Capítulo 9: La confesión.

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  • Dedicado a Patricia Guisado Cabas
                                    

Capítulo 9: La confesión

–Tienes razón. Olvidemos el futuro. – dije con entusiasmo fingido.

Las palabras que había dicho eran preciosas, pero él estaba hablando de un presente conmigo y pensando en un futuro con su prometida. Por mucho que quisiera pensar lo contrario, sabía que nuestra relación tenía una fecha de caducidad.

–Pues entonces, vivamos el presente. Vamos al agua. –agarró mi mano, ayudándome a entrar en la bañera. Él se sentó tras de mi.

Apoyé la cabeza en su pecho y cerré los ojos intentando quitarme de la mente lo malos pensamientos. La canción cambió y sonó “Temblando” de Hombres G, inconscientemente empecé a cantar mientras Ryan hacía cosquillas en mi brazo.

–Y llorando, me había jurado que nunca iba a llorar, escuchando cada palabra que no quiero escuchar. Desgarrándome, suplicándote, intentando hacerte recordar pero tu solo dices… voy a colgar.

Cuando la canción finalizó, se acercó a mi oído y susurró:

–Peor que los perros, pero aún así me gusta oírte.

Levanté mi cabeza sonriendo y acerqué mi boca a la suya. Las canciones seguían cambiando mientras nos enjabonábamos el uno al otro, entre besos y caricias nuestros cuerpos se fueron buscando, hasta que a horcajadas sobre él llegué a un nuevo orgasmo.

Desnudos, cansados y satisfechos nos metimos en la cama. Apoyé mi cabeza en su pecho ha modo de almohada y él me abrazó.

–¿Puedo hacerte una pregunta? – mi voz sonaba débil por el cansancio.

–La que quieras.

–¿Por qué nunca has usado protección?

Tenía que saberlo, aquella pregunta me rondaba la mente desde nuestro segundo encuentro.

–He usado durante todas mis relaciones, contigo la primera noche utilicé, pero cuando volvimos a encontrarnos me fije que tomabas las anticonceptivas. Nunca me he saltado la regla de utilizar preservativo, aunque tomaran la pastilla pero contigo… Me gusta sentir tu piel contra la mía en todos los aspectos. Y si te preocupa que tenga alguna enfermad…

–No Ryan, no es eso– le interrumpí– Era mera curiosidad. A mi también me gusta sentirte en todos los aspectos.

Besó mi frente, comenzó a hacer cosquillas por mi espalda y brazo. En aquel momento quise decirle que estaba enamorada de él, pero opté por callarme, no quería perderlo tan pronto.

–Marmotita, cariño despierta. – La voz de Ryan me sacó de un sueño profundo.

Abrí los ojos y me encontré con su preciosa sonrisa.

–Hola preciosa. – dijo y me besó con ternura.

–Buenos días, precioso.

Ver a aquel hombre recién despierto causaba un orgasmo mañanero, el pelo totalmente despeinado, los ojos ligeramente entrecerrados y la sombra de la barba apareciendo en su precioso rostro, pasé la mano por aquella zona, deleitándome con el tacto de la suavidad de su piel y la aspereza de los pelos que estaban empezando a salir.

–¿Desayunas conmigo antes de irme?.

Recordé que era lunes, tocaba ir a la universidad. “Bienvenida el mundo real” mi conciencia como siempre llevó mis pies a la tierra.

–¿Qué hora es?

–Las seis. Es temprano y solo hemos dormido tres horas. Si quieres quédate en la cama.

El desconocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora