, sabía lo que se proponía pero aún así acepte.

–Huele estupendamente– dije cuando entré en la casa de mi amiga.

–Jason ha hecho una de las recetas de su padre.

Mi me amiga me dirigió hasta la inmensa cocina donde se encontraba su prometido y un hombre rubio de ojos verdes bastante guapo.

–Vicky te presento a Cesar. Cesar ella es Vicky.

El rubio me tendió la mano a modo de saludo, mientras su mirada me recorría de la cabeza a los pies.

–Es un placer Vicky.

–Igualmente.

Me acerqué a Jason y lo saludé con dos besos. Mel y él hacían una pareja perfecta, él medía un metro noventa y ella apenas llegaba al metro setenta. Jason era algo así como un armario empotrado, de piel morena y pelo negro, los ojos eran tan oscuros como su pelo, pero aun teniendo un aspecto tan imponente era un trozo de pan.

–Espero que no tengas nada que ver que todo esto– le susurré.

Él negó con la cabeza y se echó a reír.

Entre todos ayudamos a colocar la mesa, Cesar no dejaba de mirarme y aunque era guapo y bastante agradable no le presté atención, él no era el propietario de los ojos azules que aparecía cada noche en mis sueños.

Durante la cena Mel hablaba sobre mí poniéndome en un pedestal, y el chico me sonreía y alababa mis meritos, yo me dedicaba a llenar mi copa de vino y vaciarla en un tiempo record, no tenía ganas de soportar otro intento de mi mejor amiga de buscarme pareja. Cesar contó que era médico, que le gustaba viajar y no me acuerdo de nada más ya que llegó un punto en el que me limité a asentir sin escucharlo, todos mis pensamientos estaban puestos en el domingo.

–Creo que mejor es que marche ya. –dije cortando al rubio mientras hablaba de animales (creo).

–Vicky nena, te has bebido casi una botella entera de vino, no puedes conducir. –sabía muy bien lo que pretendía Mel.

–Yo la llevaré. –Se ofreció Cesar, picando en el anzuelo de mi mejor amiga.

–No hace falta, cogeré un taxi.

–Insisto–Cesar se puso en pie y se encaminó detrás de mí, a la salida.

Durante todo el trayecto él habló y habló aunque yo solo le contestaba para darle indicaciones por donde tenía que ir. Me estaba comportando como una verdadera imbécil, pero estaba demasiado nerviosa pensando en que sorpresa me esperaría el domingo como para prestarle atención al rubio.

El desconocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora