Capitulo 11

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No lo podía creer. Cuándo abrió sus ojos y vio el cuerpo, completamente desnudo de Justin recostado a su lado cayó en la cuenta de que no era un sueño, era real. Había hecho el amor con Justin, había tenido su primera vez con él.

—Buenos días, osito.

Justin se sentó sobre el colchón y abrazó a _____ con ternura.

—No me llames osito. Llámame _____; por algo me llamo así.—reclamó la castaña mientras sonreía, pero luego su sonrisa se borró inmediatamente—Justin... ¿Crees que nos estén llamando? ¿Que estén preocupados por nosotros? 

Justin plantó un beso sobre la frente de la castaña, tranquilizándola.

—Tranquila. No te pongas nerviosa. Si quieres, lanza tu celular al río y se arregla todo—bromeó, lanzando una carcajada—Bueno... diles que estás bien, y mejor... ¿Porque es verdad, no...?

Y los dos se ruborizaron, sólo que _____ bajó su cabeza para que Justin no lo notara. ¿Cuántas veces se había ruborizado, contando este día y el anterior? Millones. Y las mariposas dentro de su estómago no desaparecían.

La castaña cogió su teléfono entre sus ágiles y a la vez delicadas manos. Se leyó una alerta que decía “Batería baja” y ella lo ignoró. Luego...

39 llamadas perdidas de Mamá. 56 mensajes.

Ni se tomó la molestia en leerlos, todos decían lo mismo: “¿Dónde estás, cariño? ¡Ven a casa pronto!” y ella sintió un nudo en la garganta, al leer el último. “Ronan no está en casa cariño... temo que le haya pasado algo... sabes, no te preocupes. Lo solucionaré yo”

Ronan. Ronan era su padrastro. O más bien, así le llamaban. Bueno... el punto era que su madre debía tener dos golpes bajos, su prometido estaba muerto (Pero se lo merecía) y su hija se había marchado sin dejar rastro alguno.

Justin sonreía mientras miraba la pantalla de su teléfono. Christian había enterrado seis metros bajo tierra -como lo prometió- al bastardo de Ronan... ¿O debería decir, el que algún día fue el bastardo de Ronan? Da igual, estaba muerto. Frío, cómo el hielo. Quieto, cómo una roca. En pocas palabras, en seis letras: Muerto.

_____ sintió pena. Y a la vez vergüenza de sí misma. Y cubrió su anatomía un poco más, tirando de las sábanas blancas. 

—¿Porqué te tapas? Ya lo he visto todo. Eres hermosa... de eso no hay duda.

_____ sintió cómo la penetrante mirada de Justin estaba posada sobre ella. Con admiración, con dulzura y con amor. Dios... ¿Se podría pedir a alguien más perfecto...?

—Justin... ¿Seguimos siendo novios?—preguntó ella con timidez, temiendo que su respuesta fuera un no.

Justin la besó. Sus lenguas, hacían una batalla. Y ellos mismos, luchaban contra su propia voluntad de mantener su cordura, a pesar de que anoche la habían perdido.

—¿Eso responde a tu pregunta?

Ella asintió tiernamente. A Justin le causaba una ternura extrema verla así, con el cabello desordenado y despeinado, con unas gotas de sudor por la noche anterior, con sus ojos verdes brillantes que le encantaban tanto y sus labios, de color rojo mate, rojos e hinchados de tantos besos. Sus mejillas, levemente teñidas de color rosado pálido y cuándo ella se sonrojaba, un color carmesí se plantaba en ellas y ardían, cómo el mismísimo fuego.

—Te amo.

—Te amo.

—No... yo te amo más.

(...)

Tres meses después.

Tres meses. Tres meses después de haberse escapado por que Justin había matado al inútil del que se había aprovechado de su novia. Habían huido de la sociedad, aislados, vivían aislados de la sociedad en aquella cabaña a mitad del bosque. De vez en cuándo, salían a comprar comida, escondidos con las capuchas. Los anuncios en busca de la castaña y el oji-miel no desaparecían. La esperanza se perdía poco a poco.

Justin salió de su motocicleta y se quitó la capucha. Hacía demasiado calor. Se encontró con su vida, su amor.... su _____, preparando el almuerzo en la cocina. Menú de hoy: Spaghetti. 

—¿Cómo te fue?—preguntó ella, mientras se acercaba para darle un beso en los labios. Justin se lo respondió cordialmente.

—Mejor de lo que esperaba. Christian me ha dado un fajo de billetes que nos quedan para comprar la comida de todo este mes y el próximo, quizás. 

_____ asintió y luego le sonrío y continuó preparando la comida. Ella cocinaba exquisito.

—Está listo—anunció la castaña, mientras servía las raciones de la comida en partes iguales, cada una en su plato.

Justin sonrió y empezó a comer. Tenía mucha, mucha hambre. Y no estoy de coña, estaba hambriento.

—Se notaba que estabas hambriento—se burló _____ mientras soltaba una carcajada tímida.

—Hambriento de tí. Te amo bebe. Tengo... tengo ganas de tí.

AWKWARD. | j.b |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora