Capítulo 22: Una desagradable visita.

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Capítulo 22: Una desagradable visita.

Parpadeé varias veces seguidas. No podía decir nada, pensaba que si hablaba me despertaría. ¿Realmente estaba oyendo bien?

-Vicky ¿Sigues ahí? -Hice un leve sonido en respuesta afirmativa-¿Has oído lo que te he dicho? Ryan no se ha casado. Te quiere.

Mi vista estaba fija en el algún lugar de la habitación, pero no prestaba atención a lo que miraba.

-¿No...no se ha...casado? - Tartamudeé.

-¡NO! Le confesó a Helena que no podía hacerlo, que estaba enamorado de otra persona- Contaba Mel llena de júbilo.

Cerré los ojos con fuerza e intenté respirar, se me había olvidado hacerlo, se me había olvidado el mundo entero. Quería regresar, quería estar entre los brazos de Ryan.

No se había casado... no lo había hecho. Realmente me quería tanto como yo lo quería a él.

-Dí algo...-Pidió mi amiga- Chilla, llora, ríe... pero no te quedes callada.

-No se ha casado- repetí como si estuviera en trace. No podía creerlo.

-No, no lo ha hecho- confirmó de nuevo con calma.

De repente sentí como si toda la tristeza que había sentido se evaporace. Solté el teléfono, me subí a la cama y comencé a saltar chillando y riendo. Ryan lo había hecho, había dejado todo por mí. Ya no me importaba lo ocurrido; el sufrimiento, la decepción, el dolor... todo desapareció. Solo quería estar a su lado.

Al recordar que Mel seguía al otro lado de la línea, me tiré sobre el colchón sin poder parar de sonreír.

-Escuchame, necesito que me ayudes. Esto es lo que vamos ha hacer- Comencé a explicarle pidiéndole lo que quería que hiciera.

Cogí toda la ropa que había llevado y la tiré al interior de la maleta, sin preocuparme por doblarla. Me dí una ducha, me praparé y salí de la habitación casi a la carrera. Me subí en un taxi rumbo al aeropuerto. El trafico era una locura, había atascos por todos lados, en cuanto vi a la gente con gorros de Papa Noel comprendí el porqué. Estábamos en vísperas de Navidad. No pude evitar sonreír al pensar que mi regalo sería Ryan.

Seguía con el miedo de despertar y que todo aquello solo fuera un sueño, por lo que me pellizqué varias veces. Dolía, estaba despierta.

Corrí por aeropuerto, chocando con gente que llegaba y gente que como yo, se marchaba. Compré el billete para el primer vuelo, en menos de una hora saldría rumbo a mi felicidad.

Caminaba nerviosa de un lado a otro por la terminal. En una de las tiendas vi una camisa del Manchester y recordé que no había comprado nada para mis amigos. Cogí dos camisas del equipo del fútbol, una para Jason y otra para César, para mis padres una enorme caja de dulces, a Mel y a las Ret les compré unas preciosas pulseras de las que colgaban; El Big Ben, El ojo de Londres, el típico autobús rojo, y un pequeño corazón con la bandera de Inglaterra. Para mí, de recuerdo, una bola de cristal con la ciudad en su interior, al agitarla la purpurina volaba por toda la esfera haciendo parecer que nevaba. Busqué algo para Ryan, pero no encontraba nada adecuado, hasta que dentro de una librería me topé con su obra favorita, Hamlet. Tomé asiento en una cafetería, con un café bien cargado entre las manos abrí el regalo de Ryan, cogí el bolígrafo y en la primera hoja en blanco escribí:

"He venido para olvidarte y lo único que he conseguido es recordarte.

He pisado tierra desconocida y no he anhelado la mía, solo te he extrañado

El desconocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora